Miki Esparbé, actor: «Tener siete carreras y dos másteres no te va a solucionar la vida»

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Roberto Maroto Polo

El intérprete, que protagoniza «Malnazidos» en Movistar+, es un todoterreno ante la cámara y en la vida real: «Cuando hago de camarero y me indican cómo tirar una caña, yo digo: "He servido demasiadas, no te preocupes. Sé cómo va esto"»

24 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Capitanea el bando nacional y el elenco de Malnazidos, que aterrizó en Movistar+ el 11 de marzo. Miki Esparbé (Barcelona, 1983) está en racha. Al maratón de trabajo que ya ha estrenado, pronto se le sumarán las películas Una vida no tan simple y Un hombre de acción. Este último título lo define bien. Antes de ser actor, Miki trabajó como cocinero, dependiente de una tienda de deportes, operario de una fábrica y camarero en dos bares de copas. «Eso te curte mucho. Yo empecé a trabajar en el mundo de la interpretación a los 24. Pero, de alguna manera, ya había vivido una vida previa a eso», dice.

—«Malnazidos» coge el contexto de la Guerra Civil con un enemigo común. Toca luchar contra los zombis.

—Sí, tal cual. Son estos dos bandos enfrentados, el nacional y el republicano, que tienen que unirse para hacer frente a los zombis. Esta película tiene referentes como Indiana Jones, ese tipo de humor refinado, irónico, sarcástico, de llevar a los personajes al límite.

—Tu personaje, Jan, tira de humor cuando están a punto de ejecutarle. ¿Es también tu arma ante el drama?

—Sí, es un mecanismo de defensa. En la peli es más que evidente que tanto mi personaje como el de Luis Callejo, que es el sargento del otro bando, están muy quemados por la guerra. Entonces usan el humor como válvula de escape para gestionar las situaciones. Yo muchas veces uso la comedia para manejarme en muchas situaciones, y estando al límite, acaba saliendo el humor.

—Primero el estreno esperó por una pandemia, y ahora sale en el contexto de otra guerra real.

—Es curioso, porque cuando estrenamos en Sitges trataba de hacerse el símil con la pandemia y los zombis, como si fuese el covid. Y ahora que se estrena para todos, desgraciadamente hay una guerra, que hay muchas, pero la que está en el foco es el conflicto entre Ucrania y Rusia. Pero en Malnazidos la guerra es el contexto para tratar de alejarnos de la realidad. Es una peli fantástica, si quisiésemos una realista la hubiéramos abordado distinto.

—Hablando de zombis, ¿tú has dejado algún cadáver por el camino?

—A toro pasado es muy fácil tomar decisiones. Yo tengo muy claro que cuando me he embarcado en un proyecto, ha sido porque había algo que me resultaba atractivo para meterme ahí. Sé que estoy tratando de ser muy diplomático, pero una vez que lo ruedas, tienes la expectativa de que esos objetivos se cumplan, y a veces no es así. Dicen que hay cuatro películas: la que se piensa, la que se escribe, la que se rueda y la que se monta. Entre que se rueda y se monta, nosotros perdemos la noción de qué es lo que va a salir. Obviamente, hay productos de los que estoy más orgulloso y otros de las que menos.

—Maribel Verdú dijo que para qué tanto empeño en salir de la zona de confort. Pero tú no dejas de hacerlo.

—Estoy de acuerdo con Maribel, eh. Pero en mi caso, tengo claro que si tiendo a hacer lo mismo, me acabo aburriendo. Al menos a día de hoy, la vía para sentirme realizado y que mi trabajo tenga sentido es arriesgar y ponerme al límite. Tengo esa fortuna de poder arriesgar, por eso esta pregunta me hace ilusión. Hago cosas muy distintas, aunque el margen de error sea muy alto.

—¿No quieres ser el actor de moda?

—Lo que pasa es que eso de estar de moda, es para plantearse: ¿Pero cuánto rato se está de moda? Porque yo quiero seguir trabajando.

—Estudiaste Humanidades y eres actor. No te fuiste a las salidas fáciles.

—No. Mi padre es artista y mi madre profesora, y había ese equilibrio entre lo académico y lo artístico. No les hizo mucha gracia, especialmente a mi madre, que quisiese estudiar Interpretación. Es algo de la escuela de esa generación, que ya superamos. Eso de tener siete carreras y dos másteres tampoco te va a solucionar la vida. Esto no va así, las leyes del mercado, de la industria, y en general de la vida, son otras. Pero dije: 'Voy a estudiar una carrera que me apetezca más allá de las salidas que tenga'. En la recta final me crucé con la interpretación, y el primer día una profesora me dijo: '¿Por qué estás aquí?'. Y contesté: 'Por saber si todavía carbura el motor este'. Y carburó, carburó. Hasta hoy, de momento, ja, ja.