Julia Tábara, neumóloga: «Los fumadores viven quince años menos»

YES

MARCOS MÍGUEZ

«Dejar de fumar es fácil», indica la doctora, que se sorprende del número de jóvenes que están enganchados a esta droga: «En Galicia empiezan a los 13 años»

11 nov 2021 . Actualizado a las 20:05 h.

En Galicia los jóvenes empiezan a fumar alrededor de los 13 o 14 años, la mayoría de ellos —explica la doctora Julia Tábara— porque quieren «hacerse los mayores». Pero el tabaco, advierte la neumóloga del Chuac, es una de las drogas más adictógenas porque de cada diez personas que la prueban, ocho se enganchan a ella durante una media de unos veinte años. «Seguimos viendo el tabaco como algo normal y no lo es, es una adicción y como tal no debería compartirse en los lugares públicos», destaca Tábara, que anima a dejar de fumar porque «es muy fácil». 

—Sorprende que hoy en día los jóvenes sigan fumando, ¿tenéis constancia de en qué medida lo hacen?

—Sí, sí. Yo creo que igual que antes. Las políticas no se han centrado en la prevención sino en el tratamiento. La mayoría de los jóvenes piensan que fumar es como hacerse un poquito mayor, en Galicia la media de la edad en que empiezan a probar el tabaco son los 13-14 años. La verdad es que esta droga es de lo más inteligente que hay, te hace creer que lo controlas, que fumas cuando quieres, que solo lo haces el fin de semana, pero un día te das cuenta de que no eres capaz de dejarlo.

—Además de por «hacerse» mayores, ¿existen otros factores que incitan al consumo en los jóvenes?

—En España el tabaco es muy barato, todo el mundo tiene dinero para comprarlo, y se fomenta poco el deporte. Así como en los chicos está muy bien visto quedar para hacer deporte, las mujeres fuman incluso más que antes por esa falta de hábitos deportivos.

—¿Las mujeres fuman más que los hombres?

—No, fuman más que en generaciones anteriores, claro, pero hoy en día no llegan a alcanzar a los hombres, pero casi. No están al 50%, pero se aproxima. Además, las mujeres tienen la falsa idea de que fumar les ayuda a estar más delgadas, empiezan por eso, para no tener tanta hambre…

—¿Eso es falso?

—Bueno, el tabaco quita el apetito, pero te sale de la piel, que envejece precozmente de una manera increíble. Si comparas a dos mujeres de 40 años, una fumadora y otra no fumadora, en la cara no tienen nada que ver. Hay muchas imágenes de gemelos univitelinos, uno fumador y otro no, y son totalmente distintos. Fumar envejece.

—¿Falta llegar a los jóvenes entonces?

—Sí, por un lado, es importante la educación, no solo familiar, sino en los medios, en la escuela, y por otra parte es que el tabaco se sigue viendo como algo normal. Tú ves un coche con el padre fumando delante y los niños sentados atrás y no nos sorprende, aunque la ventana esté abierta. Ese es el error, no es algo normal, es una adicción y como tal no debe compartirse en los lugares públicos, mucho menos en los coches. Las terrazas, afortunadamente, se han liberado por el coronavirus, pero antes era habitual que te llenasen de humo. Aunque estés al aire libre, te están fumando al lado.

—¿Las medidas deberían ser más estrictas?

—Sí, date cuenta de que los fumadores son el 28% de la población y cómo nos gobiernan a los demás. Hasta ahora la libertad era total para ellos. Yo, si iba a un concierto al aire libre, tenía que aguantar que estuvieran fumando al lado.

—Si tú tuvieras que resumirles a los jóvenes las consecuencias de fumar, ¿qué les dirías?

—Lo primero que les diría sería es que eso de que lo controlan es mentira. Es una adicción tan fuerte que cuando tú empiezas a probarla se multiplican una serie de receptores en el cerebro que aumentan y van a cambiarte para siempre. Ya no vas a ser un no fumador, vas a ser una persona que ha tenido contacto con el tabaco. Un porcentaje alto de la población, 8 de cada 10 de los que tontean, se van a quedar enganchados al tabaco de media unos 20 años y se van a gastar en tabaco unos 1.500 euros al año para perder 15 años de vida.

—¿Qué enfermedades van a tener?

­—Lo normal es que tengan la tensión más alta, problemas circulatorios, del cerebro y del corazón, problemas en la dentadura, afecta a la líbido, altera el gusto, el olor, y ya no me meto en toda la retahíla de tumores por donde pasa la nicotina: labios, lengua, esófago, bronquios, pulmón, riñones, vejiga, uretra… Todos están relacionados con el tabaco, incluso el de mama.

 —¿Es tan difícil dejar de fumar?

—¡Qué va! Es una mentira, mi experiencia en la consulta de deshabituación tabáquica es que la gente te dice: «Yo no pensé que fuera tan fácil, si lo hubiera sabido lo habría intentado antes». Sí que es cierto que hay que estar preparado, mentalizado, hay que tener controlado el entorno, y las ideas claras. Al dejar de fumar, uno se pone un poco triste, tiene que pasar el mono, e indudablemente da pereza, es un mes de pasarlo mal, pero después los beneficios son numerosísimos y ya no te acuerdas. Por lo general, se lleva bien. Si te lo tomas a la ligera, vas a recaer. Es una droga y siempre vas a ser sensible. 

—Lo que hay es que ser firme, entiendo.

—Sí, lo que no puede ser es eso de «fumo el sábado». Cuando uno pierde el control con una sustancia, como si fuera el alcohol, no puede permitírselo. Si eres radical y dices «no fumo ni uno más», entonces no es difícil.

—¿Cuánto se tarda en dejar de fumar?

—Nada, en no tener síntomas entre uno y tres meses. En ese tiempo se supera. Desde la segunda o tercera semana ya lo llevan bien.

—¿Hay que ir a algún lugar para dejarlo, alguna asociación? Habrá gente que no pueda sola.

—Hay que intentarlo la primera vez solo, sobre todo si eres joven. El mejor sustituto es el deporte. Te mentalizas, lo tienes claro, pones una fecha y controlas tu entorno: por ejemplo, si tus padres son fumadores les pides que no lo hagan delante de ti y lo sustituyes por el ejercicio físico. La gente mayor que ha tenido recaídas va a necesitar tratamiento, pero se triplica el éxito, la Asociación Española contra el Cáncer tiene un grupo que ayuda; y si no también te puede ayudar el médico de cabecera. Nosotros antes teníamos una consulta, pero con la pandemia nos hemos tenido que reubicar y se ha cerrado, esperamos volver. Hay tratamientos como los parches de nicotina, comprimidos de nicotina, terapia farmacológica que puede recetar el médico…

 —¿Los beneficios son inmediatos?

—Sí, la mejora de la tensión arterial es a los 20 minutos; igual que el gusto y el olfato, a nivel respiratorio en pocas semanas el pulmón echa todas las flemas y secreciones, disminuye la fatiga, a nivel circulatorio se mejora muchísimo. En la piel se nota una barbaridad, cambia totalmente, pierde eso de estar abotargada.

 —¿Vale de algo eso de «solo fumo dos al día»?

—No, el cuerpo nos engaña. A veces te dicen que fuman la mitad y tú les mides la toximetría y el fumador se acostumbra a extraer el doble de ese humo, hace caladas más profundas, las aguanta más tiempo dentro, como que compensa, fuma menos, pero más intenso. Eso es engañarse, como con todas las drogas no hay un punto que se pueda consumir un poquito. Cuando se pierde el control con una sustancia hay que dejarla por completo y que no nos domine. En el caso del tabaco se está llevando 15 años de vida y de calidad de vida que es más importante. Los fumadores viven 15 años menos. Nosotros ahora les prolongamos la vida, pero muchos están atados al oxígeno, muchos tienen tumores, la calidad de vida no es la misma. El tabaco es mucho más adictógeno, crea dependencia mucho más rápido que cualquier otra droga. En el caso del alcohol, tienen que beber cien personas para que seis se enganchen, en el tabaco de diez que lo hacen, ocho se quedan enganchadas.