Carlos Blanco, actor: «No me dan papeles de protagonista, ya me gustaría»

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Valero Rioja

El artista de A Illa de Arousa relata los cambios que vivirá su personaje de Ramón en la segunda temporada de «La unidad», ya disponible en la plataforma de Movistar+

07 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es uno de los actores gallegos que no ha parado en los últimos años. Desde Los favoritos de Midas hasta Los reyes de la noche y La Unidad en la pequeña pantalla, así como espectáculos como Somos criminais 3. Todo un camaleón de las artes escénicas que ahora estrena Tercer Cuerpo en el Teatro Infanta Isabel de Madrid.

—En su trayectoria profesional hay desde grandes criminales hasta agentes de la ley. ¿Cómo se ve el Carlos de ahora? ¿Más criminal o más agente?

—Lo que me gusta es esa versatilidad. Que puedo pasar de hacer a alguien bueno o malo... de un seleccionador de fútbol a un narco o a un director de un periódico. Es algo que me gusta mucho, que me vean en los dos campos. Zahera se queja porque solo le dan malos y a Tosar también siempre le ponen personajes revirados, cuando es tan divertido. A mí, en cambio, sí que me dan más repartido. No me dan protagonistas, que ya me gustaría, pero sí que me dan papeles tan diferentes. Ahora estoy estrenando una obra en Madrid donde hago un personaje que es pura ternura y me gusta mucho hacerlo.

—¿Tienes ganas de un papel en concreto?

—A mí me encantaría hacer un personaje de Shakespeare. Creo que estoy en la edad de hacerlo.

—¿Cómo has vivido el rodaje de la segunda temporada de «La Unidad»?

—Más fácil que la primera, porque el personaje ya lo tenía. La primera fue más complicada porque fue acercarme a lo que es un policía tan especial como estos. Por suerte, tuve la ocasión de hablar con ellos, de hacer muchas preguntas de su día a día. A través de un amigo contacté con un agente y vinieron hasta A Illa de Arousa y, bueno, les enseñé el lugar, comí con ellos y les hice un homenaje gastronómico [se ríe]. Pude preguntarle todo lo que me apeteció. El trabajo de esta gente es de extrema discreción, su trabajo es que no haya atentados. Adelantarse al suceso. La preparación de esta segunda parte fue más compleja, además de por las características de la temporada, a mí me jubilan y me quedo haciendo un poco labores de otras características y entonces no he tenido que estar con pistola, sino de otra forma. Ya lo verá la gente.

—Ese contacto con agentes reales hizo incluso que se cambiaran los guiones.

—Sí. De la Torre convivió con ellos, y Zahera también. Estuvieron en los operativos y cuando los conoces de cerca, te pasa como con todas las profesiones. Como cuando conoces a los periodistas y convives con ellos te das cuenta de que no son los de las películas. En mi caso es un agente que ya venía de la lucha contra ETA, que se recicla en la lucha antiyihadista y era un proceso muy interesante. Y luego que Dani es un director que te da mucha libertad, como él es coguionista, no te exige que digas cada coma, sino que lo adaptes a ti. En ese sentido es enormemente flexible. Es una gozada trabajar con él. Además es muy rápido rodando. Recuerdo noches que a lo mejor teníamos que estar hasta las 6 de la mañana rodando, y de golpe a las cuatro ya habíamos terminado porque ya tenía lo que quería. Fue brutal.

—Zahera, De la Torre y tú. ¿Un «Dream Team» gallego?

—No éramos los únicos. Los sonidistas y en el equipo había muchos gallegos. Estábamos como en casa, podíamos hablar en gallego aunque se rodó sobre todo en Madrid. A mí me pasó una cosa muy curiosa y es que la mayor parte me tocó en un pueblo de Guadalajara en donde vive una de mis mejores amigas. Estuve en su casa durante el rodaje. Ni siquiera tuve que desplazarme desde Madrid. Esto se hizo en verano y yo estaba en un chalé con piscina como un príncipe e iba caminando al trabajo.