«Quiero ser el primer fiscal invidente de España»

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Es casi un hecho. Acaba de aprobar la oposición de acceso a la carrera judicial y en un mes sabrá si podrá lograr su sueño: estar en la nómina del Ministerio Público. Como poco, se quedará en juez. Que ya es mucho

03 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque es una obviedad, de vez en cuando viene bien recordarlo: ser ciego no es sinónimo de incapacitado. Solo hay que ver el caso de Héctor Melero que acaba de convertirse en el primer invidente de España que ha aprobado la oposición de acceso a la carrera judicial. Como poco podrá ser juez, casi nada, pero a Héctor le gustaría ser fiscal. Lo logrará con apenas 26 años y tras cinco años de estudio intenso: «En principio voy a ser fiscal en un 90 % de posibilidades. Dentro de un mes y medio lo sabré», explica este valenciano al que le gustaría especializarse en la lucha contra la violencia de la mujer y antidrogas.

Esta es la tercera vez que lo intentaba y reconoce abiertamente que no las tenía todas consigo. Pero no por su ceguera. Eso nunca ha sido un problema para él: «He tenido los mismos obstáculos que cualquier opositor, con sus problemas y sus dificultades. Las mismas que cualquiera». Lo sabe bien quien lo ha intentado hasta en tres ocasiones y que se ha dedicado en cuerpo y alma a estudiar: «Lo hacía a través de un programa de ordenador. Memorizo de oído. Pero nunca he sido mucho de cantar mientras estudiaba. Eso sí lo he hecho con mi preparador, don Álvaro Montero, que desde aquí le quiero agradecer que nunca haya visto en mi ceguera una barrera, sino una oportunidad. Y que me ha exigido cuando me tenía que exigir y me ha tranquilizado cuando me ha tenido que tranquilizar. Sin él tampoco hubiera sido posible».

Porque detrás de este logro hay mucho sacrificio: «Le he dedicado todas las horas que podía. Nunca he sido de contarlas. Me ponía a estudiar a las nueve y media o diez. Paraba a las dos para comer y dependiendo de si estaba cerca el examen me ponía a las tres o a las cuatro. Paraba a las nueve menos cuarto para seguir el rosco de Pasapalabra, que me encanta. Y posteriormente cenaba y me ponía a las nueve y media o diez hasta que el cuerpo aguantase. Doce, una, dos, tres, incluso algún día hasta las cuatro de la mañana. Siempre me ha gustado estudiar por la noche».

Melero es consciente de la responsabilidad que supone ser fiscal: «Sí espero tener bueno ojo para los delitos, pero también hay que tenerlo para descubrir a los inocentes. Porque es más importante no condenar a un inocente que condenar a cien culpables», asegura quien acaba de lograr el sueño de su vida: «Creo que si hubiera tenido vista habría querido ser lo mismo. Este era mi sueño». Enhorabuena, Héctor.