Los gallegos más guapos detrás de la mascarilla

TEXTO: PABLO PORTABALES

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CEDIDA

25 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Pasan el Día de Galicia a orillas del Mediterráneo. Son los candidatos gallegos al título de Míster International Spain, que es como ahora se denomina al certamen de belleza masculino y femenino en lugar del clásico Miss y Míster España. Este fin de semana se celebran las galas en Oropesa del Mar, que debe de ser de lo poco que no se suspendió en este país por el coronavirus. Recuerdo hablar hace unos meses con alguna y algún aspirante y veían casi imposible que se pudiese celebrar. Pero pasaron las semanas, las fases y, ajenos a los brotes, ahí tienen detrás de las mascarillas a los gallegos más guapos. Por Lugo, David Vilares Marrondo, que es natural de Becerreá, estudia Sociología y es actor de doblaje. El mundo de la interpretación también le tira mucho a Fran Vilariño, el vecino de Miño que luce la banda de A Coruña. Pidió unos días libres en el ayuntamiento de su localidad para dejar una semana su puesto de socorrista en la playa y lucir palmito en Castellón. José Andrade, el representante de Pontevedra, tiene 28 años y, al igual que sus compañeros, hace un poco de todo. Es taekuondista de cierto nivel, ahora practica jiu-jitsu, camarero en el negocio familiar, estudia Derecho en la UNED... Por Ourense está Anselmo Menéndez, un apasionado del surf que ya lo intentó en otras ocasiones.

Finalmente la suerte recayó en Anselmo, que logró alzarse como segundo finalista en un certamen que coronó en esta edición al representante extremeño.

EL PORTERO DEL BUDA DE SANXENXO

Y todo esto sin contar a un pontevedrés que se presentó por Valencia, Andrés Ogando. Hace unas semanas contaba su historia mi compañera María Hermida. Durante años trabajó como portero del pub Buda de Sanxenxo. Vio a Lavinia, una mujer rumana de la que se enamoró, en una competición de fitness. Coincidieron en Sanxenxo y se enamoraron. Ella, que llegó a ser campeona nacional en la modalidad de bikini fitness, y el espigado gallego decidieron salir de la tierra en busca de nuevas experiencia. Se fueron a Valencia por unos días y allí se quedaron. Así que ya ven, hay una nutrida representación de guapos gallegos en el concurso, eso sí, con mascarilla.

VACACIONES DIFERENTES

La mascarilla es un rollo. Y más en verano. Pero cuando estén sentados en una terraza piensen en los conductores de autobús, por ejemplo, que no se la pueden quitar en toda su jornada laboral. Estas vacaciones son diferentes por la mascarilla, por la distancia de seguridad, por los lavados de manos y por todas las nuevas normas. Era mejor antes, sí. Pero se trata de evitar contagios y no nos queda más remedio que llevarlo con buen humor y espíritu solidario. Lo digo porque el fin de semana estuve en San Vicente do Mar y asistí a distintas escenas tensas. En una panadería que cuenta con cuatro mesas fuera para desayunar un hombre llamó la atención de malos modos a una pareja. Lo que les achacaba es que habían acabado el café y las tostadas y que tenían que levantarse para dejar sitio a los siguientes. Por no montar un follón, muy educados, se fueron. En otro local, a un camarero desesperado con el gel en una mano y la bandeja en la otra, un cliente le recriminó la tardanza en el servicio. Y alguna más hubo. Tenemos que acostumbrarnos a la nueva realidad. Creo que el semianonimato que proporciona la mascarilla contribuye a esta mala educación veraniega por parte de algunos.