Sobre por qué eligieron Tomiño, dicen que porque fue donde les surgió la oportunidad de emprender. Y Vigo, porque reunía todo lo que buscaban: «Hicimos un estudio considerando cinco factores que teníamos nosotros sobre cuáles eran las mejores ciudades para vivir en España. Vigo aparecía en cuatro. Eso nos decantó, además de que teníamos ya conocidos aquí y un poco la historia de nuestros padres hablándonos de las Rías Baixas», explica él, que solo tiene palabras de agradecimiento para Rafael Granados, de la fundación Ronsel, por todo lo que les ha ayudado. «Lo conocimos en un momento en el que estábamos saturados, no encontrábamos salida e hicimos el mentoring por probar. Y no solo atinó en la parte de proyectos, sino también en la parte emocional. Nos decía que si habíamos sido capaces de emprender en una economía estacionaria, donde se devalúa la moneda, por qué no íbamos a hacer negocios aquí», comenta Anabel, que también agradece la ayuda incondicional en temas de asesoría fiscal de Javier, su gran amigo, casado con una compatriota. Gracias a ellos, no descartan seguir emprendiendo: «Yo tengo la ilusión de tener una tienda virtual. Y a Alberto le hace mucha ilusión también meterse en un proyecto propio. Los recursos aún no son los deseables, pero nos mantenemos con ilusión y con ganas, aunque se me quiebre la voz todavía al hablar. ¡Seguimos adelante!», dice Anabel.