Las aguas del río Eume y las escorrentías de la escombrera exterior acabaron inundándolo todo. El lago desagua por el lecho del río Carracedo y se abastece de cuatro riachuelos, Illade y Meidelo, por la orilla este, y Carracedo y Maciñeira, por la oeste, además de por la lluvia. «Marea non hai, pero cando chove moito nótase que sube o nivel», comenta Lorena. Ella se escapa, siempre que puede, para recorrer un tramo de la Senda da Memoria, aunque confiesa su debilidad por la playa, con magníficas condiciones para el baño (la calidad del agua está calificada de excelente) y los deportes náuticos: «Fun das primeiras en ir [desde el 2012], agora xa vai moita xente, case máis de fóra das Pontes que de aquí». Con viento del sur o sudoeste e inestabilidad atmosférica, es posible incluso volar en parapente y aterrizar al pie del lago.
BIODIVERSIDAD
«La biodiversidad es vida», reza un cartel en la entrada de la Senda da Memoria. Al final, a la altura del kilómetro ocho, hay otro indicador: Observatorio ornitológico. Allí, entre los juncos, alrededor de dos pequeños islotes, crían los patos y otras aves acuáticas, que se dejan ver a primera hora de la mañana y cuando cae el sol. El paseante se mueve entre abedules, sauces, alisos y tojos, en suelo llano. «A paisaxe cambiou moito, e para ben», remarca Josefa.