La gallega que entró en la lista Forbes con menos de 30 años

Olga Suárez Chamorro
Olga Suárez REDACCIÓN

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Carlota Corzo tiene 28 años y está en la lista Forbes de jóvenes talentos
Carlota Corzo tiene 28 años y está en la lista Forbes de jóvenes talentos

Carlota Corzo tiene 28 años y es cofundadora de Lazzaro, una plataforma que da seguridad a las donaciones de oenegés. Estudió Bellas Artes y siempre ha querido aplicar la creatividad a la innovación

10 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El youtuber Ibai Llanos, el chef Aleix Puig o la mismísima Rosalía forman parte de una lista que acaba de publicar la revista Forbes con los 30 talentos españoles de menos de 30 años. Jóvenes que ya son líderes, profesionales influyentes en distintos ámbitos y que han brillado en estos tiempos inciertos para las generaciones que llegan. La coruñesa Carlota Corzo también está en la lista de estos referentes que nacieron en los años noventa. Tiene solo 28 años, pero le han dado para mucho. 

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, su vida profesional ha girado siempre en torno a temas sociales. Hizo un máster en Innovación y allí encontró la forma de aplicar en este ámbito su formación universitaria, la creatividad aplicada al mercado. Creó dos oenegés, conoció el mundo de los lobis en el Parlamento Europeo e hizo un Erasmus para jóvenes emprendedores, donde tocó por primera vez el mundo de la tecnología. Trabajando como consultora de impacto social en la empresa Global Incubator contactaron con ella unos jóvenes con una idea prometedora: un proyecto para trazabilizar el dinero de las donaciones de oenegés y guiar a sus creadores en la digitalización de sus organizaciones. No se lo pensó dos veces y se unió al germen de Lazzaro, una empresa que poco después de crear, ya ha recibido varios reconocimientos y que ha permitido sacar a la luz el talento de esta gallega.

—¿Qué supone para ti estar en la lista Forbes?

—No me lo acabo de creer, es el sueño de cualquier emprendedor y me parece increíble. Me considero muy afortunada porque siempre he hecho cosas que me gustan mucho y he podido vivir de ello. 

—Estudiaste Bellas Artes, pero con poco más de 20 años ya habías montado dos oenegés, ¿Cómo unes estos dos ámbitos aparentemente tan distintos?

—Siempre me ha gustado crear y después de terminar la carrera me replanteé cómo aportar para llevarlo hacia el área social. Hice un máster en Innovación y ahí fue cuando creé las oenegés. Encontré en la innovación la forma de aplicar la creatividad al mercado. 

—¿Qué te aporta la tecnología?

—Cuando entré en el mundo tecnológico me di cuenta del gran potencial que tiene para captar gente. Lazzaro se creó como un proyecto para poder trazabilizar el dinero de las donaciones: ¿Cómo algo tan bonito como una donación no se va a trazabilizar para saber que el dinero va adonde tiene que ir? Y así surgió la empresa. 

—Parece que no te da miedo lanzarte a proyectos nuevos...

—La verdad es que estoy siempre con varias cosas, soy bastante ansiosa, si veo algo que me hace ilusión lo intento coger. En el caso de Lazzaro no lo dudé, el tema de replantear el modelo de las oenegés y de acompañarlas en su digitalización me parece un trabajo muy bonito; no somos una herramienta y punto, vamos con ellos de corazón. 

—En la lista Forbes estás tú, pero formas parte de un equipo, ¿podrías haberlo logrado sin ellos?

—Por supuesto que no, yo hago de todo menos programar. Somos un equipo.

 —¿Qué adjetivos os caracterizan?

—Diría que el sentidiño y la honestidad. Puede que no nos guiemos por un manual del buen emprendedor, pero siempre nos hemos dirigido con sinceridad a la hora de financiarnos, contactar con inversores o explicar nuestro negocio. Y creo que esa transparencia nos ha beneficiado.

 —Los jóvenes hoy en día están bastante infravalorados. ¿Cómo ves a tu generación?

—Tengo que decir que siempre me he encontrado gente de mi generación muy buena, pero creo que estoy un poco sesgada por el sector social en el que me he movido. Me he encontrado personas cuya única motivación era la inspiración, las ganas de hacer cosas increíbles.

 —¿Dónde está entonces el problema de esa incertidumbre que rodea a la gente joven?

—Creo que está en el ámbito educativo. Estamos en un momento en el que hay muchas carreras, que luego no tienen salida laboral, y a la vez hay un montón de trabajos sin preparación para ellos. Creo que hay una separación muy grande entre la realidad laboral y el sistema educativo, muchos profesores están fuera del mercado laboral. Pero al mismo tiempo, estamos en un momento con un gran acceso a la información y eso lo tenemos que aprovechar los jóvenes.

 — ¿Qué se podría hacer desde las Administraciones?

—Yo me siento muy afortunada porque he estado becada toda mi vida, además siempre me he preocupado por buscar salidas; pero no todo el mundo tiene este perfil. Una buena orientación desde el colegio ayudaría a guiar a los estudiantes, porque todos los perfiles son necesarios y hay que enseñar a los jóvenes las opciones que hay y guiarlos hacia lo que se les puede dar bien.

«La tecnología es clave, pero en el centro deben estar las Humanidades»

 —¿Siempre tuviste claro que querías emprender?

—No, yo nunca quise emprender, porque he visto lo duro que es en casa; mi familia viene del sector turístico, con un trabajo 24 horas, siete días a la semana, en el que no podías ni ponerte enfermo. Pero si eres una persona que te gusta crear cosas y que necesitas buscar solución a los problemas que ves, no te queda otra que emprender.

 —¿Conoces el trabajo de las otras personas incluidas en la lista Forbes?

—A la mayoría no los conocía, mi hermana alucinó al verme junto a Rosalía.

 — Eres la única gallega, ¿ves muchas diferencias entre las comunidades?

—La verdad es que no, en Galicia hay mucho talento, gente con proyectos muy interesantes. Creo que el problema está más en que no lo cuentan y no se juntan.

 —Y entre los jóvenes talentos hay bastantes proyectos tecnológicos. ¿Es lo que marca el futuro?

—Sí y no. La tecnología es una herramienta maravillosa, pero en el centro tienen que estar las Humanidades. Y esa es la base de Lazzaro.

 —Y hay 22 hombres frente a 13 mujeres seleccionadas. ¿Sigue sin haber esa igualdad entre los jóvenes talentos?

—El 13 es un número muy bonito, pero es cierto que sigue habiendo una gran diferencia y muchas son las causas. A las mujeres no nos crean referentes de mujeres en la tecnología, no es algo en lo que te imagines tú siendo mayor y la mayorías de las carreras de STEM están dominadas por chicos. Luego está el tema del acoso por parte de una situación de poder. Hay mujeres que me han comentado que, a la hora de hablar con inversores, se han sentido acosadas, algo que a un hombre no le habría pasado.

 —A lo largo de tu trayectoria, ¿el hecho de ser mujer ha sido una traba en algún momento?

—En mi caso no lo he notado, pero puede ser por mi personalidad, siempre he sido muy insistente y he conseguido lo que he querido. Y he tenido la suerte de encontrarme con gente, hombres y mujeres, que me han ayudado.

 —¿Cómo te ves en un año?

—Ahora mismo mi vida es una incertidumbre. Pero quiero que Lazzaro vaya de maravilla y podamos replantearnos los paradigmas de las donaciones. Además, quiero terminar el libro que estoy escribiendo.

 —¿Y dentro de 30 años?

—Me veo haciendo muchas cosas. Espero poder ser más eficiente para dedicarle más tiempo a las cosas que realmente me gustan y me divierten.