Santiago Segura: «Estoy más delgado que a los 20 años, peso 63 kilos»

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«Jamás dirigiría una peli en la que no saliera yo», confiesa Segura, que a lo tonto lleva ya nueve filmes que han barrido en taquilla. Ahora estrena «A todo tren: destino Asturias» con una sola aspiración: que la gente salga del cine más feliz de lo que entró

10 jul 2021 . Actualizado a las 10:18 h.

Confiesa Santiago Segura (Carabanchel, 1965) que fue un niño sensible, gordito, con gafas, que odiaba el fútbol. Pero al que le encantaba dibujar e imaginarse protagonizando cualquier película que hubiese visto el día anterior en el cine. «Yo era feliz con un palo inventándome historias», apunta el director, que está habituado a hacer tres o cuatro cosas a la vez. El confinamiento le mandó parar, pero aprovechó para filmar dos películas, una la estrenó el año pasado y barrió con más de dos millones de espectadores, y ahora presenta otra en la que trabaja con su hija Sirena, A todo tren: destino Asturias, que tiene toda la pinta de ir por el mismo camino.

-¿Eres el salvador de la taquilla española?

-Bueno, desde luego no me puedo quejar.

-¿Cómo consigues que la gente vaya al cine? Porque ya es una rareza y todas tus películas han tenido mucho éxito.

-Creo que también he tenido suerte. La primera película de estas últimas gustó mucho, y la segunda, milagrosamente también, tuvo casi dos millones y medio de espectadores. Pero lo mejor es que van al cine con la novia, con los hijos, con los padres, que en una película se estén riendo desde un nieto a un abuelo da muy buen rollo.

-Una vez contaste que al salir del cine escuchaste a una persona que a la pregunta de si le había gustado la peli, dijo: «Bah, te ríes», como restándole importancia.

-Sí, sí, sí. Eso lo recuerdo, estaba viendo la televisión, era en el estreno de Torrente 1, había arrasado y anunciaban: ‘Vamos a ver la respuesta del público a la salida del cine, y en esto va un señor, y cuando le preguntaron, dijo: ‘Psss, te ríes’. Era el poco entusiasmo, ja, ja. Yo estoy acostumbrado, porque la risa es intrascendente. Reírse parece una cosa poco seria. En cambio, creo que es una de las bendiciones de nuestra vida, desde luego sin risa sería mucho más triste. Yo siempre digo que la risa y la música son los bálsamos que hacen llevadera esta broma cósmica que es la vida. Que, por otra parte, es una película que acaba bastante mal, así que si por el camino te puedes ir riendo, yo lo agradezco. A los que me hacen reír yo los tengo en mi agenda marcados como bellísimas personas.

-Ya que me lo pones a tiro, ¿quién te hace reír?

-Flo me parece muy gracioso, me río mucho con Cañita Brava. Me troncho de risa con mi hija Sirena, hay gente que tiene una carilla que te hace sonreír, y a mí mi hija me hace sonreír. Incluso cuando está enfadada, tiene eso que se llama vis cómica. Me río con Yolanda Ramos, Silvia Abril, David Fernández, Monaguillo, Edu Soto…

-Te los compro todos, pero Cañita me toca como coruñés…

-Es que tiene un humor muy surrealista y me hace mucha gracia, yo todas las semanas hablo con él. Me llama para decirme (lo imita): «Santiago, ¿cuándo hacemos la película?, porque la gente quiere verte». Él me está preguntando por Torrente 6, que es su fijación. Ya la haremos, Cañita, serás el primero al que avise.

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-Creo que lo tuviste de epidemiólogo de cabecera en la pandemia.

-Me llamaba y me decía: «Santiago, esto hay que quemarlo, al virus hay que quemarlo». Es un cacho pan. Ahora está obsesionado con el deporte, corre mucho, aunque yo le veo un poquito de barriga. Lo metí en el programa LOL, si te ríes pierdes, y los concursantes me decían: «No, por favor, Cañita no, que me parto de risa». Es lo bueno de hacer cine, que al final conoces a gente y convives como en familia. Me pasa con Mota y Flo también, con los que he estado girando. Yo toco madera, porque quitado el confinamiento, estrené la película el verano pasado, fui por todos los cines haciendo ver que eran seguros, he rodado esta en la segunda ola y por fin ya he me vacunado, al ser mayor, ya tengo las dos dosis. He sobrevivido a la pandemia y me hace mucha ilusión. Mucha gente lo ha pasado mal y ahora estamos intentado salir. Las salas de cine, dicho esto, son un lugar seguro, en verano se está fresquito y se puede ir con la familia.

-Así que a ti el confinamiento te ha sacado tu lado creativo, ¿ha acelerado tu hiperactividad?

-Siempre suelo hacer 3 o 4 cosas a la vez, y en el confinamiento paré un poco. Esta peli, desde luego, es pan

 

caliente, la acabo de terminar la semana pasada, y ha quedado preciosa. Yo estoy entusiasmado, ahora que la vea la gente.

-Pregunta tipo Broncano: ¿Cuánto recaudas a ojo por una peli? Porque ya debes de tener un buen peto...

-Depende mucho del acuerdo que hayas hecho. En esta en concreto bastante poco, porque mi porcentaje es poco: de producción tengo un 15%. Ten en cuenta que la película del año pasado en verano recaudó casi 13 millones, una barbaridad, pero 7 eran para los cines, que tienen que pagar a su gente y de esos 6 que quedan tienes que pagar a los distribuidores y pagar la película y repartirlo entre los coproductores. Pero sí, cuando es un éxito de taquilla, sí que haces dinero en cine. Pero, vamos, no me llevo los 13 millones, que por otro lado, no me importaría, también te lo digo. Yo de la taquilla, hago como en Francia, me quedo con el número de espectadores.

-Pues tú has barrido.

-En España es muy raro hacer más de un millón de espectadores, y yo he tenido la gran suerte de que mis películas han pasado de los dos y los tres, es una cosa loca. Me siento un privilegiado y por eso no quiero defraudar al público y quiero que sigan confiando en mí. Lo que quiero es tener una especie de cita veraniega con la gente. Que cuando digan dónde pueden ir con la familia, piensen en mi película, que piensen que los va a hacer más felices por lo menos de cuando han entrado en la sala. Llevamos mucha tristeza acumulada, si te cuentan lo que hemos pasado no te lo crees. Me decía una amiga el otro día, que es jefa de laboratorio: «¿Tú sabes que cuando te ríes segregas hasta cuatro hormonas de la felicidad, las serotoninas, las oxitocinas…? Todo eso revitaliza el sistema inmunológico. Porque el estrés, el miedo, genera cortisol, que oxida». Al final, lo decía medio en broma el otro día en una entrevista, pero mis películas deberían ser prescritas por la Seguridad Social, ja, ja.

-El hecho, entonces, de que nunca estés nominado a los Goya no te importa.

-No es algo que me preocupe en exceso, pero a nadie le amarga un dulce. Sí que he sufrido en algún momento porque me ha parecido que buscas con mucha fuerza tener a tu lado al mejor equipo técnico y artístico y la gente se ve perjudicada por la percepción de estar en el cine de Segura, esa cosa comercial. Eso me da mucha rabia, porque sabía que tenía la mejor banda sonora, con músicos buenísimos, en las dos de Padre, no hay más que uno. Torrente 4, por ejemplo, fue la primera película hecha en España en 3D, fui a Los Ángeles a hablar con James Cameron, que me lo presentó Guillermo del Toro. Le pregunté por el tipo de cámaras, alquilé unas, conclusión: al final ni una nominación al director de fotografía. Eso me dejaba un poquito atónito, era como tirar piedras contra la propia Academia, aunque solo fuera por darle una palmadita a lo que se hacía por primera vez. Torrente 4 y 5 estuvieron nominadas a los mejores efectos especiales y especialistas en Los Ángeles, en los premios Taurus, pero aquí ni eso. Al final, te convences de que lo importante es hacer el mejor trabajo posible y ya está. No pasa nada. Yo quiero estar entre los que no se ofenden porque no les den un Goya.

-Vuelves a confiar en los niños como protagonistas. ¿Por qué?

-Tienen una vis cómica muy grande, son supereficientes, me sorprenden continuamente: se concentran, se apasionan, lo hacen con muchas ganas, están siempre contentos, acaban la escena y se van a jugar.

-¿Tu hija Sirena te obedece más en el rodaje que en casa?

-Sí, yo creo que sí. Es bastante más seria como actriz que como niña.

-¿Qué han heredado de ti tus hijas, Calma y Sirena?

-Algún gen suelto por ahí tendrán, pero no las veo como su padre. Bueno, a Sirena le gusta mucho dibujar como a mí, Calma es una niña muy sensible, y yo también. La gente que solo me conoce por las películas no es consciente, pero yo soy una persona muy sensible.

-¿De niño cómo eras?

-Pues sensible, era gordito y me gustaban mucho los juegos de imaginación. Me iba yo solo por ahí con un palo, y en función de la película que viese el día anterior, al día siguiente jugaba. Porque a mí el fútbol me traía frito. Cada vez que decían: «Venga, Segura, ponte de portero, pensaba: ‘Buf, por favor, me van a dar un pelotazo en la cara y me van a partir las gafas’». Mi madre ya me las arreglaba con un poco de celo, porque siempre me las rompía. Por cuidar las gafas y mi odio al fútbol, creo que no he hecho deporte en toda mi infancia.

-Pero ahora estás finísimo.

-Sí, porque yo tenía esa especie de inquietud, porque nunca había estado normal, ese normopeso que dicen, y quería por curiosidad saber cómo era. A mí me encanta la cocina, la gastronomía, pero claro, luego te lo comes y engordas. Mi paso por MasterChef me enseñó que la nata y la mantequilla son tus mejores aliados en la cocina, pero se traduce en gordura y gordura. En el confinamiento, como buen freak, me puse a hacer repostería, luego me lo comía y en una semana engordé casi cinco kilos. Entonces dije: «Voy a hacer lo contrario, voy a salir más fino, y bueno, perdí diez kilos».

-La última vez que te vi en la tele estabas superdelgado.

-Sí, es que pesaba 73, ya estaba bien, pero me puse, me puse, hice deporte y ahora peso 63, que me parece alucinante. Ni a los 20 años, y mido 1,73.

-¿Cómo es dirigirte a ti mismo? ¿Te cuesta?

-Sí, pero como me tengo tanto cariño, no me imagino dirigir una película en la que no salga yo.

-¿Quién te dice los fallos? ¿Eres crítico contigo?

-Yo soy crítico conmigo y por suerte existe el combo, que es como una televisioncilla donde ves la imagen que acabas de rodar. Eso lo inventó Jerry Lewis, uno de los primeros actores-directores de la era moderna, porque ya Chaplin lo hacía. Yo tengo al script y a la ayudante de dirección, Sara, que a veces me dicen: «Es que se te va un poco el soniquete de Torrente». Y yo les digo: «Es mi voz». Pero tomo nota e intento corregirlo.

-He visto el tráiler y el enredo en ese abandono de los niños. ¿Alguna vez tú has vivido eso? ¿Que te perdieran tus padres?

-No, no. He tenido la suerte de no sentir eso, aunque mi madre me contó que una vez me perdió muy pequeño y me estuvo buscando toda la tarde, estaba en la casa de campo que tenían mis tíos metido en la caseta del perro. ‘Madre mía, yo lamento haberle dado ese susto’. Yo no lo recuerdo. Sí recuerdo una vez el pánico de medio segundo en un teatro con Calma, pero creo que me asustó más el miedo de mi mujer, fue un milisegundo en que la perdimos de vista.

-¿Te han metido Calma y Sirena en algún enredo?

-Una vez llevé yo solo a Calma a Londres a ver varios musicales, era pequeña, tenía 6 años, y vimos tres obras. Mi mujer me decía eso de ‘no la dejes sola ni un segundo’, y recuerdo que en la tienda de juguetes más grande del mundo me entraron ganas de hacer pis y, claro, no la iba a meter conmigo en el baño. Ella me esperó fuera, le dije: «No te muevas», y no pasó nada. Pero al cabo de los meses, se ve que la madre la interrogó y de pronto contó espontánea: «Una vez papá me dejó sola, se fue al baño…», y claro, me cayó una bronca increíble.

-¿Eres supersticioso con los estrenos?

-Nada, nada. Mi mujer y Calma tienen manías raras, eso de 21.21, la hora espejo, hay que pedir deseo… Pero yo nada.

-¿Y Calma, cuando ve que Sirena está actuando contigo, se cela?

-No, no. Es que Calma no quiso actuar, me dijo: «Tus películas están muy bien, si las haces en verano; en invierno, yo prefiero ir a clase». Me dio un corte que pensé: «¿A quién habrá salido?». Porque yo odiaba el colegio, me dicen a mí a su edad eso y estaría encantado. También es verdad que no están dos meses fuera del cole, procuro que actúen en las vacaciones de Navidad, en la semana blanca que tienen los niños y aprovecho esos tiempos. En total habrán perdido 8 días de clase, luego tenemos un tutor porque cuando ruedas con ellos te dan pena. A mí me han pedido que Sirena actuase en alguna serie y no he querido, ya cuando sea mayor que decida. Esto es puntual, es divertido, aprende, ve la disciplina del rodaje, ve el trabajo en equipo, tiene que aprenderse el guion, creo que toma nota de ciertos valores, pero es algo esporádico, como un campamento de verano. Yo intento hacer de padre.

-¿Qué es lo más difícil como padre?

-Cuando les dices eso de ‘los cereales azucarados son muy malos, es mejor desayunar fruta, un huevo, algo que no sea alimentos procesados’ y ni caso. Le gustan los cereales con chocolate y punto. Creo que son guerras en las que es mejor no empeñarse mucho y como en los estudios van bien, eso es lo más importante.

-Esperemos entonces que «A todo tren» sea de esas que dices: «Bah, te ríes».

-Yo aspiro a que salgan más felices de lo que han entrado y digan: «Qué rápido se me ha pasado. Qué simpática ha sido», si sales con una sonrisa, ya es una maravilla. Y creo que lo hemos logrado.