Cuando nació Anxo, sus padres eran residentes permanentes en Australia, paso previo a la ciudadanía, lo que les abrió la puerta a la gestación subrogada en Australia, donde el proceso es altruista, sin compensación económica. Por un grupo de Facebook, conocieron a Cass, madre de tres niños que tenía desde muy joven el sueño de ayudar a otros a ser padres. «Quedamos por primera vez en Sídney y empezamos a quedar más. Hasta que recibimos un vídeo en el que sus tres hijos nos decían con cartelitos que su madre quería ayudarnos a darle un hermanito a Anxo», recuerda Chris.
«Ella pone las reglas, y así tiene que ser»
El proceso de la gestación fue largo, con controles exhaustivos a todas las partes. Este embarazo, en el que Amber donó los óvulos, los papás lo vivieron de cerca. «En Australia, la gestante tiene la sartén por el mango, y así tiene que ser. Ella tiene la última palabra. Es su cuerpo, son sus reglas». Por ejemplo, la gestante podría, finalmente, quedarse con el bebé, que registra primero a su nombre.
El contacto con Cass durante el embarazo «fue una relación a tres muy buena. Juan Luis le preparaba comidas y, obviamente, ella tenía una tarjeta para cubrir los gastos que surgiesen de las necesidades del embarazo. No puede perjudicarle más de lo que ya supone pasar por un embarazo», explica Chris. La pareja se mudó cerca de Cass con Anxo y un abuelo, el padre de Chris, que había ido a Australia meses antes del nacimiento de Atlas a ayudarles. «Los dos abuelos, tanto mi padre como el de Chris, estuvieron siempre muy presentes y fueron de gran ayuda», valora Juan.
Tras un parto de 28 horas, Cass dio a luz a Atlas. «Allí estuvimos los dos, junto a la pareja y la hermana de Cass, que ella quería a su lado en el paritorio». Atlas nació el 5 de diciembre del 2017. «Cass decidió que fuera yo quien lo cogiera y que Juan Luis cortara el cordón», relata Chris, que se rompe de emoción al revivirlo. «Cuando vi la cabeza salir, me vine abajo y empecé no a llorar, a sollozar. No sé si volveremos a ser padres, pero creo firmemente que ese será para siempre el momento más bonito de mi vida», se deshace. «Lo cogí al nacer e hicimos piel con piel. Y Cass estuvo con nosotros en todo momento, lo besaba y lo abrazaba», no olvida.
Cass decidió extraerse la leche para alimentar el bebé durante meses. La congelaba y se la daba a Chris y Juan cuando se veían, cada fin de semana. Durante año y medio, mantuvieron una relación muy estrecha con Cass y su familia. «Nos han ayudado Stacey, la donante de óvulos para tener a Anxo; Heidi, al gestarlo, y Amber y Cass a tener a Atlas. Lo pensábamos cuando aún no había nacido Atlas: ‘¿Qué podemos hacer para devolverle al universo todo lo que estamos recibiendo?’. Y decidimos ser donantes de esperma». Cada uno ayudó a cinco familias a intentar convertirse en madres o padres. De un embrión que donaron a una de esas familias, cuentan, nació Zoey, «una niña preciosa que es igualita que Atlas».
Esta historia tiene su magia y tiene también sombras. «El veto a familias como la nuestra existe», afirman quienes se consideran feministas y entienden que existen malas praxis en gestación subrogada. «Pero porque existan algunas malas praxis, no se puede generalizar y llamar comprabebés y explotadores a todos los que somos padres por gestación subrogada», dice Chris.
Hoy viven en Cambrils, Juan volcado en la investigación médica contra el cáncer y Chris en la docencia. Con nuevas oportunidades laborales, pudieron volverse a España en el 2019, justo antes de la pandemia, una dura prueba que superaron unidos. «Los dos soñamos con que en España la comunidad infértil tengamos acceso a una ley de gestación subrogada y un sistema como el de Australia y a procesos más ágiles de adopción», manifiesta Chris. Desde junio del 2020, están en las listas de adopción de Cataluña, porque «papa Chris» y «papi Juan» no cierran la puerta al tercer hijo. Los dos asumen que son actores secundarios de su vida, que los protagonistas son sus niños... «¡que son dos bichos! Eso sí, tienen los dos un gran corazón, y el tuyo lo llenan todos los días».