Luis Zahera: «A Illa é como unha aldea gala»

CARME D. PROL / S.F.

YES

MARTINA MISER

El actor, el chef Javier Olleros, la actriz Isabel Naveira y el humorista David Amor nos descubren cuál es su playa favorita y sus mejores anécdotas alrededor de estos arenales

31 jul 2021 . Actualizado a las 10:11 h.

Las playas son baúles de recuerdos, verano tras verano van quedando historias en ellas que marcan un antes y un después en nuestras vidas. Las hay de todo tipo, amores estacionales, historias de infancia o días de disfrutarlas en familia. Y en ellas tenemos mucho que hacer, mas allá de tomar el sol porque son lugares para pasear, dar un chapuzón de fin de día o pasar una tarde de juegos. Esta vez descubriremos las que guardan las memorias de algunos de los personajes más queridos de Galicia.

Luis Zahera: «A Illa é como unha aldea gala»

Por muchas veces que el actor Luis Zahera haya pisado A Illa de Arousa nunca se cansará de pasar en estas playas los meses de verano. Lo lleva haciendo desde niño y parece que a cada año que pasa lo disfruta aún más y con la misma energía. No solo se encuentra aquí su playa favorita, sino que también es el lugar en el que quiere retirarse, un «sitio paradisíaco, de conexión coa natureza».

Si tenemos que hablar de arenales, Luis Zahera tiene claro cuál es el que más le ha marcado, se trata de Milhomes, «é a miña favorita porque pasei aí a infancia, incluso o seu nome chamoume sempre moito a atención xa que é moi curioso. É unha cala moi pequena, con pouca xente, á que iamos para alí os sete da familia durante case todo o verán», recuerda. No es la única que conoció en su niñez, también hace memoria sobre un suceso que lo dejó marcado, ya que en una playa cercana a esta apareció el cadáver de un marinero, lo que fue suficiente para que Luis se mantuviera resguardado en Milhomes y se le quitaran las ganas de aventurarse por la isla. Visitó otras como la popular Area da Secada: «Recordábame a Riazor, que de pequeno tamén pasaba algún tempo por alí, non era perigosa pero a auga cubría enseguida, cousa que non pasaba en outras».

Con los años, los gustos fueron cambiando, «de rapaciño fun fiel a Milhomes pero despois descubrín outras, agora vou sempre a Carreirón, por exemplo», descubre. Es una de las playas más conocidas de la isla pero como todo veterano, Zahera tiene sus trucos: «Carreirón ten uns catro kilómetros de lonxitude e a min gústame moito camiñar. En xeral a xente é preguizosa por natureza así que se avanzas un pouco pola area podes atopar zonas da praia nas que estás case só, sen ninguén quen moleste ou a quen molestar. Ademais, nos tempos que corren, ter distancia valórase moito».

Deporte en la arena

La playa no es solo para tomar el sol y eso Zahera lo sabe bien, ya que no para quieto. Aprovecha los arenales tanto para hacer deporte como para echar algún partido a las palas. Durante las mañanas que pasa en A Illa, aprovecha para mover el cuerpo: «Fago exercicio a primeira hora da mañá, cando non hai ninguén, vou para Area da Secada con dúas pesas de quilo e medio a darlle duro, despois, como di a xente de Arousa, chúmbome no mar. No inverno isto xa non pasa, nin con neopreno, que tan bravo non son». Además del ejercicio matutino, las tardes no son mucho más tranquilas, «non me gusta facer castelos, estar de relax na colchoneta ou coller unhas pedaletas, pero as partidas de palas sempre se fixeron. Eu fago ruído, xogo ás palas, estou sempre dun lado para outro e ademais falo altísimo. Por iso tamén teño que ir a Carreirón, para non incordiar a ninguén!»

Ya son muchos veranos en A Illa y en la actualidad es muy distinta al lugar que conoció Zahera en su primera visita en el año 79. Pasó de ser un lugar de difícil acceso a uno de los puntos más turísticos de las Rías Baixas. Sin embargo, el mayor cambio que recuerda el actor es la construcción del puente, en el año 85, que facilitó el acceso al lugar por carretera. «Antes da construción da ponte había uns doce coches en toda a Illa, pouquísimos, lémbrome que ata as estradas estaban feitas con casca de mexillóns, navallas, berberechos...Todo era moi distinto, para chegar alí, e para marchar tiñas que ir nunha motora. Tamén era moi romántico, porque viaxabas no barco e os arroases seguíanno, era impresionante».

En los últimos años, las playas de la Illa de Arousa se han convertido en algunos de los arenales más codiciados para turistas y veraneantes, por su calidad y localización privilegiada, algo que Zahera también ha notado: «Agora falo con xente nativa e din que ás veces pensan que estaban mellor sen a ponte, teñen medo da masificación turística que hai algúns días no verán, por toda a xente que vai para as praias. A min bérranme porque falo tan ben da Illa no xornal que pensan que van ir para alí moitos máis visitantes dos que xa teñen», conta. La justificación de por qué es un lugar tan especial para los foráneos no tiene dudas para el actor santiagués: «Arousa é un dos poucos sitios nos que non entrou tanto o sector da construción, non hai tanto ladrillo como noutros lugares da costa galega. Son como unha aldea gala, moi excepcionais. Están moi ligados ao mar e acostumados a estar illados pero, claro, agora que todo deus quere ir para alí é normal que teñan receos».

A pesar de todo, Zahera, después de tantos veranos ahí, ya tiene un sitio asegurado y el cariño de la gente de la zona: «A Illa para min é unha segunda casa, de feito merquei unha propiedade, unha cousiña de nada, porén é o meu lugar para retirarme. Dende o 79 xa pasaron moitos anos e síntome moi unido a este lugar. Ademais, igual por estar de pequeno nos boy scouts estou moi unido á natureza, cada vez tiro máis para esa tranquilidade e menos para a vida na cidade». Una paz muy distinta al ritmo de trabajo que lleva el actor en los últimos años, ganador de un Goya a mejor actor de reparto en el 2019: «O meu traballo é moi urbanita, ao facer cine e televisión paso moito tempo en lugares como Madrid, onde estarei ata novembro gravando, ou outras cidades, pero o que teño claro é que o lugar onde quero vivir nuns anos non é aí, quero estar na Illa».

Zahera ya tiene incluso un título superior al de veraneante: «Eu aquí xa non son de fóra e iso é algo que custa moito gañalo, eu xa son un adoptado». No hay duda sobre dónde lo encontraremos, ahora bien, tanto lo podremos ver haciendo deporte como dándose un chumbo. En un principio, así estará hasta la jubilación, pasando los veranos en este pequeño paraíso, en su propia casa, antes de conseguir el máximo título que le pueden dar los nativos, el de dejar de ser un adoptado para pasar a ser un isleño más.

Javier Olleros: «Gústanos vir á Mexilloeira cada vez que podemos para descansar»

MONICA IRAGO

La unión del restaurante de dos estrellas Michelin Culler de Pau con el mar no es ningún secreto. De ahí vienen muchos de los productos que acaban en el plato. Sin embargo, la relación de Javi Olleros y su mujer, Amaranta, con el mar va mucho más allá, ya que la playa es el entorno en el que viven y al que acuden cada vez que pueden para pasar un rato en familia, acompañados de sus dos hijos, Antón y Zoe, de 10 y 7 años.

Ese tiempo lo disfrutan en el arenal de Mexilloeira, situado en la zona de Reboredo, en O Grove: «É a que temos máis cerca, por iso é perfecta para dar un paseo curto ou un chapuzón. No Grove estamos rodeados de praias e pequenas calas así que tamén imos turnando unhas e outras, dependendo de como sopre o vento temos moitas para elixir», cuenta Olleros. También destaca lo «especial» que es, «xa que está fronte á ría de Arousa e moi protexida do vento. O lugar tamén é moi bo porque se encontra preto da lagoa da Bodeira, é un entorno natural que a fai única», explica. Por ello, no acuden únicamente al arenal durante sus paseos, pues el paisaje tiene mucho más que ofrecer: «Vamos mucho a la Bodeira, es una zona protegida con paisajes maravillosos, podemos ver ranas, sapos, patos... cuando entramos allí es como estar en un cuento de hadas, detrás de unos árboles puedes encontrar una laguna preciosa. A nosotros nos relaja mucho, nos encanta pasear por allí y es muy divertido ir con los niños y enseñarles las maravillas de la naturaleza. A ellos también les gusta, nos sentamos en el césped y observamos a los animales. Vivimos tan cerca que, de noche, incluso escuchamos a las ranas y los grillos desde casa, es una pasada», cuenta Amaranta.

Tener la playa tan cerca tiene muchas ventajas, por ejemplo, poder llegar a ella a pie en tan solo unos minutos: «Es como tenerla a la puerta de casa, de hecho nuestro hijo baja muchas veces solo para encontrarse allí con sus amigos de la zona y pasar la tarde jugando», indica la mujer de Olleros.

Durante el confinamiento, a pesar de tenerla al lado, era imposible visitarla, pero tan pronto se pudo salir al aire libre, la familia de Olleros no dudó en que sería el primer destino: «Lémbrome de que despois de estar fechados tres meses sen saír da casa o primeiro paseo que demos foi a esta praia. Dende a casa temos vistas ao mar e polo restaurante hai sempre presente unha conexión moi directa, porén, podo dicir que ese paseo foi moi especial. A medida que íamos chegando á praia, despois de tanto tempo, o poder camiñar pola area, tocar o mar... foi un momento de emoción no que nos demos de conta do importante que é o mar para a nosa vida. Aínda vivindo tan cerca é cando estás aí, na praia, cando o sentes doutra maneira moito máis marabillosa». «Sentíamos que la playa era nuestra, parecía hasta ilegal», completa Amaranta.

Aunque el tiempo clásico de playa es ahora, en verano es cuando Olleros y Amaranta tienen menos tiempo para disfrutarla, ya que se encuentran en temporada alta para la hostelería. «Somos de ir á praia cando se pode», dice el chef gallego, y en su caso suele ser los martes, el día en el que el restuarante cierra. «Gústanos ir unhas horiñas para descansar, non adoitamos pasar o día enteiro», explica Olleros. A su lado Amaranta asegura que poco importa la época del año: «Esta playa es perfecta para ir a relajarte cuando tienes poco tiempo, también vamos mucho en invierno a pasear, es mucho más tranquila y está igual de bonita».

Está claro que es una familia enamorada del lugar en el que viven, pero, cuando van de viaje, las vistas a la costa dejan de ser lo más importante: «Nuestra prioridad suele ser la gastronomía, a veces elegimos el sitio en función de algún restaurante que nos interesa. El destino es el restaurante pero acaba siendo secundario porque somos unos enamorados del paisaje, da igual si vamos a Perú, Nueva York o Cantabria. Vamos con los niños y también lo disfrutan muchísimo», explica Amaranta. Esta familia ya ha recorrido mucho mundo pero, si Amaranta tuviera que elegir un lugar, no se iría muy lejos: «Mi lugar favorito del mundo es Euskadi, tiene una gran gastronomía, pero destacaría sus bosques y una arquitectura paisajística ordenada que me parece envidiable. Tienen algo que también tenemos aquí, en Galicia, pero muy cuidado y respetado».

Una vez que tenemos una playa paradisíaca nos falta preparar la nevera para pasar el día tranquilos y con el estómago lleno. La familia Olleros, aunque está detrás de uno de los restaurantes más innovadores de Galicia, tira de los clásicos que nunca fallan: «Yo me llevaría ensaladilla y tortilla, lo típico. Si bien no puede faltar la empanada de manzana porque mi madre la llevaba siempre, cuando era pequeña, y era perfecta para merendar después de pasarte la tarde en el agua, cuando tenía esa hambre de playa tan característica, era lo mejor», cuenta Amaranta.

El entorno de Culler de Pau es fundamental para entender su cocina, incluso su estética, y la playa, sin duda, forma parte de él: «Para nós é importantísimo ter o mar de fronte, en primeiro lugar achega parte da marca da proposta que facemos. Un dos nosos puntos de partida é que non se pode separar o mar da praia, e isto tivémolo en conta á hora de pensar a sala, que abraza a paisaxe. E tamén na cociña, xa que recollemos plantas do litoral das praias que empregamos nos nosos pratos. Temos a praia para poder interpretar a súa paisaxe e tamén para tela na despensa».

En definitiva, da igual la época del año en la que pasemos por Mexilloeira y la zona de Bodeira, tanto Javi Olleros como Amaranta demuestran que, además de en verano, se puede disfrutar siempre.

Isa Naveira: «Eu son de xogar ás palas a morte»

ANA GARCIA

Hay quien tiene grandes historias que contar sobre la playa de su vida, algunas de amor o de tardes con amigos. La de la actriz Isa Naveira es un antes y un después en su trayectoria profesional, o al menos es la anécdota que nos cuenta, ya que tiene «moitísimas historias na praia de Caión, algunhas máis contables que outras». Fue en esta playa donde recibió, en la misma tarde, dos llamadas: «Chamáronme para facer Matalobos e despois para facer Mar Libre, lémbrome que andaba pola praia como unha tola, dando voltas e intentando cadrar as datas para facer os dous proxectos». E hizo ambos, antes de embarcarse en otras series que transcurren en la costa como Néboa o Fariña, algunos de sus últimos trabajos.

Del arenal de Caión, Isa también destaca «o cariño que lle ten a toda a xente», «eu estudei en Arteixo e teño moitísimas relacións na zona. Caión é a praia máis chula do lugar, supoño que isto dise de moitas, pero Caión é o noso balcón ao Atlántico».

Competiciones en la Arena

Isa confiesa que no es de esas personas que pueden pasarse el día tomando el sol, «abúrrome de estar sempre no mesmo sitio, por iso gústame ir a tomar algo mirando cara o mar, dar un paseo...». Pero la actividad estrella es jugar a las palas «a morte», algo que no se le da nada mal —dice—, «aínda que co tempo que está facendo este verán, estou un pouco desentrenada e claro, no inverno xa non se pode», cuenta entre risas.

Ya estamos en Caión, jugamos a las palas... ¿qué nos falta para un plan perfecto? Pues, si queremos pasar el día en la playa, para la actriz gallega no puede faltar «un bocata de xamón serrano, con un bo aceite de oliva e tomate rico, cousa que é difícil de atopar ultimamente», recomienda.

A pesar de que ella tiene «máis tendencia a visitar a costa», este verano está «empeñada coas fervenzas», «xa visitei algunha pola zona de Viveiro e agora quero facer unha ruta para coñecer unhas que me ensinaron e son superbonitas», relata. Lo que está claro es que, ya sea por Caión o por alguna cascada, donde no veremos a Isa es quieta en la toalla. Para ella, los planes son otros.

David Amor: «De neno bañábame de noite no río»

Pablo Fariña

Una de las preguntas más típicas cuando hablamos de vacaciones es: «¿Qué prefieres, playa o montaña?». Ante los fans de una u otra opción, el actor y humorista David Amor se niega a elegir, «en Galicia temos a sorte de ter ambas, por que escoller podendo ter todo? Mala sorte para os que non o teñen». De hecho, en esta pequeña playa fluvial de Carballedo Cotobade, (Pontevedra) tiene lo mejor de los dos mundos, un lugar perfecto tanto para un chapuzón, como para estar a la sombra de los árboles. David descubrió esta localización después de un paseo en bicicleta, «sorprendeume o lugar, é solitario e gústame para dar un chapuzón despois de pasear». David huye de las multitudes de las playas, por eso su mejor momento para ir es a primera hora del día o al final de la tarde, «son de bañarme a horas raras, non son moito de ir pasar o día enteiro», señala.

El humorista se define como un «amante da bicicleta», un deporte compatible con disfrutar de la playa, o al menos de sus vistas: «Adoro a natureza, por iso gozo moito deses días nos que vou polo monte e teño vistas á ría, ao mar; paréceme un agasallo incrible, de feito, cando o fai a xente de fóra alucina, porque é moi espectacular».

Recuerdos de infancia

No es casualidad que David haya elegido una playa fluvial, ya que es un entorno unido a sus mejores recuerdos de infancia: «Lémbrome de cando era pequeno e bañábame no río cando caía a noite, para min iso xa era toda unha aventura. Un recordo tan bonito algo debe de facer, por iso gústame a sensación de ir ao río, dás un baño e quedas novo», recuerda.

Pero no todo va a ser bañarse, entre chapuzón y chapuzón David también se confiesa fan de jugar a las palas, «xogo de vez en cando cos rapaces, é unha forma de moverse un pouco», y también prueba con otras actividades, «se ofrecen outras cousas como paddle surf ou canoas, gústame probalas, é un bo capricho para darse de vez en cando». También hay tiempo para el descanso «hai días que son para deitarse ao sol e non facer nada, non hai ningún problema por pasar unha tarde sen moverse». No hay duda de que David Amor sabe sacarle todo el partido a las playas que pisa, dentro y fuera del agua.