—¿Una violación y una maternidad indeseada son aún temas tabú?
—Quizá no tema tabú en general, pero sí en individual. Se llevan aún mucho en silencio. Debemos preguntarnos por qué. La serie de Netflix Creedme esto lo explica muy bien.
—¿«Culpa» está basada en testimonios de mujeres reales?
—Te sorprenderías... Realmente, en su inicio, cuando la empezamos a escribir, esta historia no estaba basada en ningún caso real. Fue a raíz de escribir el guion, cuando empecé a comentarlo con mis amigas, con gente de mi entorno... y de pronto en conversaciones acababan saliendo historias. Casi todas tenemos algún momento incómodo, algún trauma que contar de nuestra sexualidad. Y el hecho de contarlo, de contar lo que ocultas por vergüenza, libera. La mayoría de las mujeres tienen una historia parecida. El tema de nombrarlo es difícil. En esta película se muestra, pero hay sucesos que ocurren en una noche de borrachera que no se recuerdan bien... terribles. Noches en las que una mujer acaba en situaciones incómodas que no quiere, que no ha dado el consentimiento hasta el final o tienen esta cosa de que, si has bailado con alguien, parece que entonces tienes que acabar la faena, ¿no? Hay tantas historias como mujeres, pero en un contexto de borrachera suceden cosas tremendas.
—Lo más aterrador es que el agresor no sea consciente de que es agresor.
—Por eso, esta película deben verla hombres y mujeres. ¿Quién tiene la culpa? Deberíamos entender por qué este chico ha llegado a hacer algo así. La mayoría de las violaciones (ahí están los datos) son de gente conocida, de familiares incluso, ¡y son las que no se cuentan! Muchas veces, la mujer no cuenta esa violación porque no quiere destrozar la vida de esa persona a la que conoce. La primera pregunta que ella se hace es: «¿Qué he hecho yo para que él pensara que yo quería?».
—¿Hay una brecha en la mirada sobre la sexualidad y las relaciones? ¿Nosotras no lo vemos igual que ellos?
—Ellas saldrán de esta peli llorando y ellos más fríos. Por más que se pueda empatizar, si a ti no te ha pasado algo parecido no lo entiendes. Vivirlo nunca es igual a que te lo cuenten.
—¿El parto que vemos es el tuyo?
—No, ¡y menos mal! Ahí no me presté. El parto es actuado, pero yo estaba solo a un mes de parir.
—Tu cuerpo es muy importante en la peli. ¿Cómo ha llevado tu cuerpo la marea de estaciones y emociones de este relato?
—Es alucinante lo salvaje y animal que te sientes cuando estás embarazada. Era mi segundo embarazo, quizá por eso me sentí preparada para prestar mi cuerpo. Me pareció un reto y un acto poético. Me sentí capaz de contar la historia porque por dentro tenía tal fortaleza y amor... Y como todo estaba arropado por su padre, el director, y por mi hermana, no sentía que estaba loca. Mi cuerpo cuenta algo necesario. Hay a quien le encanta la ciencia ficción; a mí me gusta meterme en las personas.
—¿Hay alguna culpa que te quite el sueño?
—Yo trabajo y peleo con mi culpa con mi madre a diario. Trabajo muy fuerte en ello. Mi hermana ha sido madre tres años antes que yo y he visto las partes oscuras de la maternidad antes de que me pasaran, no solo lo fácil. Pero verte tú desquiciada porque estás agotada y soltar un grito hace que te sientas muy mal, o llevar a tu hijo al cole con fiebre sin haberte dado cuenta... Trabajo con esta culpa, pero me digo: «Mis hijos tienen que ver que no soy perfecta». Y eso es bueno, porque nunca vamos a llegar a ser perfectas. Las madres somos personas.
—¿Les cantas a tus hijos el «Ay, mamá» de Rigoberta Bandini?
—¡Me lo cantan ellos a mí! Todo el día «mamamamamamamá».
—¿Conexión galega?
—Sí. En Galicia hubo una temporada que rodé mucho. Trabajé con Vaca Films en tres pelis. Me hice una supermejor amiga de ahí. Vuestro acento me resulta muy muy familiar. Mis raíces son asturianas. Yo soy del norte.