El profesor que emociona a sus alumnos: «Hay que conseguir que vengan con ganas. Se pueden venir abajo en cualquier momento»

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Una lección de vida. Con apenas 28 años este maestro de Toledo consigue ilusionar a sus alumnos con comentarios emotivos al corregir los exámenes. «¡Eres admirable!, ¡Nunca dejes de creer en ti!, ¡Vales mucho!», son algunas de las cosas que les dice

06 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No debería ser noticia que un profesor sea capaz de motivar a sus alumnos hasta emocionarlos. Pero lo es. Porque no es tan habitual ver el cariño con el que este profesional de Toledo intenta que sus estudiantes se superen para alcanzar sus objetivos. Tal es el entusiasmo que pone Ángel Tercero por ilusionarlos que incluso una alumna suya colgó en las redes sociales los comentarios que le puso en un examen: «¡Gracias y mil veces gracias! Por tener el placer de ser tu profesor, por ver tu trabajo, tu actitud y tu interés en la materia. Te superas día a día. ¡Eres admirable! ¡Nunca dejes de creer en ti! ¡Vales mucho!», le escribió tras calificar su examen de Química con un 10. Pero los comentarios no acaban ahí, porque se salpican a lo largo de toda la prueba evaluatoria: «Buen procedimiento y excelentes explicaciones. ¡Ha sido un honor trabajar contigo! Vas a ser una médica fabulosa. No dejes de creer en ello. Ayuda a los demás, sigue aprendiendo y nunca olvides seguir siendo feliz. ¡Te mereces lo mejor de lo mejor! Mucha suerte doctora. A por ello». O también: «¡Sin palabras! No podría haberlo explicado mejor».

Con esos ánimos, no es difícil sacar lo mejor de sus alumnos. Al menos eso es lo que opina su profesor: «Lo hago con todos porque creo que es una forma personalizada de decirles en lo que progresan, en lo que deben mejorar, lo que hacen bien, lo que hacen mal... Y en lugar de hacerlo en público. Porque en público puede pasar que si le dices algo negativo, pues que se le baje un poquito la moral. Incluso si le dices algo positivo, puede ser que se lo tomen a mal porque piensen que les estás comparando con algún otro compañero. Entonces, la manera más práctica desde mi punto de vista es decírselo a cada uno en el examen», explica este joven profesional de apenas 28 años y al que más de una vez ya lo han confundido con un alumno. «Hace unos tres meses que estoy en este colegio, en el IES Azarquiel de Toledo, pero llevo cuatro años de profesor y me sigue pasando. Muchas veces cuando voy a firmar el contrato me dicen: ‘Aquí solamente pueden entrar profesores'. Y tengo que justificar que soy uno de ellos. Tengo ya 28 años, pero físicamente aparento 22, 21 o incluso 18. Me puedo camuflar», bromea.

PREOCUPADO AL PRINCIPIO

Ángel no está acostumbrado a la repercusión que se ha generado por los comentarios que les escribe a sus alumnos. Y confiesa que al principio se preocupó un poco: «Me enteré porque mi novia me dijo que andaba circulando un examen mío en Twitter y me preocupé. Luego me llamó el director y me dio un poco de miedo. Me dijo que la junta quería hablar conmigo, pero que era por bien, que se había hecho viral y empezó todo el revuelo este», explica. E imagina que lo mismo le pasó a la alumna que lo publicó en las redes sociales: «Ella me mandó un correo explicándome por qué lo había subido. La verdad es que la chica es superamable y le dije que no pasaba nada, que no había ningún problema, que todo estaba bien. Hablamos incluso del tema y lo vimos como un buen ejemplo para que la gente vea que puede haber una buena relación entre un profesor y sus alumnos y también puede servir para motivar a otros estudiantes».

«Si tienes a un chico motivado, ese chico va a dar el máximo de sí. Si lo tienes disgustado, va a dar a lo mínimo»

Porque para él esa es la esencia de todo, que sus estudiantes tengan ganas de aprender y de superarse. Por eso siempre completa la nota de los exámenes con comentarios: «Es fundamental que aprendan felices y contentos. Que estén muy motivados y muy ilusionados. Porque si tienes a un chico motivado, ese chico va a dar el máximo de sí. Si lo tienes disgustado, va a dar a lo mínimo», asegura mientras afirma que también ha encontrado un gran apoyo en las familias de sus alumnos. «Es la manera de empatizar tanto con ellos como con sus familias. Noto cuando les escribes algo, tanto bueno como malo, que lo agradecen bastante. Pero tanto ellos como sus familias. Porque muchas veces me escriben sus padres y me comentan lo que le he escrito a su hijo: ‘Estamos de acuerdo en esto, creemos que podemos cambiar lo otro...'. Entonces yo creo que están muy agradecidos tanto los padres como los chicos», indica.

LA PRESIÓN

Además, es consciente de la presión a la que se les somete en segundo de Bachillerato: «Les piden tanta nota para entrar en carreras como Medicina, Farmacia, Enfermería... que cualquier traspié que tengan o nota que bajen un poquito, les puede impedir estudiar lo que les gusta. Entonces, claro, viven con esa presión constante de tener que sacar notas muy altas. Y si tienen confianza y están motivados lo pueden hacer, pero si se vienen un poco abajo, ves cómo sus notas también se vienen abajo. Tienen tanta presión que necesitan notas altas». Así que él no solo hace de profesor, sino también de coach o entrenador: «Hay que saber motivarlos, que vengan con ganas, con ilusión porque se pueden venir abajo en cualquier momento. Por cualquier situación personal, familiar, lo que sea... En clase tenemos que conseguir que estén siempre animados y motivados. Es la base de todo sistema educativo, que cualquier alumno venga a clase con ganas de aprender y con ilusión. Porque en el momento en el que pierdan esas ilusiones y esas ganas, lo normal es que llegue el fracaso».

SOLO UN SUSPENSO

Y tan bien lo hace este joven profesor que en ese examen de Química solo hubo un suspenso: «Fue bastante bien. Era un tema que les gustó bastante. Son 16 alumnos en esa clase. Y solo hubo un suspenso, con una nota un poco bajita. Y bueno, se le dio un toque de atención al alumno, se le dijo que se había relajado, que tenía que volver a espabilar y el chico ahora está superbién, supermotivado y con muchísimas ganas. Pero sí que es verdad que fueron notas bastantes buenas», aclara.

Una buena dinámica en clase y una envidiable relación entre el profesor y los alumnos son la clave del éxito para Ángel Tercero. Él piensa además que todo profesor debería aspirar a ello, aunque no siempre sea así: «Sí, claro, si se hiciera más a menudo esto dejaría de ser noticia. Para mí lo más importante es que sea una práctica habitual. Yo lo concibo como algo que está dentro de mi sueldo, forma parte de mi cometido. Tienes que ser capaz de enseñar unos contenidos, pero también de dar una explicación de lo que avanzan, de lo que deben mejorar y de cómo progresar». Solo por tenerlo como maestro, ya dan ganas de estudiar de nuevo.