Maruja se tatúa con 78 años por amor a su nieta

YES

MIGUEL VILLAR

La joven ourensana Aitana Carnero convenció a su abuela para que se tatuasen juntas el mismo diseño: una balanza que simboliza los valores que comparten

07 feb 2022 . Actualizado a las 12:27 h.

La ourensana Aitana Carnero sabe de sobra a sus 22 años que en la vida hay que pelear por lo que uno quiere. Y es que a ella apenas le quedan horas en el día para dormir. Se pasa las tardes estudiando y el resto del día lo dedica a sacar adelante un negocio de hostelería que emprendió junto a su madre, el restaurante O Trebón, en el casco histórico de la ciudad de As Burgas. Aitana es una curranta nata. Es humilde, atrevida y valiente. Y todos esos valores se los inculcó su abuela. Maruja Dantas (Ramirás, 1943). «Es la persona que me crio. Me ha enseñado todo lo que sé», afirma la joven ourensana. Por eso quiso asegurarse de llevarla consigo para el resto de su vida. «Qué mejor que con un tatuaje», dice. «Es una idea a la que siempre le di vueltas en mi cabeza», confiesa. Pero Aitana quería el pack completo: «No solo tatuarme yo, sino hacerlo con ella, claro». Estuvo dos años insistiéndole a Maruja. «Cada poco le rogaba, porque sabía que este era el mejor regalo del mundo que me podía hacer. Se negaba por completo y no quería ni oír hablar del asunto», cuenta la joven. Al final la convenció. «Una noche, mientras cenábamos con mi padre, volví a sacar el tema y entonces, antes de que me mandase a freír espárragos otra vez, él se metió y la animó a hacerlo», recuerda. «Aí cambioume o chip. Porque se ao meu fillo de sesenta anos non lle parecía unha loucura... Díxenlle a Aitana que o pensaría», admite Maruja. Y lo siguiente que hizo su nieta fue coger una cita para las dos en el estudio Secret Bridge de Ourense. «No podía permitir que se echara atrás», bromea. Simón Seoane y Viriato Rodríguez se encargaron de plasmar el diseño en la piel de estas dos ourensanas.

UNA BALANZA DE VALORES

Escogieron la balanza de San Miguel. Aitana con la fecha de nacimiento de su abuela y Maruja con la de su nieta. «Representa la justicia, la libertad y la lucha contra el mal. Mi abuela me inculcó los valores que me han hecho ser quien soy y para mí esta pesa la simboliza a ella», afirma la joven. «A min encantoume porque é un debuxo sinxelo, sen cores nin complicacións, e porque representa cualidades moi importantes», apunta su abuela. Con 78 años, Maruja, resuelta y risueña como es, se bajó los pantalones y se sentó en la camilla de Secret Bridge preparada para recibir un recuerdo que quedaría para toda la vida. Se hizo su tatuaje en la parte superior del muslo. «Escollín esta zona da perna porque non quero que mo vexa ninguén, dáme vergoña á miña idade. Eu no verán sempre estou con pantalóns curtos e camisetas de tirantes polo pobo —vive en Cartelle—, así que necesitaba que estivese ben agochado», admite. «Bueno, abuela, ahora es posible que lo vea más gente», apostilla su nieta, minutos después de que ambas posasen juntas, mostrando sus tatuajes, para la foto que ilustra este reportaje. Aitana escogió el talón. «A mí me da más igual que se vea. Me encantan los tatuajes, la verdad», cuenta. De hecho, el que comparte con su abuela es el quinto que luce en su piel. «Me he hecho ilustraciones impresionantes, tatuajes llenos de color y de fantasía; pero sin duda esta balanza es el tatuaje más importante para mí por lo que significa y por lo que consigue: que mi abuela esté siempre conmigo, más allá del tiempo y del espacio», afirma.

¿Dolió? «A verdade é que non doe nada, notas uns pinchaciños tipo cosquilleo, pero nada relevante. O rapaz —la tatuó Simón— non paraba de dicirlle a Aitana que tiña unha avoa ben dura», confiesa orgullosa Maruja. «Los tatuajes suelen tener un trasfondo, una historia detrás que los motiva. A eso estamos acostumbrados, pero es cierto que no viene mucha gente de la edad de Maruja a tatuarse, y nos encanta que vengan», comenta Viriato. Él se encargó de hacer el diseño de la balanza que finalmente se tatuaron las dos protagonistas de esta historia.

«ÉNCHEME DE ORGULLO»

Han pasado unos meses desde que nieta y abuela dieron el paso de tatuarse juntas, y Maruja ya empieza a cogerle el gustillo al dibujo que lleva en su piel. «Estou moi contenta porque penso que quedou chulísimo», admite. «É moi emotivo porque eu coidei de Aitana dende que levaba cueiros, de rapaza durmía comigo na cama e todo. Que a nena tivese tantas ganas de facer algo así éncheme de orgullo e paréceme que demostra moito cariño», añade. Todo lo que estas dos ourensanas se quieren está presente hasta en su propia piel a través de este tatuaje. Y quién sabe si vendrán más pronto... «Non sei. Polo de agora non quero máis, pero nunca se sabe», termina Maruja.