Un albergue
El sueño de Marc y de Dawn es poder abrir un albergue para peregrinos. Pero reconoce que la pandemia les ha chafado un poco los planes. Aún así no lo descartan del todo, y creen que el próximo año podrían recibir clientes. Pero ya se verá. «Espero que el mundo no se implique en una Tercera Guerra Mundial», dice. Lo abran o no, lo que tienen claro es que este es su sitio: «Es nuestro hogar». Porque de aquí les gusta todo: «La gente, la tierra y que no es un desierto. También las playas son maravillosas», explica. Casi se podría decir que se siente como un gallego más, eso sí «con acento cockney/español». Y damos fe de ello.
Para Marc, vivir en el campo no es ningún problema. «De lo contrario nos habríamos ido», comenta ante la evidencia de llevar ya tanto tiempo en Galicia. Y reconoce que es el único inglés de la zona: «No se ven muchos por aquí. Solo peregrinos y más alemanes, holandeses, noruegos, italianos...». Confiesa que sus amigos ingleses disfrutan mucho cuando lo vienen a visitar y que los vecinos son encantadores: «Son muy buenos. A veces nos dejan verduras y huevos en el banco que está delante de casa. ¡Tenemos muy buena relación con ellos!». So good, Marc!