
Un gran reto. El mundo no solo se enfrenta a la superación de la pandemia, sino a cómo se debe salir de ella. Varios expertos analizan qué rumbo tomaremos una vez que el coronavirus deje de condicionar nuestro día a día
30 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Vamos a ser optimistas por un momento. Vamos a pensar que a partir del próximo año nuestras vidas vuelven a recuperar la normalidad perdida. Que la pandemia empieza a quedarse atrás como una crisis superada y que hemos logrado quitarnos la espada de Damocles del coronavirus que llevará, para entonces, dos años atormentándonos. ¿Y ahora qué? ¿Seguirá ocupando nuestro día a día el miedo a nuevas pandemias o vendrán las ganas de vivir el presente y mañana: «Dios dirá»? Carpe Diem es lo que nos apetece gritar en cuanto demos carpetazo a esta pandemia. Pero, ¿eso significa que regresarán los felices años 20, como los que se vivieron en el siglo pasado? Aquella época en la que el mundo occidental gozó de un gran período económico, que se tradujo en ganas de disfrutar y de pasárselo bien de las clases sociales más pujantes y antes de que la economía hiciera crac.
Pues, nada más lejos de la realidad. Fue bonito soñar por un momento, pero hasta ahí. Porque aunque hay autores que plantean que después de situaciones como esta se producen momentos de euforia y de desarrollo, José Manuel Sabucedo, catedrático de Psicología Social de la Universidade de Santiago de Compostela, tiene serias dudas de que esto vaya a ser así: «Yo esto lo vería con mucho cuidado porque hay planteamientos que son muy etnocéntricos. Se hacen desde la perspectiva en la que uno se encuentra o desde un determinado país. Habría que analizar si tras la famosa gripe de 1918 se dio una situación de euforia mundial porque, por ejemplo, en ese momento se estaba formando la Unión Soviética, estaba Stalin en el poder. Supongo que todos los crímenes cometidos por el estalinismo no pueden verse como algo positivo. En Italia, si no recuerdo mal, Mussolini llegó al poder en 1922. Y en Alemania se entró en una situación de hiperinflación que años después daría lugar al resurgimiento del nazismo».
Lo que sí cree Sabucedo es que «cuando alguien supera un problema», bien sea esta pandemia o una enfermedad personal o cualquier otra cosa, «hay una reacción de optimismo y un sentimiento de recuperación del control de la situación». Y esa recuperación «provoca una euforia y el deseo de recuperar el tiempo perdido. Eso es así como norma general. Lo que ocurre es que hay que tener en cuenta cómo se sale de esa situación».
EUFORIA MOMENTÁNEA
Y lo explica: «Habrá un sector de la población que salga bien de la crisis, y otro que saldrá muy tocado. Con lo cual esa euforia puede ser solo momentánea porque se encontrarán con los problemas de su vida diaria. ¿Se recuperarán todos los puestos de trabajo que se han perdido? Puede que yo no enferme por esta pandemia, pero ¿qué ocurre con mi medio de vida? O has superado la enfermedad y estás contento por ello, pero te han quedado secuelas», aclara mientras relaciona esta idea con la de la «falsa memoria» de la que habla Mila Untela: «En cuanto solventamos un problema enorme, mañana o pasado nos vamos a encontrar con otros problemas que nos hacen olvidar la satisfacción de haber superado lo anterior», explica el catedrático.
Y más allá de los problemas personales de cada uno, también debemos afrontar grandes retos como colectivo: «El problema con esta crisis es cómo va a quedar económicamente el país. Pero también hay otro problema añadido. Una de las posibles causas de esta pandemia tiene que ver con el comportamiento depredador del ser humano con el medio ambiente y me temo que ese va a ser un riesgo que va a seguir existiendo. No sería extraño que después de esta pandemia viniese otra. Tenemos retos importantes como humanidad. Además del cambio climático, también está el cambio de todo el sistema productivo. Y tampoco podemos olvidarnos de la situación en la que se encuentran los jóvenes». Ahí, Sabucedo incide en la elevada tasa de desempleo que ya existía antes de la aparición del coronavirus y que sigue sin resolverse: «Hemos superado la pandemia, pero al día siguiente hay que vivir. ¿Y ahora en qué trabajo? ¿Sigo con esos trabajos temporales que me dan un sueldo que no me permite vivir dignamente y tampoco puedo alquilar un piso?».
Además, plantea que ante las situaciones de amenazas graves se corre el riesgo de caer en extremismos, tal y como lo demuestra un experimento realizado en su departamento: «Cuando hay una situación de amenaza, como es la pandemia, se genera en algunos sectores de la población que lo viven más intensamente un sentimiento de ira. Y si manipulamos la percepción de amenaza, vemos cómo se incrementa la ira y se puntúa alto en un concepto que denominamos el monopolio de la verdad. Esto es que hay personas que pueden llegar a pensar que sus creencias son las únicas válidas y al mismo tiempo se sienten en la obligación de imponérselas a los demás».
De ahí la importancia de salir de esta crisis más unidos que nunca: «La salida de la pandemia no puede ser un juego de suma cero, donde unos ganen y otros pierdan. O ganamos todos o perdemos todos. Y la única manera es a través de un mecanismo evolutivo que ya permitió la supervivencia de nuestra especie y que es que ante amenazas importantes para el grupo, el grupo tiene que cooperar».
LOS JÓVENES
Por su parte, Raquel Martínez Buján, decana de la Facultad de Sociología de la Universidade da Coruña pone también el foco en los jóvenes: «Creo que las generaciones que han vivido en su juventud la crisis del 2008 y esta etapa de pandemia pueden tener unos mayores valores de culto al placer. Igual que en otras generaciones el ahorro, la austeridad, la responsabilidad o el mirar para el futuro eran valores, ellos están viviendo dos etapas en donde se han tambaleado todos los cimientos. Entonces pueden buscar otro tipo de felicidad. Y son más flexibles ante los cambios, ya lo tienen incorporado».
Además indica que una crisis fuerte mueve nuestras líneas de confort: «Es habitual que se piense en lo que te hacía feliz antes y cómo lo vas a retomar. Más allá del crecimiento económico o de la ganancia de dinero, que ahora mismo está en auge, suelen ser valores más asociados al encuentro con nuestros afines, a vivir el placer de una manera más fuerte. Es lógico», pero no cree que se produzca una euforia colectiva: «Todo el mundo de por sí tiene un cierto grado de responsabilidad, tampoco creo que esto sea un desmelene total y absoluto».