Jesús del Pozo, dermatólogo: «A la playa hay que llevar al menos una mascarilla de repuesto»

Noelia Silvosa
NOELIA SILVOSA REDACCIÓN / LA VOZ

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Jesús del Pozo es dermatólogo
Jesús del Pozo es dermatólogo ÁNGEL MANSO

Sudor y mascarilla no son una buena combinación. Y debido a ello, el dermatólogo Jesús del Pozo recibe cada vez más rosáceas empeoradas en su consulta. Tampoco deben perderse de vista las pieles normales. «Recomendaría hidratarse al menos dos veces al día y hacer descansos», indica

29 jul 2020 . Actualizado a las 15:29 h.

Toca pasear por la orilla con mascarilla. El calor, la humedad y la arena no son el mejor cóctel para acompañarla, pero el protocolo obliga. Lo que no establece ninguna normativa es cómo sobrellevarla en plena caminata bajo el sol o qué hacer si una inoportuna ola rompe y te la moja. El dermatólogo Jesús del Pozo responde a estas y a otras cuestiones desde su consulta de A Coruña, donde recibe cada vez a más pacientes con la piel castigada de tanto roce.

—¿Mascarilla y sudor es una buena combinación para la piel?

—No, no, nada buena. Una piel normal lo va tolerando más o menos bien, pero si hablamos de pieles con algún problema de otro tipo, como por ejemplo una rosácea, la tolerancia es mucho peor. De hecho, empeoran considerablemente con el uso de la mascarilla, principalmente por la oclusión, el calor, el sudor…

—Y no es este un problema recogido como un eximente para utilizarla.

—No, lo único que está recogido como eximente son las patologías respiratorias. Es lo que siempre pasa con todos los problemas de piel. Hasta que no es algo muy evidente, se consideran como una cosa secundaria. Hombre, es verdad que, aunque sea incómoda, no es muy frecuente que produzca problemas en las pieles normales. Pero en otras sí. Y otro tema son los materiales de los que están hechas.

—¿Son mejores unas que otras para la playa o el material es indiferente?

—El material de las FFP2 y FFP3 es mucho más oclusivo, por lo que la acumulación de calor y sudor es mayor que con una mascarilla quirúrgica, que transpira muchísimo más. Las otras más oclusivas se toleran mucho peor cuando hace calor, porque la sensación de ahogo es mucho mayor y la piel como tal también sufre más. Ese es el primer factor por el cual pueden provocar algún problema. Y luego está el factor añadido de que pueden producir una dermatitis en la piel de la cara. Si es con el roce, puede ser simplemente una dermatitis irritativa, pero hay personas que pueden tener alergia a un componente de las mascarillas. Y luego alguien con la piel sensible tiene muchas más posibilidades de que se le ponga roja y de que le pique con un uso prolongado. Y ya no te digo nada si tienes alergia a algún componente, porque te va a picar la piel y se hace intolerable.

«Hay personas que pueden tener alergia a un componente de las mascarillas»

—Cada vez hay más tipos de mascarillas, muchas son de tela y para deportistas, con materiales más ligeros que sirven únicamente como barrera. ¿Para el uso en la playa estarían recomendadas?

—Para la utilización en la playa, las mascarillas quirúrgicas o menos consistentes casi protegen más a los demás de ti y a ti te protegen menos de los demás. Pero si todo el mundo la lleva, este problema lo obviamos. Evidentemente es mucho más tolerable para estar en la playa o en sitios donde haga mucho calor una mascarilla quirúrgica o una más adaptada a un deportista, aunque la protección no sea tan alta respecto a los demás. Pero es que si todos la llevamos puesta, una de una tela ligera es perfectamente válida para la playa y nos da menos problemas. La medida tendría que haberse tomado mucho antes. Si todos fuéramos rigurosos con ella, no se extendería el virus. La principal vía de transmisión es respiratoria.

«Si todos la llevamos puesta, una de una tela ligera es perfectamente válida para la playa y nos da menos problemas»

—¿Podemos ponerla inmediatamente después de aplicarnos el protector solar?

—El tema de la antelación echando el protector solar es un poco mito, no es tan real como parece. De hecho, hay un físico de la Universidad de Málaga, de la Unidad de Fotobiología, que ha hecho un estudio en este sentido y que dice que la diferencia de echarlo en el momento de llegar a la playa, en cuanto a protección real, no es muy significativa. En casa se absorbe un poco más y seguro que es más agradable, pero lo importante es echárselo. No hay ningún problema en aplicarlo y acto seguido poner la mascarilla.

—¿Qué zona de la cara es más sensible?

—Lo de sensible tiene varios componentes. Una cosa es la sensibilidad al dolor, que hay zonas que son especialmente sensibles a él. Por ejemplo, todos sabemos que si tenemos que hacernos algo en las alas de la nariz, en un párpado o en los labios, son zonas especialmente sensibles al dolor. Pero luego está lo que se llama la piel sensible, que es completamente distinta, y en general te diré que la piel de la cara es bastante resistente, porque precisamente está adaptada a estar expuesta siempre. Aún así, si tengo que decir una zona especialmente sensible, es la de las mejillas y la de la nariz.

—De hecho, donde más daña la mascarilla es en las mejillas.

—Sí, se va produciendo una pequeña irritación, y la piel se va poniendo más colorada. Si tienes algún proceso ya de la piel con mayor tendencia a eso, es peor.

—Quitando patologías que ya tienen su tratamiento específico, ¿qué recomendaciones darías? ¿Hidratar más veces?

—Hidratarse más siempre es una buena forma de tener la piel un poquito más protegida. Pero luego creo que también hay que tener en cuenta que el uso de la mascarilla es muy importante, y por eso tiene que ser obligatorio. Lo que sería razonable es, apelando a la responsabilidad de cada persona y teniendo un poco de sentido común, descansar un poquito. Aparte de los cuidados que tú puedas tener. Claro, lo que no puede ser es que descansemos cuando estemos tomándonos una copa en un pub porque tenemos mucho calor, o en la playa cuando estoy rodeado de gente por todos los sitios.

—¿Cuál debe ser la rutina de hidratación de la cara? ¿Cuántas veces al día?

—Pues al menos mañana y noche deberíamos limpiarnos la cara. Ahora para eso se utilizan cosas cada vez más suaves. Pero yo creo que un par de veces al día hay que echarse un poco de crema hidratante después de lavarnos la cara. En esta temporada en la que la oclusión que tenemos con la mascarilla es mucho mayor y la acumulación de calor también, por lo que perdemos mayor cantidad de agua, deberíamos hacerlo más. Aunque no me parece muy fácil llevarlo a cabo.

«Un par de veces al día hay que echarse un poco de crema hidratante después de lavarnos la cara»

—¿Y si se moja la mascarilla?

—Cuando la mascarilla se moja pierde mucha efectividad en cuanto a la protección, por lo que teóricamente nos la tendríamos que cambiar.

—¿Entonces hay que llevar más de una?

—Sí, deberíamos. Si son quirúrgicas o ligeras, por lo menos un par de ellas, para tener una de repuesto. En las FFP2 y FFP3 no tiene tanta importancia porque el tejido es mucho más consistente. Las otras, si las mojamos en la playa, sí que deberíamos cambiarlas.

—¿Y los niños? ¿Cómo conseguimos que se la dejen puesta?

—Buf... Es un tema tremendamente complicado, sí. Se suma el factor añadido de que suelen ser tremendamente asintomáticos. Parece ser, por lo que dicen los pediatras, que no contagian más que los adultos ni son los principales vectores. Pero como no suelen manifestarlo… Hay que apelar a la responsabilidad de los padres, no queda más remedio. Que un niño de 6 años lleve una mascarilla cuando esté en la playa todo el tiempo que debiera es prácticamente imposible, por eso no queda otra que apelar a la responsabilidad individual de cada familia. Que la lleve o que esté siempre rodeado únicamente de su núcleo familiar.

—¿Qué es lo que más has notado que se incrementa en la consulta?

—La rosácea es lo que más he notado, sin ninguna duda. Ya es un motivo de consulta muy frecuente normalmente, y ahora más, porque sí que están empeorando mucho. Así como reacciones de otro tipo la gente las consulta menos porque son más llevaderas, lo que más me estoy encontrando sin ninguna duda son las rosáceas empeoradas y brotes en los que también influyen más factores, como el estrés por el miedo que la gente le pueda tener al virus, los problemas económicos que estamos sufriendo y que también son muy importantes… Se junta un poco todo. Siempre está latente, y todos estos son factores acompañantes. Es una patología muy prevalente aquí en Galicia.

«Lo que más me estoy encontrando sin ninguna duda son las rosáceas empeoradas y brotes»

—¿Por qué?

—En parte por nuestro clima, por la humedad y los cambios de temperatura. En aquellos con temperaturas más constantes la rosácea suele estar mejor. Y en parte también se debe a una cuestión genética. Es más prevalente en personas de origen celta, de piel y ojos claros, y en Galicia hay muchas personas de este tipo. Y no tiene edad, aunque es mucho menos frecuente en los niños y adolescentes.

—¿Qué tratamiento tiene?

—Depende del brote que tenga. En un paciente que esté prácticamente asintomático, por ejemplo, que no tenga lesiones, si viene con un pequeño brote le vas a obligar a hacer un tratamiento tópico con una crema específica. Con un brote más grande, ya habría que indicar un tratamiento de pastillas. Depende mucho del grado y la afectación que tenga cada uno, porque el tratamiento es muy variable.

—¿Cómo elegimos una crema adecuada para cada cara? Poca gente acude al dermatólogo para preguntarle.

—No, eso es cierto. Donde más cremas se recomiendan es en las parafarmacias. Afortunadamente cada vez la formación de la gente que está en estos centros va siendo mejor, y las recomendaciones no creas que son especialmente desacertadas.

—¿Y cómo sabemos si funciona?

—Hay varios principios básicos. El primero es que no te tiene que picar cuando te la echas. Las cremas, a no ser que lleven un producto que quieras que te exfolie, no pueden picarte. Y después, cuando pasa un rato, hay algunas que te las echas y sientes como que te han taponado o estás un poco incómodo. Esas son cosas que no tienes que notar.