Los extranjeros se pirran por las aldeas gallegas: «Estaba en Ibiza, un amigo me habló de Galicia y compramos aquí la casa»

YES

ALBERTO LOPEZ

Cansado del bullicidio de la Pitiusa, Marc Thorogood y su mujer Dawn han encontrado su hogar en Guitiriz: «Me gusta la gente y la tierra. Y que no es un desierto», dice

28 may 2022 . Actualizado a las 08:23 h.

Podríamos empezar entonando la mítica canción de James Brown I feel good, porque alguien que lleva en su apellido este adjetivo solo puede sentirse so good, so good en esta tierra que lo ha acogido desde hace ya más de doce años. Cuenta Marc Thorogood que llegó a Guitiriz por casualidad y aquí se ha plantado en el sentido literal de la palabra, junto a su mujer Dawn, «Alba in Spanish», aclara este inglés en un español difícil de entender a pesar de ser todo un veterano por estas tierras. La entrevista la tenemos que hacer vía WhatsApp porque, aunque Marc le pone ganas, a la que escribe le cuesta seguir el hilo. ¡Mea culpa!

Una vez solventada la frontera lingüística, explica que antes de llegar a Guitiriz, estuvo seis años viviendo en Ibiza. «Pero era demasiado pequeño. Nos conocíamos todas las playas y esquinas y necesitábamos un barco o un avión para salir», comenta Marc, que no deja de tener gracia que a un inglés le agobie estar mucho tiempo en una isla, aunque en cuestión de tamaños nada tiene que ver la Pitiusa con la Gran Bretaña, la terminología ya lo dice todo. «Había mucha gente, en la playa estábamos como sardinas enlatadas», bromea. Por eso tenía ganas de conocer algún sitio más tranquilo que la bulliciosa Ibiza en verano.

Fue entonces cuando su amigo Carlos le preguntó si conocía esta comunidad: «Nunca había oído hablar de Galicia. Me lo comentó y me decidí. Nos vinimos». Todo lo que vio le gustó, hasta el punto de que se animó a comprar una casa. No tenía ninguna preferencia. Simplemente se puso en contacto con el marido de Rosi Costoya, Mark Atkinson, que en ese momento se encontraba al frente de la inmobiliaria (Galician Country Homes), y fue él quien le dio las llaves de la que es ahora su casa. Cuenta que estuvieron viendo inmuebles por toda la comunidad, hasta que se decantaron por la que aparece en la foto, en Guitiriz: «Es fantástico. Vinimos a pasar unos días de vacaciones y nos quedamos. Además, no es un lugar muy frío. Tiene un clima templado. Como el suroeste de Inglaterra. Me gusta mucho. Es tranquilo y estás en contacto con la naturaleza», comenta este hombre de 63 años que vivía a 10 kilómetros de la turística Brighton cuando residía en Inglaterra.

Un albergue

El sueño de Marc y de Dawn es poder abrir un albergue para peregrinos. Pero reconoce que la pandemia les ha chafado un poco los planes. Aún así no lo descartan del todo, y creen que el próximo año podrían recibir clientes. Pero ya se verá. «Espero que el mundo no se implique en una Tercera Guerra Mundial», dice. Lo abran o no, lo que tienen claro es que este es su sitio: «Es nuestro hogar». Porque de aquí les gusta todo: «La gente, la tierra y que no es un desierto. También las playas son maravillosas», explica. Casi se podría decir que se siente como un gallego más, eso sí «con acento cockney/español». Y damos fe de ello.

Para Marc, vivir en el campo no es ningún problema. «De lo contrario nos habríamos ido», comenta ante la evidencia de llevar ya tanto tiempo en Galicia. Y reconoce que es el único inglés de la zona: «No se ven muchos por aquí. Solo peregrinos y más alemanes, holandeses, noruegos, italianos...». Confiesa que sus amigos ingleses disfrutan mucho cuando lo vienen a visitar y que los vecinos son encantadores: «Son muy buenos. A veces nos dejan verduras y huevos en el banco que está delante de casa. ¡Tenemos muy buena relación con ellos!». So good, Marc!