Pepe Viyuela y José Mota: «Juntos hemos estado al borde del desastre»

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«García y García» despega este viernes en la gran pantalla. Es la primera vez que Viyuela y Mota comparten vuelo y ha sido desastrosamente divertido. Imposible aterrizar. ¡No hay por dónde pillar esta entrevista!

27 ago 2021 . Actualizado a las 11:36 h.

Atravesamos turbulencias cómicas. Si Viyuela y Mota volasen juntos, y además anduviese por el medio Martita de Graná, ¿qué pasaría, seríamos capaces de no salirnos de la pista del humor? García y García acaba de estrenarse en cines, cada uno en un García diferente, con su sentido del humor, para acabar juntos y revueltos, bien despendolados. Tan felices. ¡Despegamos!

-García y García, ¿no?

J. M. Sí, sí, muy bien, por ese orden...

-Vaya par. Qué hacéis en el mismo vuelo, es casualidad?

J. M. Venga, Pepe, ¿empiezas tú? Venga, venga, por orden de edad...

P. V. Esto ha sido una feliz coincidencia. Nunca habíamos trabajado juntos y ahora podemos decir que ha sido una experiencia estupenda. Además, esperamos que pueda tener recorrido. Nos hemos divertido mucho juntos. El objetivo ha sido hacer una película que, en estos momentos más que nunca, quiere conseguir que la gente pase un rato divertido, vaya al cine y consiga ir dejando atrás esta pesadilla que acabamos de vivir. ¡Estamos felices juntos!

J. M. Y si es posible... revueltos.

-Pero no es la primera vez, ya habíais estado juntos...

P. V. Sí, un día en el rastro nos encontramos...

J. M. Si lo dice Pepe, será verdad. Tiene mejor memoria que yo. No habíamos trabajado juntos antes, pero sí coincidido en el mismo programa, hace años. En ¿Esto qué es?, un formato de Hugo Stuven de variedades. Estamos hablando del año 89.

-Xa choveu. ¿Os han confundido alguna vez?

P. V. Sí, sí, a mí muchas veces. Muchas veces me han dicho: «¡Andaaa, José Mota!». Y me hago la foto, y pienso: «Sí, verás el chasco que te vas a llevar, jajaja».

J. M. Además, los dos somos Pepes.

P. V. Ya, pero dime tú qué tenemos que ver este señor y yo físicamente...

J. M. La gente va al bulto. A mí con Pepe Viyuela me confunden menos...

P. V. Es que él se parece menos a mí que yo a él.

J. M. Con Pepe Viyuela acabas borracho de la risa.

P. V. Y de otras cosas.

-Con vosotros, una puede imaginarse de todo. ¿Hubo mucho lío, mucho enredo en el rodaje?

J. M. Hombre, este ha sido un rodaje absolutamente bárbaro, duro, intenso, gracias a Ana Murugarren (la directora). Y hemos estado Pepe y yo con nuestras bromas, mea’os, mea’os... Recuerdo momentos de: «Calla yaaa, ¡acción!». En La chispa de la vida, con un compañero, nos pasó que tuvimos que repetir 15 veces porque nos entró una risa incontenible. Aquí nos hemos sujetado, pero hemos estado al borde del desastre.

-El papel de Mota es serio, ¿cómo borda esa seriedad un cómico sin partirse?

J. M. Porque es un papel distinto, este es el papel de un coach, de un tío que se está separando y tienes que mantener esa seriedad del personaje para que haya contraste entre el otro García y yo.

-Ana, la directora, te puso como ejemplo a Cary Grant. Ahí es na’...

J. M. Ana me dijo: «Esos ojos verdes los tengo yo que retratar». Mi Javier García necesita al otro García, a Pepe, para sacar el punto de locura. ¡Él me arrastra!

-Tiene su punto gallego esta comedia, donde el pulpo no es un animal de compañía, sino un arma arrojadiza. ¡Qué desperdicio!

J. M. ¡El pulpo es un animal de altos vuelos! Pasa por encima de la cabeza de más de uno...

-Ni Iberia ni Ryanair, voláis con Hispavia, una compañía desastrosa. ¿Tiene algo que ver con la realidad española o es pura ficción?

P. V. Hispavia puede ser metáfora de muchas cosas, no funciona bien porque está muy mal gestionada. En este sentido, sí puede tener paralelismos con aspectos de la vida pública española.

J. M. Bueno, hay solo cierta coincidencia. En Iberia, los vuelos son regulares, aquí son directamente malos.

-Hay amor en el humor. ¿Qué tienen en común, aparte de sonar parecido?

J. M. Amor y humor son dos ramas del mismo árbol. La sonrisa es la declaración humorosa de la comedia.

P. V. Qué bonito, intenta repetirlo. Amor y humor son lo que más nos caracteriza como humanos, eso y sus contrarios. Amor y odio...

J. M. Amor y humor, ¡y odio y potasio!

P. V. Qué idiota, jajaja, así no se puede trabajar... Los humanos tenemos ese sexto o séptimo sentido, que es el del humor, que nos distingue de los animales.

J. M. Bueno, las hienas ríen.

P. V. Y las ballenas.

J. M. La ballena porque va llena.

P. V. Incluso ríen las hormigas.

J. M. Pero más el hormigón...

P. V. El hormigón armado.

 

-¿Un humorista es un gracioso?

J. M. Hay humoristas serios.

P. V. El otro día hablábamos del poshumor. Hoy lo que busca muchas veces el humor es epatar, dar un golpe.

J. M. Una cosa... ¿Epatar es impactar a un pato?

P. V. Eres un pozo de sabiduría.

J. M. Yo sé más por lo que callo que por lo que sé.

P. V. Y yo aprendo más de ti cuando no abres la boca.

J. M. Me gustas cuando callas porque estás... epatante.

-Pepe me dijo hace un año que ha llegado a presentarse hasta tres veces a la misma persona. ¿Y Mota?

J. M. Es que yo tengo la teoría de que en las fiestas la gente no mira. Estamos más al canapé.

P. V. ¿Dices que yo estoy al canapé?

J. M. No, tú eres una persona con su mundo interior. No necesitas canapés.

P. V. Claro, tengo mi propia empanada.

J. M. Yo nunca me he presentado tres veces a la misma persona, pero lo que sí me pasa es que me saludan: «Hey, Jose, ¿qué tal aquello?» y no tener ni puta idea. Y pongo el automático del sí y el no a la vez [gira la cabeza en señal de sí y luego de no] y digo: «¿Aquello? Al final, tampoco... jajaja». Hay una app muy buena para esto, que te rascas y suena el teléfono, y te libras.

-¿El humor en España «is different» o no hay denominación?

P. V. Creo que nos reímos todos de lo mismo. La gente se ríe con Plácido lo mismo aquí que en Francia.

J. M. Yo creo que los números de Pepe tienen la misma gracia en Francia o Inglaterra. Seguro que los has hecho, Pepe, y que funcionan en otros países...

P. V. No se ríe nadie, pero funcionar funcionan. Es que yo no busco la carcajada. Busco el pellizco, pellizcar.

J. M. Al final, la vida son los pellizcos que te llevas.

P. V. Sí, los pellizcos de pan.

-¿El número de «La resistencia» estaba preparado? Impactante.

J. M. No estaba preparado. Todo parte de cuando estuve en La resistencia con Santiago Segura... Pero me pregunto: ¿Qué ha sido lo que os ha llamado la atención de lo de La resistencia, ver a dos señores haciendo el tonto?

P. V. Lo único que hicimos fue pasarlo bien, no había estrategia de márketing.

David Broncano ya nos dijo que no iba a haber entrevista. Así que seguimos esa vereda, improvisamos. Lo único que pactamos, y que al final hicimos al revés, fue decidir cómo nos íbamos a sentar.