¿Por qué están locos por el «lettering»?

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La ilustradora Alba Farto con Iago, de 10 años, en una clase de lettering en el local coruñés Ese Sitio.
La ilustradora Alba Farto con Iago, de 10 años, en una clase de lettering en el local coruñés Ese Sitio. MARCOS MÍGUEZ

El arte de dibujar letras es una fiebre que sube en Galicia entre adultos y niños. No, no sale a la primera ni es caligrafía. Sí, reduce la ansiedad. El estrés se combate mejor a mano, al estilo de los romanos. ¿Empezamos? Los expertos nos guían

25 ene 2022 . Actualizado a las 16:51 h.

Escribir es un arte cada vez más personal y contagioso. ¿Que los niños no saben escribir a mano, que todo lo hacen con el móvil, que no se detienen en nada? Pide sus apuntes de papel a un niño o a una niña de sexto de primaria o de primero de ESO. Será raro que no te sorprendan con una rotulación personalizada. Muchos chicos de 10, 11 o 12 años tienen unos apuntes de aire retro que ya quisieran las libretas de tus años egeberos. Si oyes Tombow por todas partes, estás pillado. Escribir bonito va a más, entre mayores y pequeños a partir de esa edad en la que no cuesta coger el lápiz. En Galicia, la fiebre por el arte de dibujar letras empezó a notarse hace unos diez años, con la aparición de talleres y cursos, presenciales o en línea, para adultos o niños (en especial, de 8 a 12 años), que practican la caligrafía creativa, ¡más lo segundo que lo primero! Porque lettering no es lo mismo que caligrafía, sostiene la ilustradora Alba Farto (A Coruña, 1979), profesora de esta disciplina en los centros cívicos coruñeses y en el local Ese Sitio, del Orzán, que abrió Mónica Borrás justo antes de la pandemia para ofrecer talleres que van del lettering al bordado creativo. En Ese Sitio, uno de los jóvenes alumnos de Alba, Iago, de 10 años, posa junto a su profe para ilustrar este reportaje. Él empezó en octubre a ir a este taller, una vez a la semana, y no se pierde una clase. «La caligrafía es aprender un alfabeto; lettering, dibujar letras dejando a un lado las normas», señala en esta línea Lidia, que ofrece talleres en Maow Studio&shop y apunta que la fiebre va a más en niños y en preadolescentes.

«Facer lettering é relaxante. Estás unha hora e media ou dúas horas concentrado, sen pensar en nada máis que as formas das letras, en como ilustrar o que din, o que di o texto, en que esas letras que debuxas vaian coa idea que queres transmitir. Manda a creatividade», comenta Alba Farto, que lleva ya seis años con los talleres de lettering a niños y a adultos. «Pregúntolles aos rapaces por que lles gusta e dinme: ‘É unha forma de diferenciar os meus traballos'».

Que es un arte salta a la vista. Entre sus propiedades está que rebaja la ansiedad y el estrés. «El lettering aporta beneficios psicológicos, tanto a niños y niñas como a personas adultas. Rebaja la ansiedad porque funciona como una actividad distractora. Te hace parar, olvidarte de las fuentes de estrés. De hecho, se podría usar como ejercicio de mindfulness al ser una actividad de atención plena», afirma Salvador Peña Longhi, de SPL Psicología, que señala también que aumenta la autoestima y puede ser útil para personas con TDAH, «para focalizar su atención y aumentar la capacidad de concentración».

¿Qué necesitas para empezar? Basta con papel y lápiz (o pincel). «Eu comezo así con nenos de 8 anos. Fago unhas letras de exemplo. Sintetizo as formas: son só liñas horizontais, verticais e diagonais; non existen as curvas! Cando fas lettering, imitas a caligrafía con pincel», resume Alba, que es hija de una rotuladora de tiendas. Primeras claves: cuando el lápiz va hacia abajo, la línea es gruesa; si va hacia arriba, fina.

MARCOS MÍGUEZ

Del lápiz al rotulador o el pincel se pasa, muy a menudo, con los años. Los Tombow son la marca reina, la más popular, pero hay lettering sin Tombow. Iván Castro, un referente nacional e internacional que lleva 15 años dando clases de esta materia, prefiere los pinceles de verdad. «Hacer lettering —señala el artista— puede ser relajante o enervante al principio. Depende de cómo seas tú... Puede ser frustrante al empezar, cuando lo intentas y ves que no te sale». Pero hay que perseverar. «Porque es reconfortante, es muy gratificante la recompensa que tienes cuando acabas el trabajo», asegura el autor de The ABC of Custom Lettering, que ofrece cursos online y presenciales.

El ex diseñador gráfico Iván Castro, experto en caligrafía, tipografía y lettering.
El ex diseñador gráfico Iván Castro, experto en caligrafía, tipografía y lettering.

«ES COMO HACER DEPORTE»

Además de lápiz (o pincel) y papel, para empezar la actitud debe ser una: de humildad. «Vamos a hacer algo que se hace con técnicas específicas, que requieren constancia, paciencia, dedicación. ¡No es algo que salga a la primera! Es como practicar un deporte o tocar un instrumento, una cuestión de memoria muscular», destaca Iván Castro. Para él, es esencial la práctica diaria: «Es más interesante tener la mesa preparada con tus papeles, tus plumas o los rotuladores para sentarse 15 minutos a practicar cada día que pegarse toda una tarde o tres horas seguidas un día suelto. Porque hacer caligrafía cansa, física y mentalmente».

¿Hacer lettering es aprender a escribir las letras? «Iso é caligrafía. Pero eu empezo ensinando caligrafía para despois dicir: ‘Agora rompemos as normas! Ás veces quedan desconcertados, pero mola. No lettering non hai unha a igual que outra», subraya Alba Farto.

«Hay un poquito de confusión entre caligrafía y lettering. Resumiendo mucho, asociamos la caligrafía al gesto de escribir; no repasas el trazo, simplemente con el trazo que sale de la herramienta de la escritura construyes formas de letras. En cambio, el lettering se asemeja más al dibujo que a la escritura. En lettering lo que haces es ir construyendo las formas no tanto sobre la base de modelos preestablecidos como de manera libre, creativa, y que podemos estar cambiando y revisando constantemente», aporta Iván Castro. «Mientras que la caligrafía es un acto más manual, el lettering es más mental», añade.

Three Feelings (https://threefeelings.com/) aglutina parte de la creciente comunidad de caligrafía y lettering en España. «Para empezar, recomendamos un rotulador básico de punta de pincel y un libro de letras bonitas. Nosotros, más que el rotulador, enfatizamos el libro. A veces, compran rotuladores porque parece que con eso empiezas y vas solo y no es así. Un buen libro es la clave para acompañar este aprendizaje», señala Aida, de Three Feelings.

Para hacer lettering con lápiz vale cualquier tipo de papel. Si usas pincel o rotulador, mejor papel específico: el Kraft o verjurado. Son nociones básicas para entrar en un mundo que nace de la rotulación antigua, que ha vuelto, en plena era tecnológica, en una búsqueda de la exclusividad frente a las limitaciones del rótulo en vinilo.

«Las del lettering son técnicas tan antiguas como el alfabeto latino. Yo trabajo como lo haría un romano. La letra impresa tiene una historia de unos 550 años, ¡frente a los dos mil años de caligrafía!», nos recuerda Iván Castro.

El lettering lo verás hoy en todas partes sin darte cuenta, apunta el experto, «a veces donde menos te lo esperas», en rótulos de tiendas, en portadas de discos, en la publicidad, «incluso en el ‘Omega 3' de un cartón de leche».

¿Cuál es el error más común al hacer lettering? «Querer facer a letra moi perfecta -señala Alba Farto-, porque non es unha máquina. Se queres facer a letra perfecta, faina a ordenador, a máquina, repítela cantas veces queres e edítala nos programas do ordenador». El encanto del lettering es, precisamente, esa diferencia, que nunca se repita letra, que no haya dos aes iguales. Con dos horas es, según los expertos, suficiente para aprender las nociones básicas. Lo que ocurre es que se empieza y se quiere más...

Está claro que la letra entra mejor dibujándola.