Adrián y Rocío, un amor más allá de la discapacidad intelectual: «Nunca me dera un bico ningún mozo e sentín algo no estómago»

YES

Esta pareja de Santiago son todo un ejemplo de superación y confianza en sí mismos, del que todos deberíamos aprender. Se llevan mejor que muchas otras parejas: «Os nosos enfados duran dous segundos», explican entre risas y tras acabar de cumplir diez años juntos y felices. ¡A por otra década, pareja!

16 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A Adrián le entra la risa floja cuando relata cómo conoció a Rocío. Los dos, con discapacidad intelectual —él de 34 años y ella de 30—, son un ejemplo de superación y seguridad en sí mismos. Porque ya nos gustaría a la mayoría ser la mitad de lo felices que se les ve a los dos juntos. Transmiten alegría nada más empezar a hablar.

Se conocieron en Down Compostela en un curso de jardinería, según cuenta Adrián, que muestra cierta timidez a la hora de entrar en detalle sobre estos pormenores, pero poco a poco se va soltando y reconoce que fue un flechazo, que Rocío le gustó desde el primer momento. ¿Cómo fue? Y antes de contestar ya suelta una carcajada: «No sé cómo contarlo. Me acerqué yo y después ya empezamos a hablar los dos. Cumplimos diez años el 26 de diciembre», recuerda sin titubear, aunque reconoce que no le contó a su madre la primera cita que tuvo con Rocío. Pero ella se enteró por su cuenta. «Mi madre estaba en una reunión con la tía de Rocío y le dijo que ella iba a quedar con un chico de Santiago. Cuando llegó a casa ya me preguntó: ‘¿Y tú, con quién vas a quedar?' [Se ríe] Y yo escarallándome de la risa mirando para mi madre», comenta divertido este joven que realiza trabajos de mantenimiento en el multiusos Fontes do Sar.

LA PRIMERA CITA

Luego llegó la primera cita. Fueron al cine. Pero antes, Adrián logró darle un beso a Rocío: «Fue un momento muy especial. Pero ya ni me acuerdo», bromea. No es verdad, ¡vaya si se acuerda! Lo tiene muy grabado: «Fue en la fundación y hasta nos pillaron los profesores [se ríe], pero no nos dijeron nada», comenta mientras comienza a picar a Rocío que está a su lado: «Casi le gustó más a ella que a mí, porque para ella era la primera vez que un chico le daba un beso».

«Nunca me dera un bico ningún mozo e sentín algo no estómago», confiesa Rocío, aunque al principio no entendía bien qué es lo que Adrián pretendía: «Cando mo deu, quedei así dicindo: ‘Que fai este tío?' Pero gustoume», explica. Fue un beso sorpresa, pero la ilusión aún perdura diez años después.

Además, ni siquiera se enfadan mucho. En eso deberían aprender de ellos muchas otras parejas. «Os enfados duran dous minutos», reconoce Rocío, mientras cuenta que a Adrián le gusta picarla. «É moi cariñoso, pero tamén é moi vacilón e faime bastante rabiar», bromea Rocío.

Desde aquella primera cita que fueron al cine, le cogieron el gusanillo de ir a ver películas juntos, pero la pandemia les ha chafado bastante los planes de salir y reconocen que hace cerca de dos años que ya no van. También les gusta mucho salir a cenar y están deseando que el covid esté bajo control para retomar esas actividades. «Teño ganas de que todo volva ser como antes», reconoce ella.

Y es que para Rocío la pandemia ha sido dura. El confinamiento lo vivió con su tía enferma, que para ella siempre ha sido una segunda madre, hasta que tuvo que ser hospitalizada: «Paseino na casa, axudando á miña madriña. Despois faleceu. Foi duro. En maio levárona ao hospital a Santiago, e a nai de Adrián quedou comigo na casa. Pero ao estar alí, trasladárona ao hospital de Lugo a ver se podía mellorar. Morreu o 21 de xuño. Ela levoume sempre a tantos médicos... por iso sempre a quixen coma unha segunda nai», explica Rocío.

Después de este desafortunado acontecimiento, Rocío tenía que elegir entre volverse a Lugo a casa de sus padres o quedarse con Adrián y optó por la segunda opción: «Se estivese en Lugo tiña que empezar de novo, sabes? E non me apetecía volver a empezar de cero. Eu aquí traballo en Limpiezas Salgado. Estou na tenda e mais no almacén», explica orgullosa de su trabajo y se le nota una gran responsabilidad por cumplir con sus obligaciones.

UNA GRAN FAMILIA

Y desde entonces, desde hace casi dos años, Adrián y Rocío viven juntos con Mela, la madre de Adrián, y su hija Andrea. «Rocío trabaja de mañana y yo de tarde. Es así durante la semana», explica él, que reconoce que no se ve viviendo solo con Rocío, prefieren estar mejor así: «De momento, no. Yo no me veo viviendo solo», confiesa.

Además, a Rocío también se le ve encantada con Mela y Andrea y no duda en reconocer que está muy integrada en casa: «Son da miña familia», sentencia. Además, se organizan muy bien con las tareas de casa. «Ás veces, el pasa a aspiradora e eu limpo o po. E axudámonos entre os dous a facer as cousas», reconoce ella.

Mientras la situación no vuelve a ser lo que era antes de la pandemia, Adrián explica que el tiempo libre lo dedican a pasear y que están deseando poder volver al cine e ir a cenar por ahí o incluso acudir a un concierto como hacían antes: «Fomos unha vez a ver a un grupo. O cantante era amigo de Adrián e paseino moi ben», explica Rocío. Pues crucemos los dedos por que todo vuelva a la normalidad. Felicidades pareja, por esta gran lección de cariño, y a por otros diez años.