Dice cosas impresionantes. «La maternidad es igual que hacer pan. Es algo simple, profundo y querido». La matrona Diolitza del Valle Cajigal Leonett, nacida en Caracas pero afincada en Galicia desde hace décadas, acaba de lanzar al mercado un libro sorprendente. Se titula Una masa madre y la autora reconoce que una de sus fuentes de inspiración fue Ibán Yarza. Este periodista es autor de varias y exitosas publicaciones sobre el fascinante mundo del pan. El último es 100 recetas de pan de pueblo, pero su carrera tiene mucha miga porque en el 2013 ya sorprendió con Pan casero. «Me topé con él en YouTube. Me quedé maravillada por su conferencia titulada El momento del pan. En ella hablaba del simbolismo de este producto con nuestra cultura gastronómica, del papel tan importante que tiene en la vida de las personas. Se podía palpar el amor y el sentimiento que desprendía por su pasión por hacer el pan. Y me quedé con esa última frase: Que cuando utilicemos la palabra pan pensemos en algo simple, profundo y muy querido. Qué hermosa similitud, hacer pan es como tener un hijo», explica Dio (así la conocen) en las primeras páginas de su libro, que ya está a la venta a través de plataformas digitales. Es llamativo hablar de una matrona, acostumbrada a ayudar a madres a traer niños y niñas al mundo, que une su trabajo con la masa madre. «Encontré la metáfora perfecta», asegura.
DOS INGREDIENTES
Mientras escribo pienso en la cantidad de buenos panes que tenemos en Galicia, la reserva de Occidente en esta materia. Es, posiblemente, nuestro aspecto gastronómico más diferente y diferenciador. Puedes llegar a un restaurante con estrella Michelin, a otro de cocina vegetariana, a una parrillada en un pueblo perdido o a una tasca en cualquier callejuela y el pan siempre suele ser bueno. Y, para hacerlo, todos los panaderos dicen que es fundamental contar con una buena masa madre, como se puso de moda denominarla estos últimos años. De dos ingredientes básicos, harina y agua, se obtiene un milagro, como hace poco me comentó Javier Alvedro en su taller Banneton de A Coruña, un templo para los amantes de la calidad. Diolitza se agarra a esa masa para argumentar: «El quid fundamental para elaborar una buena masa madre es respetar los tiempos necesarios de fermentación para que las bacterias puedan reaccionar y realizar las transformaciones y metamorfosis fundamentales y únicas para obtener nuestro preciado pan. Esas transformaciones son, en realidad, la vida misma que crece en el interior de cada nuevo pan. ¿Te das cuenta? Tú, mujer, eres como la masa madre para el pan. Eres el pilar básico para tu hijo. Hay otro aspecto que une al pan y la maternidad. Aunque se parte de los mismos ingredientes, el resultado puede ser muy diferente. No existe un niño igual a otro. Dos hijos de la misma madre pueden terminar siendo personas completamente distintas y únicas. La maternidad y el pan son dos aliados en su forma y su contenido», sentencia esta matrona. Pero no solo del pan vive este libro. A partir de ahí se ocupa del tema al que ha dedicado los últimos 21 años de su vida. «El libro está dirigido al anhelo de una mujer que quiere ser madre y es un coloquio, como un charla, de mujer a mujer. Todos los cambios que le suponen físicos y psicológicas. Con el objetivo de que tomen conciencia o de que, además de los aspectos físicos, es importante para la salud del bebé cómo se encuentra la mamá a nivel emocional. Si la madre está centrada y equilibrada influye. Que se reconecten con su parte femenina, porque la naturaleza te lo facilita. Ser madre es una toma de responsabilidad. El padre juega su papel, pero el vínculo de la madre y el bebé es mucho más fuerte porque lo lleva dentro», sentencia. Dio presume de tener las tres emes, mujer, madre y matrona. Habría que añadir la de masa madre.