Ricardo Fandiño y Vanessa Rodríguez, psicólogos: «La adolescencia nos ha colonizado, todos somos adolescentes»

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MIguel Villar

Los expertos alertan en su libro, que presentan hoy en Ourense, de que hacerse adulto ya no se ve como algo deseable. «En cierto modo, en nuestro contexto social todos somos adolescentes», señalan

10 feb 2022 . Actualizado a las 20:04 h.

¿Es la adolescencia una etapa de transición o de destino? A cualquiera que hoy peine canas le sería fácil responder a esa pregunta con tan solo recordar ese momento de su vida. Responderían «transición», porque fue precisamente en esa etapa cuando más veces se impacientó por llegar a su objetivo: hacerse mayor y que lo trataran como tal, con todas las prerrogativas, quizá idealizadas desde la visión del adolescente, que ser adulto ofrecía. Bien, pues parece que hoy en día ese anhelo ya no está tan claro. Y el asunto tiene tantas consecuencias que el psicólogo clínico Ricardo Fandiño, y la psicóloga, psicopedagoga y sexóloga Vanessa Rodríguez han decidido escribir un libro que han titulado precisamente así: Ser adolescente. Transición o destino, publicado por la editorial UOC.

«Hablamos de los adolescentes, esas personas que ya no son niños y están en proceso de alcanzar la adultez. Pero también de las adolescencias, las formas de ser, de comportarse, las actitudes, el funcionamiento mental: la impulsividad, la inestabilidad emocional, la baja tolerancia a la frustración, la búsqueda de la satisfacción inmediata. Son características que se han generalizado hasta ser un modo de funcionamiento normal en personas que por rango de edad deberían estar en la infancia o en la adultez», relata Fandiño. «En cierto modo, en nuestro contexto social todos somos adolescentes. La adolescencia nos ha colonizado. Ellos son los referentes. Ellos marcan la tendencia», añade. Y ahí está uno de los problemas que, según destaca este trabajo, sufren los adolescentes actuales: «No tienen referencias claras de cómo llegar a la adultez», dice el psicólogo.

Y justamente del papel de los adultos en ese proceso de crecimiento hace hincapié este libro. «Se habla de adolescentes poniendo el foco en lo negativo sin realizar una autocrítica sobre la responsabilidad adulta en ciertos comportamientos; como si la evolución y desarrollo de los adolescentes no tuviesen nada que ver con cómo nos situamos los adultos ante ellos y lo que les aportamos como referencias en las que anclarse ante la construcción de la identidad y el propio desarrollo», apunta Vanessa Rodríguez.

Los autores señalan que este trabajo pretende transmitir una visión esperanzadora. Aseguran que los adolescentes de hoy son una generación muy creativa, pero sufren una continua estigmatización porque, aunque obviamente ellos son el futuro, «continuamente les decimos que van a vivir peor de lo que lo hemos hecho nosotros», apunta Fandiño.

Ambos profesionales coinciden en que la adolescencia actual no difiere de la de antaño en muchos aspectos, como la importancia que dan al grupo de iguales —a pesar de que esas relaciones hoy estén dificultadas por las restricciones pandémicas—, las dudas en la construcción de la propia identidad o la necesidad de asumir los cambios físicos en su cuerpo. Aunque también reconocen que los adolescentes actuales están muy condicionados por cambios sociales profundos, como el de tener una vida en dos niveles — el físico y el del mundo online—, por esa percepción del futuro como algo no deseable y por el miedo a crecer porque la etapa adulta no parece atractiva.

Los psicólogos reconocen que el covid ha amplificado cuestiones que ya estaban dando señales de alerta entre este colectivo, como la virtualización de las relaciones, la dificultad para integrar lo corporal, el sufrimiento emocional o la desesperanza. Aseguran que, aunque las consultas por problemas de salud mental en este grupo han crecido mucho en los dos últimos años, «ya eran una preocupación antes de la pandemia». Pero además de buscar ayuda profesional, los autores de esta publicación recuerdan que hay cosas que los adultos pueden hacer en el día a día para ayudar a los adolescentes. Una es recuperar la conversación. «Es muy importante escucharles y hablarles, pero no de igual a igual, sino desde la asimetría propia de nuestras posiciones en el mundo y también desde el respeto y la humildad», comentan. Reivindican que se potencie la presencia física, huyendo de las pantallas, y tener la mente abierta para asumir que van a equivocarse en muchas cosas «como antes hicimos nosotros y como lo seguimos haciendo». Ricardo y Vanessa recuerdan que el error forma parte del aprendizaje. La otra clave está en la visión positiva y esperanzada que debe transmitírseles. «Apostemos por ellos. Es posible que lo hagan mejor que nosotros, y de hecho, de eso se trata», resumen.

Los autores confían en que el libro sirva para sensibilizar sobre la realidad de los adolescentes contemporáneos y sus necesidades, pero fundamentalmente sobre la importancia del adulto en la maduración del adolescente para evitar que quede estancado en esa etapa sin salida. «El adolescente sigue necesitando al adulto como testimonio de vida, una vida imperfecta, pero una vida posible», dice Fandiño.