Estos gallegos viajan en busca de la Navidad: «Pasaremos Fin de Año en Port Aventura y Reyes en Disneyland París»

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MARCOS MÍGUEZ

Son los Willy Fog gallegos. No necesitan mucho, más bien nada, para hacer la maleta y recorrer mundo

11 dic 2021 . Actualizado a las 08:24 h.

En casa de los Cordonié Ramírez las maletas siempre están preparadas. «No sabes lo rápido que las hago, pero te diré que después de cada viaje, y ya van unos cuantos, siempre me doy cuenta de que he llevado cosas de más», cuenta Sonia, que hace ya más de diez años creó la web www.viajaconniños.com. Lo sabe todo, pueden preguntarle cualquier detalle que no se le escapa nada. Cuándo reservar, adónde ir en función de las edades de los peques, qué época es mejor, qué parque temático no te puedes perder... Estos Willy Fog gallegos tienen, además, un máster internacional en Navidades. No necesitan mucho para dejar su casa por unos días, simplemente que el trabajo y el colegio de los niños —tienen dos de 15 y 13 años— lo permitan. Pero si de enero a noviembre las escapadas son habituales, en diciembre son obligatorias. «Viajamos todo lo que podemos, y eso incluye la Navidad», apunta. Han vivido estas fechas en las principales capitales europeas, se conocen al dedillo los mejores mercados navideños, que aprovechan para visitar en el puente de diciembre porque muchos de ellos solo están hasta el 24, y han disfrutado de los parques temáticos en las fechas más señaladas del año.

Tras un año de obligado parón debido a la pandemia, este retoman tradiciones. Celebrarán Nochebuena y Navidad en A Coruña, donde viven y está su familia, y a partir del 26 de diciembre comenzarán las vacaciones, que incluyen Fin de Año en Port Aventura y la noche de Reyes en Disney (París). «Antonio, mi marido, y yo ya viajábamos antes de tener a los niños, pero cuando nacieron Iria y Lucas la manera de viajar cambió. Tienes que hacer un viaje que sea agradable para niños y para adultos, hay que ir poniendo un poco de cada. Un día cosas para niños, al siguiente, para mayores, ir a ver una plaza, otro ir a bañarte a una playa, ver un parque temático... Ir combinando para que todos los del grupo estén contentos», explica Sonia, que no ha dejado de viajar ni por estar embarazada ni por haber tenido hijos.

Su espíritu navideño y aventurero les ha llevado a recorrer unas cuantas capitales europeas, entre ellas París, Berlín, Viena, Praga —las que más les han gustado—, aunque también han estado en Roma, Madrid, Lisboa... Algunas las han conocido con y sin decoración navideña, y la conclusión es que la Navidad siempre suma. «A mí es que me gusta, si te espanta, pues no, pero puedes hacer el mismo turismo que harías sin ser Navidad, y a mayores tienes el aliciente de verla decorada, con un montón de luces...», explica Sonia. De París destaca «sus enormes avenidas con muchísima iluminación, también en los centros y galerías comerciales, como las Lafayette, muchos árboles de Navidad, pistas de hielo, mercados navideños...». Añade que incluso organizan un recorrido en autobús, pensando en personas mayores y niños pequeños, para poder verlo todo, porque la ciudad es tan grande que de otra forma se hace inviable. Para ir con niños pequeños, Lisboa le parece un plan muy interesante, ya que cuenta con el recinto Capital do Natal, el más grande de Europa, donde instalan una noria, un tren, una pista para tirarse en trineo, un mercado, además de organizar diferentes espectáculos.

Pero ¿y si tuviera que quedarse con una? No duda, enseguida dice París, aunque se muestra partidaria de que cada uno elija en función del destino que le gustaría visitar. «A mí, por ejemplo, Roma me gusta como ciudad, pero en estas fechas no me pareció espectacular». Pero lejos de este tipo de Navidad, de ciudades que parecen estar cortadas por el mismo patrón, —«porque lo mismo lo puede haber en Coruña en pequeñito»— está el encanto de las más pequeñas. «Son localidades que merece la pena visitar en cualquier época del año, porque suelen ser Patrimonio de la Humanidad, de estilo medieval, con sus canales, sus calles estrechitas...», explica Sonia, que apunta a Alemania, Austria o Francia como los destinos para visitar los mejores mercados navideños. «Dresde nos gustó muchísimo —continúa—. Es para ver en cualquier momento, pero en estas fechas es como si toda la ciudad fuese de Navidad. No es que en una plaza haya un mercadillo, es que los hay en todas las plazas. Decoran todo el pueblo, las casas, las calles... A mí me encantó».

La conocida como Florencia del Elba no es la única localidad alemana que han visitado. Cuentan que Friburgo, la capital de la Selva Negra, también merece una visita. En su ruta por el norte de Europa, la magia de la Navidad los llevó hasta Salzburgo, en Austria, donde «vimos muchos belenes, más que en otras ciudades, y muchos conciertos de música clásica navideña en la calle». Innsbruck, la capital del Tirol, un pueblecito rodeado de montañas, es otra de las paradas obligatorias que recomiendan si uno apuesta por hacer un recorrido en coche por esta zona en Navidad. «No son sitios para desplazarse exprofeso a uno de ellos, sino que compensa, y se pueden perfectamente elegir varios para visitar en un mismo viaje, tanto en el Tirol como en la Selva Negra», aconseja esta experta viajera.

ABSOLUTAMENTE DE CUENTO

Siguiendo sus recomendaciones, los que se animen a viajar hasta Francia no se deberían perder los pueblos de Alsacia, la zona que está haciendo frontera con Alemania. «Sin duda, yo marcaría Colmar, adonde hay que ir una vez en la vida con Navidad o sin ella, porque te da un parraque, es preciosa en todas las épocas, Estrasburgo también es muy bonito en Navidad, además tiene el mercado navideño más antiguo de Francia, y Turckheim. En este pueblecito, que no es muy grande, anuncian la Navidad como si la localidad hubiera sido construida por los duendes, es absolutamente de cuento», destaca. La representación es tal que tienen un calendario de Adviento real en la fachada de una casa. Cada noche, del 1 al 24 de diciembre, un grupo de niños abre una ventana para dar paso a la recreación de una escena. Muy cerquita de estas coordenadas está Riquewihr, así que toma nota, porque en varias ocasiones ha sido reconocido por su gran atractivo turístico.

Si tienes pensado viajar con niños, presta atención porque pocas personas saben más que Sonia. No les miento, dejó de contar la vez número 13 que visitó los dominios parisinos de Mickey Mouse. Los parques temáticos, asegura, tienen dos temporadas fuertes: Halloween y Navidad. Dice que es impresionante vivirla en uno de ellos, que además del decorado, los espectáculos y animaciones navideñas, los villancicos y los mercadillos donde sirven vino caliente y comidas típicas, los pequeños pueden visitar la casa de Papá Noel y de los Reyes Magos. Sí, sí, porque aunque en el resto de Europa no existe esta tradición, los magos de Oriente sí que se dejan ver por Disneyland París. Es más, van a lo grande, organizando una fiesta temática la tarde del 5 de enero. «Creo que es el único parque fuera de España que lo celebra. Al principio, hace muchos años, solo era para españoles, el resto veían eso y no sabían lo que era. Hoy en día, hay piñas para conseguir entradas porque van de todas las nacionalidades», indica. En Port Aventura, no se quedan cortos, ya que organizan una cabalgata por las calles del parque. «También hay muchos que hacen fiesta el 31 de diciembre —continúa—. Nosotros hemos estado en Port Aventura, en Disney y en Europa Park en la Selva Negra. Es una cena en un hotel con buffet libre, y vienen artistas que hacen los espectáculos en los parques a actuar en directo. En Port Aventura te dan uvas, hay fuegos artificiales, baile... En Disney no hay uvas, pero a las 12 de la noche delante del castillo hacen una cuenta atrás con la iluminación... y se abre el parque durante unas horas para poder ir a las atracciones de madrugada».

Después de esta masterclass de turismo navideño, solo me queda decirle: ¡Qué suerte tienen tus hijos! «Son conscientes», responde. Los niños, chicos, —que hasta el año pasado no habían visto nunca la cabalgata de su ciudad porque siempre han estado fuera— como no podría ser menos han heredado el gen viajero de sus padres, quienes están convencidos que este ritmo de vida «les aporta muchísima riqueza y adaptación».

No sé vosotros, pero yo me apunto a esta adaptación. Creo que no me costaría nada. ¡Feliz Navidad!

Fátima y Carlos: «Temos 1.226 figuras de Nadal de vidro!»

Viajar a Polonia en diciembre es algo así como quedarse helado. Sin embargo, a Fátima Cobo y a Carlos Vieira, casados y afincados en Pontevedra —aunque ella es de Lugo y él de Gondomar— les ocurrió todo lo contrario. Estaban ellos mirando un escaparate en Cracovia y descubrieron algo que lleva doce años dando calidez y color a sus vidas. ¿Qué vieron? Una figurita navideña cuya composición, en vidrio soplado, les fascinó. Él informático y ella licenciada en Geografía e Historia, quisieron saberlo todo sobre quién, cómo y dónde existía tanta paciencia para elaborar aquella diminuta obra de arte. Y descubrieron entonces todo un mundo. Han pasado doce años y el romance que tuvieron en aquel escaparate, con aquella figurita de cristal pintada a mano, ha derivado en que cada año recorren Europa en busca de los adornos navideños más bonitos, de los que se convirtieron en coleccionistas. Le llamaron ViCo a su colección y los números que esta arroja son apabullantes: «Temos 1.226 figuras de Nadal de vidro! Ocupan unha habitación e media... a ver a onde chegamos», dice Fátima.

Se supone que hay que ser muy duende navideño para ir por Europa buscando figuritas. Pero Fátima rompe el mito: «A min e a Carlos gustábanos o Nadal pero tampouco era algo esaxerado, poñiamos a árbore e punto. O que pasa é que o xeito de traballar destes artistas deixounos alucinados». Empezaron visitando mercadillos navideños en Alemania, Austria o Polonia. Ahí, fueron conociendo a fabricantes e incluso consiguieron a alguien que les guiase para llegar hasta pueblecitos donde lo mismo acuden a una fábrica exclusiva de adornos con cien operarios que a un pequeñísimo taller. Hay visitas de las que no se olvidarán en la vida: «A primeira vez que fomos a Lauscha, en Alemaña, alucinamos. É o primeiro sitio do mundo onde se fixeron bólas de Nadal. Imaxinemos algo como pode ser aquí Buño, pero todo un pobo dedicado a facer adornos. É algo incrible».

«Séguennos moitos rusos»

Tienen un Instagram sobre sus piezas (coleccion.vico) y muchísimos seguidores rusos. «En Rusia todo isto dos adornos fascínalles», dice Fátima. Solo la pandemia ha parado sus viajes navideños. De hecho, acaban de anular un viaje a Alemania. Pero volverán. Y será por Navidad.

Mónica Valderrama: «Paso cada fin de año en una ciudad de Europa»

Si tenemos en cuenta el origen de nuestra protagonista viajera, que bien se merece estas líneas debido a su pasión por estar hoy aquí y mañana allá (sin el adverbio «más», salvo que sea para indicar su afán de superación sumando kilómetros por el ancho mundo), es lógico y natural, comprensible e incluso correspondiente, que Mónica Valderrama Santomé sienta un «bulebule» navideño. ¡Es de Vigo! Sin quererlo ni pretenderlo, pesa aunque sea un poco ese telón de fondo, su ciudad natal marcando tendencia lumínica mundial hasta «más allá» (ahora sí) de los confines de la tierra, alcanzando con su potente haz, según se atrevió a decir Abel Caballero este año, la Estación Espacial Internacional. Pero pongamos los pies en la tierra... y hablemos con Mónica, de quien ya sabía por amistad, antes de este relato, de su afán particular en visitar los mercadillos de Navidad en Europa o pasar el Fin de Año «cada año en una capital europea diferente», señala. Lo dice a modo de recuerdo porque este año no tiene «todavía ningún plan fijado». «Pero antes de la pandemia, sí o sí, lo hacía», confiesa.

En años anteriores, Mónica Valderrama disfrutó de mercadillos tan típicos como «los de Dortmund, Stuttgart, Múnich, en la zona de Baviera varias veces». «Y los fines de año siempre los pasaba en Viena, en Roma, en Londres, en Bratislava, en Praga... Cada vez en una capital diferente, siempre. Con el niño, sin el niño, con pareja, sin pareja, con mis hermanas o en grupo, siempre he viajado en Navidad, salvo en la época de pandemia», continúa. Y lo que ello significa «siendo viguesa, convirtiéndose Vigo en un referente de la Navidad nacional», dice con una hermosa sonrisa. En particular, menciona sus periplos por Alemania, «que es como volver a mis orígenes también». En tierras alemanas, subraya, «se siente ese espíritu». Le doy la razón porque una vez que viajé a mediados de diciembre a Londres, fue todo un descubrimiento zambullirse en otros corazones geográficos navideños. «También celebran en México al Niño Dios. Allí pasé en la playa (Manzanillo) algún Fin de Año. Son opciones diferentes, pero en general me gusta la Navidad Navidad, la Navidad en Europa, con lo entrañable, el frío, el vino caliente, las pistas de hielo y hacer bolitas de nieve... si se puede. He tenido todo tipo de experiencias en ese sentido. Me considero una persona viajera todo el año, pero sí... ¡soy viajera por Navidad! Es una época factible, porque son vacaciones. Y es bonito viajar».

Su «espinita»

Mónica añade: «Para un futuro me gustaría ir a Laponia. Siempre tuve ilusión por ver las auroras boreales y todavía es algo que tengo pendiente. Aunque he estado en Noruega, no me ha tocado en esta época. Supongo que, en breve, y cuando pueda, me gustaría ir a Finlandia a pasar unas Navidades allí y tener esa experiencia, en los orígenes un poco de esta festividad». Yo, un año, cené en la Nochebuena en casa con un finlandés de barriga algo prominente y pelo blanco Ariel... ¿Sería Santa Claus de incógnito?