Dentro de uno de los mejores cruceros del mundo: así es el gigante de Virgin que atracó en A Coruña

YES

«Lujo rebelde» es el concepto de esta meganave en la que el viajero puede hacerse un tatuaje o un retoque estético. Basta con agitar el móvil para que aparezca una botella de champán

05 may 2022 . Actualizado a las 13:33 h.

Diecisiete plantas, casi 280 metros de eslora, 2.770 pasajeros a bordo y más de veinte bares y restaurantes temáticos de primera división. Estas son tan solo algunas de las impresionantes cifras del Valiant Lady, el megacrucero de Virgin que atracó este miércoles por segunda vez en el puerto de A Coruña antes de continuar su itinerario a Lisboa. Entrar en la segunda nave del millonario Richard Branson y la división marítima de la firma, Virgin Voyage, es como hacerlo en un mundo paralelo. El despliegue de ambientes y las vistas al mar —hasta en algunos aseos— son constantes. Las vistas son quizás lo único que le recuerdan al pasajero que se encuentra en un barco y no en un complejo turístico de lujo.

La visita a las tripas de este coloso no comienzan sin superar un estricto control de seguridad. Afortunadamente Joanna, que forma parte de la tripulación, asume el recorrido. Una ruta que no se inicia en el punto más alto de la nave, pero casi. Las puertas del ascensor se abren en la planta 16, donde el solario, los jacuzzis y la piscina —que cuentan con su propio bar— aguardan rodeados de una espectacular vista de la ciudad. El DJ tiene allí su espacio para las fiestas que ameniza en aquellos días que no atracan en ningún puerto. Un área para los pasajeros más VIP y el primero de su innumerable lista de restaurantes completan la planta, que da acceso, ahora sí, a la más alta. La número 17 es en realidad una pasarela que rodea el crucero y que permite caminar por delante de las letras de Virgin, que coronan la embarcación.

En este barco no se utiliza dinero en efectivo. Todo se abona mediante una pulsera que sirve como medio de pago con tarjeta. Tampoco se utiliza plástico alguno, ni ningún material de usar y tirar. Todo es reutilizable y cada viajero porta su botella, que puede rellenar en alguno de los múltiples puntos táctiles con agua. No se admiten menores de edad. Además, la uniformidad de la tripulación apenas se diferencia, para evitar reflejar los distintos rangos. Con la misma intención, cada trabajador de la nave lleva su nombre en la placa de identificación, pero no su cargo. Toda esta atmósfera es solo una muestra del concepto que destila el crucero, el de «lujo rebelde». Esta es una experiencia, dice la tripulación, pensada para un pasajero «joven de espíritu». Basta con ir descendiendo planta a planta para entender por qué.

En la 15 destaca un restaurante coreano en el que cada mesa tiene su propia cocina y campana extractora. También un restaurante abierto 24 horas, por si alguien se levanta con ganas de atracar la nevera en mitad de la noche. De la planta 14 a la 8 solamente hay cabinas y suites, cuyo acceso no está permitido. Una auténtica lástima no poder comprobar de primera mano cómo son las galardonadas por la propia industria como las mejores suites en el mar, que cuentan con su propio tocadiscos y bañera de hidromasaje privada.

The Red Room espera en la planta 7, un espacio para el teatro y los espectáculos de todo tipo que se transforma en discoteca, modificando sus dimensiones y número de asientos para adaptarse a cualquier ocasión. También allí se encuentra otro bar con bebidas alcohólicas y una gran cantidad de botellas de Moët & Chandon. Por cierto, basta con que un viajero agite la pulsera en cualquier punto del barco para que inmediatamente aparezca alguien con una botella de champán.

Un centro comercial interior

La siguiente parada es el área de tiendas, un auténtico centro comercial interior donde se pueden contratar excursiones, otros viajes, o visitar la tienda de vinilos con exposición de clásicos. Sin duda, uno de los rincones más instagrameables de todo el barco. Lo cierto es que toda la nave es digna de una foto. Estudio de tatuajes, clínica con una doctora para realizar retoques estéticos, peluquería, casino, sala de juegos retro con máquinas de arcade propias de los años 80 y 90, gimnasios con clases dirigidas, maquinaria de todo tipo e incluso con sacos de boxeo se entremezclan entre infinidad de zonas recreativas y de descanso. Por supuesto, cada una de las estancias de este crucero está ambientada con una música diferente, homenajeando a Virgin.

La oferta gastronómica es absolutamente internacional. De la parrilla coreana con cocina en mesa se pasa a cocinas europeas y americanas con cocineros reconocidos de todo el mundo. Por haber, incluso hay un restaurante en el que manda el verde menta para reflejar su concepto de laboratorio y experimentación. «Aquí lo único que elige el cliente es el tipo de carne o de pescado que va a pedir», comentan los tripulantes. En línea con su espíritu sostenible, no hay ni un solo buffet para no desperdiciar la comida. Todo es a la carta o a petición del viajero y no hay dress code alguno para sentarse a la mesa. Todo está incluido durante la estancia en el Valiant Lady, a excepción del alcohol y los cafés más elaborados.

Pero si hay un espacio impactante, es sin duda el de acceso al club de baile nocturno, un pasillo de espejos inundados por una lluvia de luces doradas que dejan a cualquiera sin habla. Sin duda, un espacio a la altura de la madrina y asesora del área de entretenimiento de este crucero, que no es otra que la mismísima Jennifer Lopez. Ya sea por la magia del ambiente o por la de JLo, quien entra en el Valiant Lady no quiere salir. Definitivamente, si alguien cree que no es de cruceros, es que no ha entrado en este.