El ourensano señala que nadie más en España ha querido ponerse este tipo de prótesis, única en Galicia, para poder volar

NOELIA SILVOSA

Rubén es como uno de esos superhéroes de ciencia ficción. No tanto por su mano biónica, única en Galicia, sino por su fuerza extraordinaria para luchar por un sueño: ser piloto de avión. Su pasión es tal que le ha llevado a buscarse la vida para conseguir esta prótesis y abrirle el camino a otras personas que, como él, aspiren a surcar los cielos agarrando los cuernos del avión con las dos manos. Que una de ellas sea biónica es lo de menos para él. Sin embargo, su perseverancia le ha llevado a estar cada vez más cerca de conseguir un hito en un país como el nuestro en el que encontrar pilotos en su situación no es nada habitual. «En Estados Unidos sí están mucho más al día en prótesis y aviación. Pero claro, en Galicia no hay más de estas, y en España hay algún modelo un poco más antiguo, pero nadie la ha querido para lo que la quiero yo, que es poder pilotar. Alguien tiene que ser el primero en dar el paso, si nadie lo hace, no se va a andar mirando esto», señala. Y lo cierto es que está muy cerca de darlo, porque el 19 de octubre consiguió pasar el reconocimiento médico previo, y lo declararon apto para acceder a las pruebas prácticas en simulador en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea en Madrid. «Fui a una clínica con un médico especializado en medicina aeronáutica que expide esos certificados en A Coruña. Hice las pruebas normales de tipo cardiológico, los análisis pertinentes y demás. Yo creo que lo más probable es que me pongan una limitación para que solo pueda pilotar usando la prótesis».

Ese es su deseo, y su fuerza la de creer en él. Por eso, independientemente de esa ansiada evaluación práctica, Rubén ya piensa en cómo continuar su camino a corto plazo. «Si todo sale bien, este año el reconocimiento médico que puedo hacer por edad es para sacar la licencia de piloto privado, que sería el primer paso para luego sacar la de piloto comercial ya con 18 años -cumplió los 17 en septiembre-. Eso si veo que mejora un poco el panorama, a ver cómo está la situación laboral. La idea de momento para el año que viene, que ahora estoy en segundo de bachillerato, es hacer Ingeniería Aeroespacial. Y una vez acabada, ver si a nivel laboral es factible continuar con esa inversión, porque al fin y al cabo es como una inversión. Pero sí que tengo muy claro que si se puede, quiero sacar al menos la licencia de piloto privado y volar, vivir esa sensación, aunque sea con una aeronave pequeña... Eso es lo que realmente me gustaría. Y oye, si luego se puede vivir de eso, adelante».

SU MANO BIÓNICA

Rubén nació sin ningún dedo de la mano izquierda. Hoy, sigue encantado con su mano biónica, el modelo I-Digits Quantum de Touch Bionics: «Estoy muy contento, es muy cómoda para integrar en el día a día. Los tres últimos meses del año pasado estuve con rehabilitación, la hice muy rápido y de momento sigo genial con ella. Pero claro, con esta mano llevo un par de años y con la otra llevo ya 17», bromea.

El joven no tuvo ninguna otra prótesis antes, «ni me lo había planteado, hasta que descubrí que me gustaba todo aquello que estaba en torno a la aviación y empecé a buscar la forma de conseguir pilotar un avión. Ahí fue cuando vi que era necesaria una prótesis. Cuando me puse a buscar, no tenía ni idea de que existiesen las de este tipo si quiera. La única opción de la que me habían hablado los médicos era bastante básica, en parte también porque te estoy hablando del año 2005. Ahora salió esto, que aunque en concreto este modelo ya es del 2016 surgió un poco ahí, de la necesidad de cumplir este objetivo. Al menos, de tener la oportunidad de poder cumplirlo. Si luego no se puede, pues bueno, tampoco descarto poder intentarlo de nuevo dentro de un tiempo, ¡ja, ja!», insiste.

Si a otra persona le pasa lo que me pasó a mí, que no deje de hacer nada

Ni siquiera echaba en falta una en su día a día. «Antes de tenerla y de pensar en esto la verdad es que no, siempre he sido autosuficiente y nunca he tenido ningún problema para desarrollarme bien. Llevo muchos años jugando al baloncesto, de hecho, no puedo jugar con ella puesta. Pero sí que una vez que la he tenido, porque el interés surgió de la necesidad, sí que hay cosas que te las facilita. De forma general facilita cualquier tarea manual, sobre todo que implique una destreza ambidiestra, de manipular algo con las dos manos», señala. ¿Juegas ahora con ventaja? «Sí, ja, ja. Para hacer un agarre ya lo hago natural, no apoyando contra el cuerpo. Van cambiando cosas que parecen tonterías, pero que luego suman. Luego, cualquier tarea la puedes hacer con más naturalidad y mejor». Lo único que le pediría, dice, es que la rotación del pulgar fuese automática. «Es lo único que echo de menos, porque esta prótesis en su versión larga para amputaciones por encima de la muñeca sí que la tiene, pero claro, aquí hay que jugar con que debajo de la prótesis está el muñón, así que es más complicado meter ahí motores y esas cosas. Pero te vas acostumbrando».

Ahora que su sueño está más cerca de convertirse en realidad, todavía lo espera con más ilusión. Pero, ¿de dónde le viene a Rubén esta pasión por los aviones? «Pues no lo sé, la verdad. Fue como con 12 años o así, me empezó a gustar todo lo que tenía que ver con la aviación, con el espacio... De hecho de ahí es de donde parte mi idea».

Cuando llegó con su mano biónica a su instituto de Allariz, causó sensación. «Impactó», reconoce. Y precisamente por eso decidió crear su propia web, para aportar información sobre eso que a él tanto le costó conseguir. «Lo hice porque mucha gente seguramente, como no lo encuentra, acaba dejando de lado algo porque piensa que no lo va a poder hacer. Es más que nada para que a otra persona no le pase lo que me pasó a mí, que no deje de hacer nada», indica. Porque llegar a la prótesis no fue fácil. Activó varios procesos en paralelo, primero en el centro médico de Allariz, donde le derivaron a Ourense y posteriormente a rehabilitación. Pero a la vez, buscó en ortopedias, hasta que encontró la suya, Prim, con clínica en Ourense. «La hice con ellos y ya no tuve que buscar más», asegura. A partir de ahí, fue a consulta con la doctora en la clínica de rehabilitación, y lo demás ya fue esperar a ver si se la autorizaban o no tras la comisión clínica de evaluación. Le dieron el sí y entonces empezó la fase de probarla, un proceso que empezó en el 2018 y terminó en el 2019. Ese verano le dieron por fin su prótesis definitiva tras hacer unas pruebas en Ourense y en A Coruña. Afortunadamente, la aprobación implica también su financiación. «Aquí en Galicia primero se evalúa si puede haber una mejora clínica en el paciente, y se aprueba o no el tratamiento. Si se aprueba, lo cubre el Sergas. Dependiendo del caso, una prótesis de estas características podría costar de 40.000 euros para arriba», apunta.

Y así, con esta iniciativa y esta pasión, Rubén pasará en breve de su simulador de vuelo casero, ese que le costó meses soldar y construir -cuenta con un mando, paneles, un software de simulación específico y varias pantallas-, al de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Sin duda, nadie volará más alto que él.