Alicia Tojeiro, mejor profesora de España: «A mis alumnos les digo: "¿Has fallado? ¡Perfecto!"»

Sandra Faginas Souto
SANDRA FAGINAS REDACCIÓN / LA VOZ

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La docente gallega, que da clase en Oleiros, aún recuerda a la profe que la suspendió por saber de más, aunque no le dejó huella. «En mis clases nunca falta la magia, el juego y el humor, hay que reírse mucho para aprender», señala

25 oct 2023 . Actualizado a las 09:49 h.

Alicia Tojeiro (Vigo, 1978) tiene 42 años, pero habla con la energía de una recién salida de la facultad. No ha perdido ni una pizca de entusiasmo, sino todo lo contrario, parece que sus estímulos y vocación se hayan agigantado. Acabó a los 20 años los estudios universitarios y enseguida aprobó la oposición para dar clase en la enseñanza pública, estuvo 19 años dedicada a los alumnos de infantil, pero esta última etapa la ha destinado a motivar a los niños de educación primaria, donde ella considera que había mucho por hacer. Desde luego acertó, porque su trabajo ha sido reconocido ahora y esta gallega ha sido elegida la mejor profesora de España del 2020 por el enfoque y la metodología de sus clases en 5.º de primaria en el Isidro Parga Pondal de Oleiros (A Coruña). 

-¿Cómo da clase la mejor profe de España?

-Uso tres ingredientes como buena gallega que soy, como buena meiga: el primero es la magia. Intento que haya siempre mucho suspense, mucha expectación, generar ese misterio en los niños. Si los sorprendes, activas el corazón y luego ese corazón activa el cerebro. Por ejemplo, este jueves va a venir alguien, pero ese alguien como no puede venir a clase, va a conectarse por videoconferencia, entonces a ellos ya les metí el gusanillo: 'El jueves vamos a tener una visita', es para un proyecto de juegos que tienen. Y no les digo quién es para alimentar la sorpresa. Quien dice eso dice otra cosa. En clase siempre digo: 'Cuidado con lo que sueñas porque a veces se cumple'. El siguiente ingrediente es el juego. Como profe me pongo en su lugar y pienso en lo que a mí me gustaría jugar, a veces son juegos interactivos, más tecnológicos, otros no. Ayer, por ejemplo, estuvimos jugando al Tutifruti, ¿te acuerdas?, para aprender gramática: nombre común, verbo... Jugamos al Quién es Quién para las descripciones. Así que juego, magia y después humor. Siempre intento que se rían mucho en clase, que el contenido llegue de manera muy divertida. Por ejemplo, hace dos años hice un libro de ortografía con rimas porque tenían muchas faltas en la libreta. Buscaba una forma diferente a la tradicional, que es copiar las palabras veinte veces. 

-¿Y cómo eran esas rimas?

-«Por favor, separado y con v y Leonor te lo sube». Ellos tienen una: «La ll de la bombilla se fundió cuando hacía la tortilla», esas frases van apoyadas, además, con imágenes muy graciosas, Leonor intentando subir a un árbol. La rima les queda y así van aprendiendo. Hicimos también podcasts de radio, en el confinamiento hicimos un proyecto, El jarabe de la risa. Como estábamos todos aislados sin poder vernos, con la situación que se presentó que no fue igual para todos: niños sin acceso a Internet, familias que estaban trabajando, la gente preocupada. Hicimos ese proyecto en el que la risa era el elemento fundamental, investigaron desde casa si la risa era importante o no, buscaron información y luego cuando llegaron a la conclusión de que había que reírse, buscamos ayuda en un payaso de Barcelona que les mandó unos vídeos y les enseñó a hacer caídas falsas, determinados trucos, cada uno intentó hacer reír a los demás, con chistes, etcétera. Con el humor se puede trabajar la Lengua, o Matemáticas:' ¿cuántas calorías pierdes si te ríes en quince minutos?' Con cosas así. 

-En tu clase, ya se ve, hay mucha energía, pero no sé si cuando pasan a otras se les viene el mundo abajo. 

-No, ellos están muy acostumbrados, son muy camaleónicos, son capaces de adaptarse. Y luego ellos saben que se puede aprender de muchas formas: cantando, bailando, con juegos, en un museo, en un jardín, de un padre, de un amigo... Pero tiene que haber algo detrás que es el esfuerzo. Ellos saben que hay que ponerse las pilas, hay que repasar y son buenos, ellos se adaptan a todo, al trabajo más serio y al más lúdico. 

-¿Exiges esfuerzo?

-Sí, sí. Por supuesto. Tengo citas pintadas por toda la clase: 'Sin esfuerzo no hay recompensa', 'Todo lo bueno cuesta conseguirlo', 'Nunca hay que dejar de soñar', 'Solo pierde el que se rinde'. De hecho, cuando me dieron el premio lo primero que sentí fue que ellos tenían la suerte de ver en mí lo que siempre defiendo. Lo que tenemos pegado en la pared. Siempre les digo: 'Si te salió mal, no importa'. 'El error forma parte del aprendizaje: tú primero fallas y a partir de ahí mejoras'. Cuando llegan a la escuela muchos se frustran por eso y yo les digo: '¿Has fallado?' ¡'Perfecto!'. Pues mañana en esto ya no puedes fallar'. Si fallas dos días no importa, pero si fallas tres es que no estás aprendiendo. Al cole venimos a aprender pero divirtiéndonos. 

-La palabra «negativo» tú no la utilizas. 

-No, yo creo que hay que estar alentando, animando para que ellos quieran mejorar cada día. Nosotros teníamos un mural en nuestra ventana, ahora no podemos con el covid, que ponía: 'La lucha por ser extraordinario', nosotros luchamos por ser mejores cada día, ellos se retan, saben que hay distintos talentos, unos pintan bien, otros cantan bien, otros bailan bien, otros hablan bien, nos conocemos todos, cada uno sabe su punto débil y su punto fuerte. Incluso saben el mío: yo soy buena creando, inventando, pero pintando no. Y saben que nos podemos apoyar unos a los otros, se sienten muy libres para hablar, participar, pero sin esfuerzo no hay escuela. 

-¿Hay deberes?
-Pero hay que entender esta palabra. Siempre digo que sean muy autónomos, porque si no, no es justo. Propongo deberes variados y entretenidos. Por ejemplo, en Sociales, que investiguen por Google Maps o por Google Earth, puedo mandar juegos interactivos, y otras veces divisiones clásicas, como todo el mundo. 

-Tienen que aprender a leer y a escribir, como todos. 

-Sí, pero aprendemos de otra forma. Las lecturas no tienen que ser las del libro de texto. Nosotros trabajamos con mucho texto periodístico, todos los lunes hacemos periodistas en mi clase. Se trabaja con la realidad, ya sea política, si hay debates como Donald Trump, Joe Biden, el coronavirus, todo eso son valores que hay que trabajar en el aula. Analizamos cómo escribió la periodista, si es una entrevista nos fijamos. Ellos manejan mucho la realidad, si tienen que escribir lo hacen con un objetivo. El último proyecto que hicimos, bueno, casi todos nuestros proyectos son solidarios, porque yo creo en la educación como motor que puede cambiar el mundo, ahora ha empezado un cambio en la escuela, la escuela que hace falta es la de la humanidad, la de los valores, la escuela del respeto, la empatía. El último fue un proyecto solidario para que todos los niños de Oleiros tuvieran regalos en Reyes, fue una especie de Trivial, con preguntas de Lengua, Mate, etcétera, pero también relacionado con el covid: al tirar los dados, si aciertas, puedes conseguir puntos para comprar la vacuna y evitar que el covid atraviese el tablero y produzca una pandemia. 

-¿Eres ya más coach que profe?

-Ja, ja, ja. Sí, es lo que he ido descubriendo: voy buscando cada día lo que necesita la escuela. Hace años estaba enfocada a enseñar los contenidos, pero ahora los niños pasan muchísimas horas en la escuela, los niños tienen muchos conflictos  que las familias muchas veces no pueden atender. Yo también soy madre, hay muchas dudas, y es muy importante que escuchemos a los niños. Si los escuchas, y creas esa relación horizontal, ellos te escuchan, somos un equipo. 

-¿No se te suben a la chepa?

-No, no, porque se da el respeto. Todo se ha ido construyendo. Entras en clase y el primer día apagas las luces y obviamente los niños no se callan. Yo no les chillo jamás, no grito. El grito no construye, destruye, intento alentar: 'Venga, tú sí que puedes', 'mañana saldrá', 'lo vamos a conseguir', en mi clase 'sí se puede'. Quizás tardes más, pero lo conseguirás. Lo bueno es que ellos ahora han visto en mí que sí se puede. 

-¿Nunca te has visto en una situación incómoda con ellos como profe? Que alguien se te «revirara» un poco, como se dice aquí. 

-No, imagínate, ellos interpretan que el profe es el que manda, el que tiene que encargarse del grupo. Entonces tú sales del aula a hacer unas fotocopias, vuelves y la clase está alporizada. Cuando yo entro, no les riño. Les digo: '¿Qué os pasó?' 'Os ha pasado algo, cuando salí estabais tranquilos y ahora estáis acelerados, lo único que he hecho ha sido ir a por unas fotocopias, y habéis perdido un tiempo precioso de trabajo'. Entonces cuando ellos ven que no les riñes empiezan a ver que la responsabilidad es de ellos. Es como los deberes, 'es cosa tuya', tú decides si los traes o no. 'Está claro que si no te esfuerzas no vas a aprender'. Entonces ellos lo quieren hacer, están motivados. Cuando están en infantil se entiende que pueden jugar, pero cuando llegan a primaria todo son contenidos, y yo creo que lo más importante es atenderlos. Y este 2020 nos lo ha demostrado, no hay manera de sobrevivir sin humanidad. La tecnología es fundamental, pero sin humanidad no sobrevivimos, sin gente que sea solidaria, sin gente que trabaja en equipo, sin gente que cree no hay futuro. Yo tengo un hijo con alta capacidad y lucho mucho por la inclusión y por la aceptación de las diversas capacidades. Si gané este premio, ganó el equipo, mis alumnos, pero también sus familias. Tengo una relación con ellos de codo con codo, tengo un whatsapp para las familias, no tengo horario y me encanta hablar y compartir. 

-¿Algún profe que te haya marcado?

Recuerdo muchas, algunas para mal. Por ejemplo, una vez me suspendieron por saber de más. Me pidieron una definición, me extendí de más y me suspendieron. Eso me quedó grabado y mis alumnos hoy se sorprenden, claro. "Si tú sabes, ¿cómo te van a suspender?». Y luego recuerdo a la maestra, Uca, de Cristo Rey, en Oleiros, que siempre enseñaba en la realidad. Conectaba siempre los contenidos con la realidad y decía eso de 'entra todo', para no centrarnos solo en dar un tema y olvidarnos. 

-¿Tú eras más de letras o de ciencias?

-De ciencias total... Pero lo importante es que el aprendizaje deje huella.