—¿Cuál es el objetivo?
—Llevar una vida lo más normal posible, ya que esto supone un impacto social y laboral importante en una enfermedad que, además, se diagnostica a una edad joven, entre los 15 y los 40 años. Se pautan estimulantes para la excesiva somnolencia y antidepresivos, generalmente, para los episodios de cataplejía, que es verdad que son bruscos, pero que el paciente puede anticipar un poco.
—Jordi Évole decía: «Me está empezando». ¿Lo puedes frenar?
—Puedes intentar controlarlo, intentando evitar que venga la emoción, aunque es muy difícil. La medicación lo que hace es disminuir esos ataques, que se consideran una interferencia de la atonía del sueño REM en vigilia. El tratamiento puede controlar los síntomas, pero la enfermedad no desaparece.