—¿El que no se plantea nunca nada es que está en el género correcto?
—Siempre hay un detonante, a algunos les ocurre a los 15 o 20 años y otros salen del armario a los 60, tanto en lo que tiene que ver con la orientación sexual como con el género. Si entras en contacto con esas realidades y, sin más, no te llama la atención, no te paras a pensar en eso, tu cerebro no se activa en ese sentido, estás en donde tienes que estar, te han asignado correctamente. Pero si te queda algo por dentro, aunque tardes en darte cuenta, es que a lo mejor hay más. Es un privilegio no tener que plantearte tu identidad de género o tu orientación, perteneces a lo que la sociedad entiende por normal, por desgracia, y no vas a tener que pasar por una serie de experiencias. Si entras en contacto con este tipo de diversidad, y la dejas pasar, no tienes nada que plantearte. Pero cada uno somos un mundo, y no tiene por qué ser ese el momento correcto, igual llega dentro de un mes o 10 años.
—Para ti el pronombre no es vital, pero para otras personas la «e», el lenguaje inclusivo, es clave.
—Sí, la «e» no porque sea la e, sino porque es el lenguaje neutro que se hace a partir de esa letra, y es superimportante. El ser humano ha ido creando los códigos de comunicación, y a medida que las sociedades han ido evolucionando, el lenguaje ha ido creciendo y hemos ido buscando términos para ponerle nombre a cosas. Con esto es lo mismo, es una realidad que no es que sea nueva, pero ha estado invisibilizada y fuera de los constructos sociales hasta hace poco. Entonces necesitamos lenguaje, ponerle nombre a las cosas.
—Solo hay que ver como han ido creciendo las siglas del LGTB...
—Claro, es que hemos pasado del movimiento de liberación homosexual al movimiento gay, al colectivo LGTB... a ir visibilizándolo todo, porque lo que no se nombra no existe. Si no hablas de lesbianas, no existen, y no han existido hasta hace muy poco en el imaginario público. Y esto hace que llegues a tu consulta de ginecología y no tengan protocolos adaptados, y lo mismo ocurre con las personas bisexuales o trans.
—¿A ti hay algún detalle que te haya dolido especialmente?
—Con mi padre fue muy complicado el tema, y esto ha sido muy doloroso en mi vida, el que no aceptara mi sexualidad.