Descubre las ocho etapas más espectaculares del Camiño dos Faros

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Entre Malpica y Fisterra. Una senda que discurre junto al mar y regala paisajes que no se olvidan. Ocho rutas de dificultad relativa para disfrutar este verano

25 jun 2021 . Actualizado a las 05:05 h.

El Camiño dos Faros discurre entre Malpica y Fisterra a lo largo de 200 kilómetros. Pero no te asustes, porque la propuesta es realizarlo en ocho caminatas y repartirlos en cómodas etapas de unos 25 kilómetros cada una (aunque hay una de poco más de 17 kilómetros y la más larga se extiende hasta los 32). Ocho fines de semana de verano para disfrutar de la naturaleza más salvaje, el mar y la buena compañía. Son caminatas de día completo, así que mejor llevar un bocata y una botella de agua. No hay que ser una atleta para lanzarse a esta ruta, pero conviene tener algo de entrenamiento como caminante y, sobre todo, no apresurarse.

Vamos con la primera etapa: de Malpica a Niñóns. 21,9 kilómetros en los que pasaremos por seis playas, disfrutaremos de acantilados bellísimos, y también de la vista de las Illas Sisargas.

UNO POCO DE TRAMPA

Como es nuestra primera etapa y en el grupo hay caminantes novatos, empezamos la ruta con una pequeña trampa: salimos de la playa de Seaia, allí hay una buena explanada donde dejar aparcado el coche. La playa reluce, un grupo de voluntarios acaban de hacer limpieza en el arenal, agradecemos su esfuerzo y tomamos la pasarela de madera que nos enfila hacia la senda de tierra que nos llevará sobre los acantilados camino del cabo de San Adrián. El sendero en esta primera fase es bastante amplio, e incluso permite caminar en parejas. Al llegar al mirador del cabo, y tras pasar por una fuente que se considera milagrosa y que cura verrugas, hay que hacer una parada para disfrutar de la vista: a un lado vemos las Sisargas, casi parece que se tocan con la mano. Nos regalan el primer faro de nuestra ruta. Se impone la foto. A nuestra espalda, la ermita de San Adrián, el que mata serpientes, que en junio celebra su romería.

Volvemos al camino y nos introducimos en una senda de pescadores, mucho más estrecha que la que traíamos hasta ahora, que sigue la línea del mar. El paso es angosto y caminamos en fila india, vigilando el suelo, que es bastante irregular. Aun así, no dejes de levantar la vista, porque el panorama es espectacular. Enfilamos hacia nuestra segunda playa, Beo. El camino se acerca mucho al mar, casi parece que navegamos. Mar bravo y olas con las islas al fondo, luego un remanso en el puerto natural de Laguixón, un respiro. Y tras cuestas y descensos que nos retan las poco entrenadas piernas y algún tramo de fango que debemos superar al más puro estilo Indiana Jones, ya casi llegamos a la playa. Espero que hayas traído el bañador.

Con su merendero con mesas y sillas, Beo invita a un descanso, que ya nos merecemos. ¿Tomamos el bocata? Si el tiempo acompaña, baja a la arena y date un buen baño. El agua es cristalina y no está tan fría como parece. Un paraíso protegido del viento. Casi no hay gente. Nos tumbamos al sol y nos deleitamos con la vista de los acantilados sobre nuestras cabezas. El no va más.

MAREA BAJA

Pero hay que seguir, y espero que antes de arrancar hayas mirado el horario de las mareas, porque si está alta, la ruta se complica. Pero si has sido previsor y la marea está baja, te queda ahora un tramo muy divertido. Primero camina por la playa de Beo hasta el final y enlaza por un sendero hasta el puerto de Tella. Camino de la playa de Seiruga, pasarás por los restos de un castro casi desaparecido. Ya en la playa, nos espera un reto: atravesar un riachuelo. Si la marea está muy llena, hay que pasar en bañador y con la mochila en la cabeza. ¡Avisado!

Salimos ya de Seiruga por la pasarela de madera y caminamos hacia Barizo. Nuestros pies tocan asfalto por primera vez. Ya va faltando menos para llegar a lo que será el fin de nuestra ruta: el restaurante donde vamos a comer. (Sí, otra vez hemos hecho trampa). Aquí en Barizo, puedes encontrar As Garzas, galardonado con una estrella Michelin y la Casa da Vasca, que incluye chill out enxebre para reposar después de la caminata. La ruta aún continúa por el monte Nariga: son tres kilómetros de puro reto, camino estrecho, irregular, y con grandes pendientes. Una subida muy dura, que para qué mentir, nosotros dejamos para otro día. Pero si te encuentras con fuerzas no lo dudes, yo he visto las fotos y son espectaculares.

FOTOS DE INSTAGRAM

Completamos la tarde con una visita (ahora ya en coche) al mirador del monte Blanco, desde el que podrás hacer unas fotos que serán la envidia de Instagram. Laxe, Cabana, Ponteceso, la playa de Balarés, el estuario de la desembocadura del río Anllóns... Una acuarela hecha realidad. No te lo pierdas. O si prefieres hacerlo caminando, que se que tú puedes, la ruta comienza en el aparcamiento de la playa de Balarés y son solo cinco kilómetros ida y vuelta. Poca cosa. Al bajar del mirador nos tomamos un refresco en la terraza de Mar de Ardora en Ponteceso. Nos lo hemos ganado... creo.

Y si quieres hacer noche, las coloridas Cabanas de Vendaval, allí mismo en Barizo, son muy acogedoras. Podrás pasar la noche con tu grupo (tienen sitio hasta para seis personas) y prepararte para la segunda etapa. Eso sí, haz la reserva con tiempo, porque suelen estar a tope. El silencio de la noche y la luz de las estrellas pondrán el broche a esta primera etapa del Camiño dos Faros que promete darnos muchas alegrías y dejarnos las piernas duras como robles. Aún queda mucho camino por andar, pero ¿quién tiene prisa? Fisterra, allá vamos.