Los Sherlock Holmes de la basura plástica en la costa

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A MARIÑA SEN PLÁSTICO

¿Sabes qué es? A Mariña Sen Plástico va más allá de la limpieza en playas de restos que el mar nos escupe. Analiza el origen de objetos, algunos de los años 60, que más que nostalgia deben despertar conciencia medioambiental

31 mar 2022 . Actualizado a las 13:17 h.

Nací en 1974. Si fuera una lata de Coca Cola mi esperanza de vida llegaría hasta el 2174. Como bolsa de plástico, al 2474. Según Greenpeace, mares y océanos reciben ocho millones de toneladas de basura al año. Una auténtica plaga. Otra pandemia. Y aún hay quien está empeñado en no verla y en no actuar. Hasta habrá quien lo niegue o llame fake news a este «síndrome de Diógenes» invertido, en el que se tira y tira, sin reciclar ni reducir ni reusar. Erre que erre. En esta batalla que pareciera ya perdida, algunos no pierden la esperanza y aportan su grano de arena para que cada uno de la playa esté libre de extraños objetos.

A MARIÑA SEN PLÁSTICO

A Mariña sen Plástico es una asociación mariñana nacida en el 2000 que va más allá de la mera limpieza de arenales y del recuento al final de la «pesca del día» en kilos. Hacen una concienzuda labor de estudio pieza a pieza, cachivache a cachivache, como auténticos CSI o Sherlock Holmes investigando la «muerte» lenta de la vida marina. Indagan qué es, de dónde viene y desde qué año estaría surcando mares si no acabó de milagro en el estómago de un pez y en nuestra cadena alimenticia como los microplásticos. Confiamos todos en estar aún a tiempo de no dejar a nuestros hijos y nietos este mundo hecho unos zorros.

Desde los años setenta

Sara Rey es una de las coordinadoras de A Mariña sen Plástico, entregada a una causa que llama «arqueoloxía do lixo plástico». Y bastante bien conservado. Encontraron en Lóngara (Barreiros) una botella de lejía de color azul de 1968 de la legendaria fábrica Pedramol en Vigo, que costaba seis pesetas. Intacta. «Parece ata de mal gusto o seu nome», reconoce la asociación sobre la Lejía Mar. Un simple paseo playero puede dar mucho ‘juego’, nunca mejor dicho. Hallan figuras de coleccionables que identifican buceando por internet: caballitos que no son de mar, indios americanos que se reencuentran con los vaqueros (en la foto), una figura de Dartacán de los Mosqueperros que lanzó Phoskitos en 1980 y 1986 basados en la serie de televisión, un futbolista (en la imagen, aparecido en Esteiro en Xove) de los que venían de regalo con Nestlé en 1998 con motivo de la celebración del Mundial de Francia o piezas de las colecciones «Fieras del zoo» de 1967 y «Cabezudos» de 1971 que eran obsequio de los chicles Dunkin, así como otras inspiradas en los Ewoks y Droids de Star Wars que Panrico metía en sus paquetes de pastelitos en 1986. Así hasta una extensa lista que completan otros restos plásticos que provienen de depuradoras o bateas, entre muchos más. O boquillas de fumar, sobre todo de origen americano. Y ahora, el colmo: guantes y mascarillas. «Están por todos lados», dice.

A MARIÑA SEN PLÁSTICO

También debieron «cruzar el charco» unas etiquetas naranjas por las que la asociación mariñana indagó hasta dar con la clave en Estados Unidos, pues formaban parte de unas trampas de langostas en Maine. «Neste caso —indica Sara Rey— trae o nome do propietario polo que puidemos atopar por Facebook aos seus familiares, xa que el xa falecera». Incluso pensaron en reenviársela. «Tamén atopamos —añade a modo de anécdota de sus rastreos playeros— un carné nunha praia de San Cibrao, dun socio do Real Tapia Club de Fútbol a nome dun señor chamado Pantaleón Cuervo. A través das redes sociais atopamos aos seus familiares». A veces, las apariciones obedecen al hundimiento de contenedores (en 1992 naufragaron casi 29.000 patitos de goma) o están relacionadas con objetos cuyo origen no han podido aclarar, como unos conos pequeños de color blanco. Desconocen qué pueden ser y piden ayuda al lector.

Esperan que esta labor sea clave para despertar la conciencia de que «o problema do plástico é global e é gravísimo», enfatiza Sara Rey, añadiendo que cada uno de nosotros «podemos facer moito». Empezando por evitar el plástico, reducir consumo y reutilizar, más que en reciclar: «O mar é a vida e todo volve a nós. É un circulo».