Manolo Hernández, peregrino: «Llevo 105 Caminos, pero soy ateo»

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Un cuarto de siglo lleva recorriendo las rutas xacobeas y así seguirá este caminante que no conoce a nadie que tenga tantas compostelas como él. «Lo hago por fortalecimiento personal», dice

21 jul 2022 . Actualizado a las 11:05 h.

Esta semana Manolo Hernández (Hervás, Cáceres, 1955) se encuentra haciendo el Camino Portugués. Lleva más de cien rutas xacobeas sobre sus pies y 25 años obteniendo compostelas. Pocos como él se conocen al dedillo los entresijos de una de las peregrinaciones más multitudinarias del mundo. Hablamos con él, antes de llegar a Santiago en el Día Grande Galicia. Curiosamente es la primera vez que estará en esta jornada tan señalada. 

—Ahora estás terminando tu Camino número 105. ¿Por qué sigues caminando?

—Porque el Camino siempre es diferente. Ya sea por la meteorología; por las circunstancias de cómo te encuentras personalmente; si vas lesionado, por ejemplo, si vas más eufórico o menos; por la gente con la que te encuentras, con la que ya no está porque resulta que ha cerrado el establecimiento... Nunca es igual. Por las estaciones del año, por el viento que hace hoy, por las nubes que están bonitas, preciosas. Ayer había un crepúsculo espectacular... Todo eso es diferente. Y todo eso no lo puedes vivir si no estás en el Camino y vas a pie. Aunque estuvieses en Galicia, circulando en coche, ni lo verías ni lo sentirías ni lo vivirías.

— ¿Cuándo empezaste?

—Fue en el año 97. Salí de Roncesvalles y lo hice en bicicleta. Y me gustó tanto que ya quise hacerlo después a pie.

—Habrás estado el 25 de julio en Santiago muchas veces

—No, nunca. Esta será la primera vez.

—¿Por qué no has hecho por coincidir ese día?

—Primero porque no me gustan las aglomeraciones. Huyo de donde hay mucha gente, como sucede el 25 de julio en Santiago. Prueba de ello es que también evito el Camino Francés, porque está demasiado concurrido y, habitualmente, voy haciendo otros Caminos, que son más solitarios. Y la segunda razón porque yo, gracias a Dios, soy ateo. Entonces el tema de la devoción cristiana y de los santos pues no va con mis razones y motivos para hacer el Camino. Por eso tampoco me ha llamado la atención estar en un día como este en Santiago.

—¿Y este año sí?

—Siempre tiene que haber una primera vez. Y me gusta también probar cosas diferentes. Vamos a ver si efectivamente estoy en lo cierto y se ratifica que no he de estar nunca más en Santiago en un día como ese. O si estoy equivocado y a partir de ahora lo puedo volver a repetir.

—¿Y qué motivaciones te llevan a hacer el Camino?

—Sobre todo lo hago por fortalecimiento personal, físico y mental. La fuerza mental que ganas haciendo el Camino de Santiago, el esfuerzo y esa obligación por superarte y superar las inclemencias y las dificultades para seguir. Y luego, las fabulaciones que se viven, las historias paganas del Camino, las no religiosas, a mí me encantan.

—A este paso, te vamos a seguir viendo por las rutas xacobeas.

—Sí, mientras el cuerpo aguante. El covid ha intentado retirarme del Camino y no ha podido. Y no sé qué es lo que va a poder retirarme a mí del Camino. Voy a intentar seguir haciéndolo porque es donde me siento vivo, realizado, y donde me siento bien.

—Después del covid casi regresaste con más fuerza.

—Hice siete rutas en 21 días. Fue sobre la marcha. Fui a Santiago como me gusta ir, con billete de ida, pero sin vuelta. Y en función de las restricciones del momento y de mis fuerzas, cortar y venirme. Pero si me encontraba con ánimo, seguir. Y me encontré con una fuerza y una alegría enorme.

—¿Y ahora has hecho dos rutas seguidas?

—Sí, hice una primera desde Fisterra a Muxía y de ahí a Santiago, la número 104. Y otra por el Camino Portugués desde Valença do Minho, que es la 105.

—¿Serás un viejo conocido en la Oficina del Peregrino?

—Sí, la verdad es que ya tengo amigos allí.