Rubias y caballeros

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26 mar 2022 . Actualizado a las 21:07 h.

La guionista Anita Loos escribió en el año 1925 un bestseller interpretado enseguida como el primer texto satírico en el que un norteamericano se reía sin tapujos de la sexualidad. Lo tituló Los caballeros las prefieren rubias, al parecer inspirada en una situación vivida por ella durante un traslado en tren a Los Ángeles. En el vagón viajaban un buen puñado de caballeros que al llegar a destino se abalanzaron sobre una mujer rubia que trataba de bajar su equipaje del tren. Los mismos caballeros que permanecieron impasibles cuando la que descendió del convoy con sus maletas fueron ella, su complexión escueta y su cabellera morena. La divertida propuesta de Loos y la reflexión que ocultaba sobre rubias y morenas se hizo carne unos años después cuando el texto fue adaptado al cine y los papeles se repartieron entre Marilyn Monroe y Jane Russell. Loos había escrito una secuela del primer libro titulada Pero se casan con las morenas, que también inspiró el guion de la película, un título que precedido del original viajó por las décadas como una suerte de refrán sobre el que habría que hacer una disección psicoanalítica.

España, en donde casi el ochenta por ciento de las mujeres nacen morenas, casi siete de cada diez viran a rubio en cuanto franquean la adultez. Somos, de hecho, el país europeo en el que más se recurre al tinte, una tendencia que parece quebrarse en estos años gracias a la revolución gris que ha liberado las canas de muchas de nosotras. Pero la cantidad de mensajes que al parecer transmite una cabellera dorada permanece intacta desde al menos los años cincuenta, cuando la empresa cosmética Clairol acompañó el lanzamiento de su primer tinte trigo de una campaña cuyo lema era «Si solo tengo una vida, déjenme vivirla como rubia».

Hay algo desconcertante en la confianza que tantas personas depositan en el humilde peróxido de hidrógeno, aunque el debate se torna sombrío cuando intuyes que nuestra capacidad de conmovernos depende de un pantone capilar.

La chispeante Anita Loos murió en 1981 pero tuvo tiempo de cerrar su ingeniosa visión de la naturaleza humana con una predicción: «Ahora los caballeros los prefieren y se casan con los caballeros».