Charo pide ayuda para su hijo de 3 años con leucemia: «Marco tiene más probabilidad de encontrar un donante en Galicia»

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Los padres de un niño de Jaca enfermo inician la prueba más dura de su vida, encontrar una médula compatible en solo cuatro meses. Esta hija de un lucense, explica que puede haber coincidencia genética aquí

29 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Marco tiene apenas tres años y lleva dos luchando contra la leucemia linfoblástica aguda. Y aunque no tiene consciencia del tipo de enfermedad que tiene, sí está acostumbrado a estar «malito». Esa es su normalidad. Pero aún así, no entiende por qué tiene que estar otra vez en el hospital tanto tiempo. Le gustaría ir al cole, como el resto de niños, y volver a casa pronto para estar con sus padres, los tres juntos. Ellos se tienen que turnar en el hospital por protocolo covid y el pequeño nota la ausencia, sabe que si está su mamá con él, papá tiene que irse y al revés. Tras pasar casi dos años a tratamiento con quimioterapia y cuando ya estaba en fase de estabilización, Marco sufrió una recaída que le ha obligado a iniciar un nuevo tratamiento de quimioterapia más agresivo y a buscar un donante de médula para salvar su vida.

Él se entretiene con sus juguetes. Le gusta pintar, jugar con sus legos, con la plastilina, que le lean cuentos y soñar con ser Spiderman, mientras sus padres han iniciado una carrera contrarreloj para buscar un donante de médula compatible con Marco. Tienen cuatro meses para encontrarla, desde que termine esta fase de quimio con éxito. Ese será el tiempo que su médula pueda mantenerse limpia de células «malas» para poder realizar el trasplante, todo ello explicado de una manera muy sencilla. Por eso piden ayuda, para encontrar el donante que tanto necesitan.

«Cuando tenía un añito o así, en las vacaciones de Navidad de hace dos años, Marco estaba malo todo el rato, con fiebre. Fuimos varias veces al médico e íbamos descartando cosas. Pero llegó un momento en que llevaba como diez días tomando medicamentos y fuimos a urgencias. En el hospital le hicieron una analítica y ya le detectaron las células malas en la sangre», explica su madre, Charo Fernández, que también cuenta que tuvieron que mudarse a Zaragoza desde Jaca para que Marco pudiera seguir su tratamiento. «Tuvo muchos ingresos y era inviable ir todos los días a Zaragoza desde Jaca», dice. Después de todo este proceso y cuando ya las cosas pintaban muy bien, tanto Charo como su marido, Felipe Ledo, recibieron una muy mala noticia: «Después de dos años de quimioterapia, todo iba perfecto. Los valores daban bien y estábamos a unas semanas de acabar el tratamiento cuando, en un control rutinario, vieron que tenía recaída y que teníamos que acudir a un trasplante», aclara.

«Intentamos disfrutar el día a día con él, mientras rogamos que todo el proceso vaya bien»

Así, desde el pasado 25 de diciembre se encuentran ya en esta nueva fase: «Entramos otra vez en un proceso de quimioterapia más dura, con ingresos, él está con llagas, con fiebre... Ya volvía a tener pelo, pero se le está volviendo a caer... Hay que limpiar la médula bien y el donante se busca una vez que esté limpia. A finales de mes le harán una prueba para ver ya si está bien», y a partir de entonces tienen cuatro meses para hallar compatibilidad, mientras reconoce que la noticia les cayó como «un jarro de agua fría». «Pensábamos que había salido de la enfermedad porque el 80 % de los niños con este tipo de leucemia consiguen remitir la enfermedad con quimio y no necesitan un nuevo tratamiento. Y al principio te desesperas y piensas que las probabilidades son muy pocas. Sabes que tienes que pasar otra vez por un proceso muy duro para el niño». Pero una vez superado ese momento de shock, Charo y Felipe reconocen estar «disfrutando del día a día con Marco y rogando por que salga el donante y que todo el proceso salga bien».

CAMPAÑA

Estos padres coraje no tienen palabras de agradecimiento para el personal del hospital Miguel Servet y de la Fundación Josep Carreras: «Se han volcado con nosotros, nos han dado muchos ánimos, incluso han llegado a organizarse compañeros de mi trabajo y de los de Felipe. Han llegado a hacer una campaña con el banco de sangre de Aragón, que se ha ofrecido a ir a Jaca a hacer una colecta extraordinaria de sangre y de donantes», explica ella, sabedora de que toda la ayuda es poca y que, al tener orígenes en Galicia y en Extremadura, tienen más posibilidades de encontrar compatibilidad en estas zonas: «Yo tengo raíces gallegas. Mi padre es de Lugo, de Navia de Suarna. Y Marco tiene más probabilidad de encontrar donante en Galicia, en sitios donde puede haber coincidencia genética, como también puede ser Badajoz», explica.

Charo quiere aclarar que el proceso de donación de médula ha evolucionado mucho y que «no es invasivo». Se puede colaborar y «se puede salvar la vida de un niño como Marco o de otros que no tiene por qué ser niños. También hay gente que está esperando su médula y es muy difícil encontrarla».

Para formar parte del banco de donantes, explica que debes tener más de 18 y menos de 40 años, no estar embarazada, pesar más de 50 kilos y no haber padecido cáncer o alguna enfermedad transmisible genéticamente: «Una vez que estás en el banco, tienen tus datos y si encuentran a una persona que necesita trasplante compatible contigo, pues te llamarían y entonces empieza el proceso de donación. Solo uno de cada 40.000 inscritos puede donar y te piden el consentimiento», aclara. Sobre el proceso de donación añade que es muy sencillo, basta con hacer unos simples pinchazos y una anestesia general con mascarilla. Con esa muestra puedes salvar una vida.

Y le envía un mensaje a los que la idea de donar siempre la han tenido en mente: «Yo me lo planteé cuando no tenía un niño enfermo y siempre lo dejaba para después. Pero llegó un momento en que a mí se me pasó. Yo ya tengo más de 40 y no puedo donar y ahora veo que igual que le pasó a otra persona, me ha pasado a mí. Que puede ser tu hijo, que puedes ser tú, puede ser tu padre y que no lo dejes para más tarde. Que es solo un pinchazo. Un pinchazo salva una vida, el próximo podrías ser tú o tu hijo. Es así de fácil. Por un día estar en el hospital y estar molesto una semana, puedes salvar la vida de un niño de tres años o de tu padre o de tu hermano», explica. Ahora solo falta que todo el proceso vaya bien, algo que no es tan sencillo, que la médula de Marco quede completamente limpia, y cruzar los dedos para encontrar un donante compatible. Solo así, Marco podrá hacer honor a su apellido, Ledo, y devolverle la alegría a su familia.