Cinco terrazas gallegas para sentarte a comer y olvidarte del mundo

La Voz

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MELOXEIRA PRAIA (O Grove).
MELOXEIRA PRAIA (O Grove). Martina Miser

Aquí te sentarás a comer y a disfrutar de las vistas. A pie de playa o en los patios y jardines que sorprenden en el casco histórico de las ciudades gallegas, hay locales increíbles que bien merecen una visita

15 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Meloxeira se acerca al mar para que puedas comer y cenar casi con los pies en el agua». Con esta elocuente frase anunciaba Álvaro Fuentes, justo antes de Semana Santa, la nueva ubicación de su negocio. Sin dejar el territorio de O Grove, la Taberna Meloxeira, que desde el 2013 venía funcionando en Porto Meloxo se trasladaba a Area da Cruz, en San Vicente, convertida en Meloxeira Praia. De alguna manera, el traslado supone una herencia natural. La nueva Meloxeira se ubica ahora donde durante casi dos décadas la familia de Álvaro Fuentes gestionó un chiringuito de playa.

Y, de alguna manera, Meloxeira Praia combina la esencia de los dos establecimientos que le han dado origen. «No quisimos perder del todo el alma de chiringuito», cuenta su propietario. Por eso en la carta se mantienen platos heredados de la propuesta familiar, como los bivalvos a la sartén de hierro, la fideuá de chocos o el arroz de mariscos, reconvertido ahora en arroz de carabineros o de gambas. Otros, que durante muchos años habían sido emblema del local de la playa de Area de Cruz, como el churrasco de cerdo, sí que han desaparecido en la renovada oferta.

Pero, lógicamente, había que trasladar también al nuevo establecimiento algunos de los clásicos de la Taberna Meloxeira. Platos que consiguieron que el restaurante de Porto Meloxo llegase a figurar en el 2020 en las recomendaciones de la Guía Michelin. Y ahí están, para mantener aquel espíritu y para recordar los orígenes, propuestas como la fideuá de pescado, las vieiras con foie o el ceviche clásico.

Apunta Álvaro Fuentes que la parrilla y las brasas son el corazón de la propuesta culinaria de Meloxeira Praia. Buena parte del producto que se presenta en las mesas ha pasado por ellas. Un producto que en su mayor parte tiene su origen en el mar que se abre, infinito, más allá de su imponente terraza. Los pescados y los mariscos siguen siendo el soporte fundamental de la carta de Meloxeira. El respeto máximo a la calidad del producto con un leve toque de personalidad sigue siendo el postulado fundamental que defiende esta casa.

Ese espíritu de fusión entre pasado y presente, entre lo que podría ser un restaurante de cocina creativa y un chiringuito, tiene también reflejo en la puesta en escena y en el servicio de esta nueva propuesta. «Somos prácticamente el mismo equipo que en Porto Meloxo y queremos seguir manteniendo la calidad de servicio de Meloxeira, pero a pie de playa», comenta Álvaro.

Otra novedad de Meloxeira Praia es que acepta reservas. Durante 19 años el chiringuito se resistió a ellas. Hoy es posible reservar mesa desde la web del local.

Hotel Cabío 

HOTEL CABÍO (A Pobra).
HOTEL CABÍO (A Pobra). MARCOS CREO

Cuando uno llega al Hotel Cabío, ya sea por recomendación o puro azar, es imposible que no se sienta atrapado por el entorno natural que lo rodea. Este pequeño hotel familiar de apenas once habitaciones está ubicado sobre la playa que le da nombre, lo que le proporciona una panorámica espectacular de buena parte de la ría de Arousa. Las vistas solo son la carta de presentación de una propuesta gastronómica basada en la cocina tradicional y el producto de kilómetro cero, siendo los pescados y los mariscos los grandes triunfadores de la carta. «Los compramos directamente en la plaza y muchas de las verduras que utilizamos vienen directos de nuestra huerta», explica Rafa Míguez, segunda generación al frente del negocio.

En cualquiera de las mesas de su terraza y bajo la sombra de los árboles que presiden el recinto, los platos saben, si cabe, todavía mejor. Elegir entre las variedades de pescado a la espalda que ofrecen ­—dependiendo del mercado uno puede encontrarse con lubina, sargo, dorada, sanmartiño, palometa roja…— será difícil, pero cualquiera de ellos cumplirá de sobra con las expectativas. «Lo hacemos entero para evitar que se seque y se abre justo en el momento de servirlo, sin espina. La salsa que se le echa por encima hirviendo lo termina de hacer», resume el propietario. El marisco de la zona, ya sea almeja, berberecho o zamburiña (sí, aquí la zamburiña es autóctona) nunca falla y si uno quiere darse un buen homenaje, el bogavante siempre es un acierto. Lo preparan cocido, con una mayonesa de chile, que contrasta a la perfección con su sabor intenso, pero también en salpicón o a la sartén, salteado a fuego muy fuerte. Para quienes opten por la carne, tienen un jarrete estofado y unas carrilleras de ternera tan jugosas que no necesitan cuchillo y que resbalan nada más entrar en la boca.

Los manzanos 

LOS MANZANOS. Santa Cruz (Oleiros).
LOS MANZANOS. Santa Cruz (Oleiros). MARCOS MÍGUEZ

En la terraza de este cámping ubicado en las afueras de A Coruña, concretamente en Santa Cruz (Oleiros), siempre apetece comer. La carta de Los Manzanos tira de los comensales en cualquier época del año, pero con los primeros rayos de sol conseguir mesa se empieza a poner complicado. «Tenemos una avalancha de reservas», aseguran. «Si hace bueno, hay que reservar con antelación, mínimo con una semana, si no, es imposible», señala Manuel Campaña, encargado del restaurante. Después de conseguir mesa, la siguiente decisión a tener en cuenta es dónde sentarse (siempre que haya para elegir). Tienen varios comedores: dos interiores, el de la chimenea y la galería; y varias zonas en el exterior: porches, terraza con cristal y otra con sombrillas. En cualquiera se está de vicio: en medio de la naturaleza, donde el único «ruido» es el agua del arroyo que cruza la propiedad, que en verano está tomada por los campistas. Los veraneantes también se sientan a la mesa del restaurante, principalmente en temporada alta, pero el grueso de la clientela son vecinos de la comarca. Este restaurante, donde tienen mucha fama tanto los arroces (sobre todo de bogavante y de marisco), los pescados, y las pizzas artesanales hechas en horno de leña, es el lugar perfecto para celebrar tanto una comida familiar, de amigos o de empresa. En la terraza caben entre 100 y 125 comensales, y en el interior, «porque también hay clientes que prefieren comer dentro». Esto lo convierte en el escenario perfecto para cualquier celebración: desde bodas hasta comuniones o bautizos. «Este verano ya lo tenemos bastante concurrido», apunta Manuel sobre la vuelta de los eventos a la vida social. El encargado del restaurante no se atreve a desvelar el secreto de esta terraza, pero les aseguro que si se sientan una vez, querrán repetir.

Para enamorarse 

BAYSHA SOULFOOD (Ourense).
BAYSHA SOULFOOD (Ourense). MIGUEL VILLAR

Eso es precisamente lo que le pasó al hostelero ourensano Pablo Domínguez Veloso: se enamoró del local que hay a las puertas de los vinos de Ourense, en la plaza de As Mercedes, en pleno casco histórico de la ciudad. Y allí, en una casa del siglo pasado completamente reformada, con una enorme terraza ubicada en un patio, salpicada de árboles frutales e iluminada por pequeñas bombillitas, dio vida a Baysha Soulfood. Dice que son especialistas en cocinar con alma, para gente que quiere poner fin a la prisa y disfrutar de un rato sin reloj y al aire libre. Los clientes llenan sus mesas desde la hora del vermú. «Nos encanta este sitio en cualquier momento del día y del año», dice Pablo Rodríguez, un enamorado del local.

No hay que perderse la comida de Baysha. «Soy de Lobios, de A Baixa Limia, y este lugar es un homenaje a mi tierra, por eso apostamos por la carne de cachena», explica. Imprescindible probar sus hamburguesas gourmet, sus nachos completos y sus croquetas. Además, la mayoría de cenas de los fines de semana van acompañadas de algún espectáculo. «Soy un amante de la cultura y aquí todo tiene cabida. Acabamos de celebrar nuestra particular Feria de Abril con una actuación de Tacón Gitano. Pero hemos traído música en acústico, funciones de cabaré, de circo, de rock, recitales... de todo», comenta Pablo. El objetivo es que la gente disfrute y repita y, desde el principio, se enamore.

Un oasis en el franco

MARIE MINER (SANTIAGO). El Marie Miner es el restaurante más distinto al resto que ha abierto nunca en la rúa do Franco. La calle de vinos compostelana siempre se identificó con locales más bien pequeños y turísticos, pero el local de los hermanos Carol y Miguel Pérez sorprende por su decoración interior y por un patio muy bien arreglado que sí se identifica con la arquitectura del casco histórico. Se puede disfrutar casi todo el año gracias a los invernaderos y amplias sombrillas.
MARIE MINER (SANTIAGO). El Marie Miner es el restaurante más distinto al resto que ha abierto nunca en la rúa do Franco. La calle de vinos compostelana siempre se identificó con locales más bien pequeños y turísticos, pero el local de los hermanos Carol y Miguel Pérez sorprende por su decoración interior y por un patio muy bien arreglado que sí se identifica con la arquitectura del casco histórico. Se puede disfrutar casi todo el año gracias a los invernaderos y amplias sombrillas. PACO RODRÍGUEZ

Si le enseñan una fotografía del jardín-terraza del Marie Miner, pocos gallegos serían capaces de adivinar que se trata de una de las calles de vinos más reconocibles de Galicia y de España. Este restaurante, que lleva unas semanas abierto, ha sido la guinda de la transformación de esta arteria que ha tomado el pulso de la restauración histórica de Santiago, primero con barriles de vino y tazas, y ahora con pianos de cola y una decoración cuidada y singular, como su cocina. El local, impulsado por los hermanos Carol y Miguel Pérez Negreiro, tiene varias estancias interiores con muebles de anticuarios y lámparas fantásticas que han sido rehabilitadas por ella, que además es la que manda en la cocina. Pero cuando realmente la sorpresa es mayúscula es cuando se accede al patio. Ya tuvo usos hosteleros en el anterior negocio, que no volvió a abrir tras la pandemia, pero ahora, este patio interior encajado entre las traseras del propio Franco y los callejones colindantes crea un ambiente distinto, con peculiares sombrillas y unas estructuras a modo de invernadero en las que dan ganas de encerrarse con una buena botella de vino en uno de esos días de lluvia compostelana.

El reto para ambos hermanos era estar en la cocina a la altura del local con el que han irrumpido amablemente en la oferta hostelera compostelana. Y las primeras críticas y reacciones del público dicen que sí, que también vale la pena. Abre desde primera hora de la mañana hasta la noche, así que se puede desayunar, disfrutar de una cesta de pícnic, merendar o adentrarse a una completa carta llena de guiños europeos.

INFORMACIÓN ELABORADA POR: CARLOS CRESPO, TAMARA RIVAS, MARÍA VIDAL, MARÍA DOALLO Y MARÍA GARRIDO