Sonsoles Ónega: «Nos timaron con lo de conciliar, hay que reivindicar pero sin quejarse»

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Esta madrileña ha demostrado que no hay proyecto que se le resista, el último: un reality. Además, acaba de publicar su nueva novela, presenta un programa diario y es madre de dos hijos. «Algo hay que sacrificar, supongo que vida social y nocturneo», dice

14 jun 2020 . Actualizado a las 21:35 h.

Ha cambiado los leones del Congreso por las «fieras» de los colaboradores de Telecinco, que día a día la acompañan en Ya es mediodía, y con los que desde este jueves compartirá plató en «La casa fuerte», el nuevo reality de la cadena, que Sonsoles Ónega (Madrid,1977) presentará junto a Jorge Javier Vázquez.

—Del Congreso a un programa de actualidad, de ahí a presentar un reality, ten cuidado que lo siguiente es entrar.

—¡Ay, Dios mío, no! Nunca lo había visto así. Es verdad que en dos años he vivido cambios muy importantes en mi carrera profesional provocados por la salida del Congreso de los Diputados en un momento en el que había una actividad política que nada hacía pensar que podía haber un cambio. Después llegó esta oportunidad de hacer un reality, de explorar un formato nuevo, con un maestro como es Jorge Javier y una maquinaria que funciona al reloj como es Mediaset, así que con todas las ganas del mundo y los ojos bien abiertos para aprender todo lo que haya que aprender.

—El ratito del Fresh de «Ya es mediodía», ¿te ha servido de calentamiento?

—Sin duda, es un contenido imprescindible dentro del programa porque supone una distensión por los temas que tratamos, después de una hora y cuarto de información y últimas horas, abrimos esa ventana para que entre aire fresco y sí que me ha permitido familiarizarme con personajes televisivos o de la crónica social, que ahora van a estar en La caja fuerte. Hoy han hecho público el nombre de uno de los concursantes, Iván González, que ha sido colaborador del Fresh, así que a este lo conozco bien.

—«La casa fuerte»: unos ahorran y otros intentan robar, el lío está servido, poco hay que enredar.

—La definición que has hecho permite augurar un entretenimiento y una diversión casi segura. Unos viven dentro de la casa, y otros están acampados en el jardín y se tienen que hacer con la caja fuerte en la que van guardando el dinero que van ganando en las distintas pruebas, tiene toda la pinta de que va a haber rivalidades, de que habrá follón seguro y que intentaremos pasarlo bien. La idea es que pasemos un buen rato, que yo creo que todos estamos un poco necesitados de desescalar nuestras preocupaciones, que las hay y muchas.

—Gracias a este tipo de formatos hemos descubierto a una Sonsoles superdivertida, que igual el Congreso no daba pie.

—Es verdad que yo soy la misma, pero efectivamente las conexiones del Congreso no te permitían expresarte como en un reality o incluso Ya es mediodía. La crónica parlamentaria es seria y de pocos guiños y escasas sonrisas, y lo que me ha demostrado Ya es mediodía es que la comunicación es infinita en televisión, pero todo es comunicación. Yo sigo siendo la misma, interpretando en cada momento la información que tienes que dar, un pleno de investidura o una moción de censura no es un momento para derrochar sonrisas.

—Cuando cambiaste de tercio, ¿te pesaba más el cansancio de la política o las ganas de experimentar?

—Ninguna de las dos cosas. Yo no estaba para nada cansada, veníamos de aprobar los Presupuestos de Rajoy, con los que por cierto seguimos gobernando, y el panorama político se presentaba tranquilo hasta que de repente presentaron una moción de censura y se puso muy interesante. Yo no había dado muestras de agotamiento, todo lo contrario, además quienes me conocen saben que en la calle he disfrutado muchísimo porque te permite ejercer un periodismo televisivo muy rico, han sido oportunidades que han surgido y que yo he intentado aprovechar al máximo. O al menos devolver la confianza de la cadena, que cuando es así lo primero que te entra es un temblor de rodillas imparable. Creo que ha sido más eso, nunca he pedido nada, ni cuando pasé de Cuatro a Telecinco, así que estoy profundamente agradecida a quienes me han ido dando oportunidades.

—Decías el otro día que tus jefes lo tuvieron fácil, que no les costó mucho convencerte, ¿te gusta arriesgar?

—Creo que sí, me gusta aprovechar las oportunidades, no lo tuvieron difícil en el sentido de que debí de preguntar algo así como: ‘¿Tú me ves ahí?‘. Y la respuesta debió de ser absolutamente convincente. ‘Sí, yo sí‘. La confianza de ellos es mi confianza, y su seguridad es mi seguridad. Ahora hay que hacerlo y encontrarse en ese plató que es el templo del entretenimiento y encontrar el tono, pero lo iremos viendo sobre la marcha.

—Reality nuevo, programa diario, una novela que acaba de llegar a las librerías, niños... Madre trabajadora no, lo siguiente. ¿Te estresa querer llegar a todo o eres de temple suave?

—Me ha estresado durante muchos años, sobre todo cuando los niños eran pequeños, hacerlo todo y todo bien, con una autoexigencia que las mujeres necesitamos sobre nosotras mismas, y que a veces nos hace avanzar más lento o más inseguras o empapadas de culpa, algo que también es muy femenino. Con el tiempo vas relativizando, no necesariamente tienes que llegar a todo para ser la mejor madre que puedes ser, de hecho yo creo que soy más del Club de las Malasmadres que de las excelentes, pero dicho esto, hay tiempo para todo. Yo creo más en la calidad que en la cantidad, de otra manera no podría hacerlo, hay que relativizar las parcelas a las que no llegas, como ir a recoger a los niños al colegio, pero en lo fundamental estoy. Algo hay que sacrificar, supongo que algo de vida social y de nocturneo, que no me lo permito, porque además soy de dormir bien.

—Has dicho en alguna ocasión que la conciliación era el timo del siglo XXI.

—Sí, y lo mantengo. Básicamente porque las mujeres desarrollamos nuestras carreras profesionales, no renunciamos a tener familia, al menos como aspiración, en un mundo en el que las reglas del juego han sido diseñadas por hombres, que jamás se han cuestionado los horarios imposibles de este país. Esa detección me produjo cierta inquietud, tanto que escribí un libro, Nosotras que lo quisimos todo, para bucear en el universo de las mujeres, para ver no solo lo que había pasado. Porque son muchas las que se ven obligadas a renunciar a su carrera profesional, sino para ver cómo lo han hecho las que lo han conseguido, que son muchas, sobre todo las primeras de nuestra democracia que peleaban de verdad en un mundo de hombres y pudieron hacerlo todo. Creo que nos han timado un poquito y tenemos que seguir reivindicando, que no significa estar quejándose todo el día y aburriendo al género masculino, que a veces nos escucha con cara de bostezo.

—Un libro, «Mil besos prohibidos, que cobra más sentido que nunca aunque no tiene nada que ver con la realidad.

—Nunca pensamos que el título pudiera ser tan profético, que no se iban a poder dar besos y abrazos o que la nueva normalidad consistiría en vivir a metro y medio de la gente.

—Dices que eres muy tocona y besucona, ¿has llevado muy mal estos meses?

—Muy mal, me gusta expresar lo que siento físicamente, soy de abrazar a mis hijos, a mi familia o a mi propio equipo. Me está costando contenerme cuando quiero dar un abrazo no poder hacerlo, pero tendremos que domesticarnos.

—Dices que tu padre es como un libro de instrucciones al que acudís cuando necesitáis consejo, ¿te ha dado alguno para este nuevo proyecto?

—La verdad es que no, fue de los primeros a los que llamé para casi notificárselo, pero siempre ha dicho que la principal virtud del periodista es la honradez, cuando trabajas con honradez, te tienes que sentir bien, sin pretender ser lo que no eres.

—Alguna vez has reivindicado que también eres hija de Marisol, pero ¿compartir oficio te ha unido mucho a tu padre?

—En parte sí, porque quizás tenemos más temas de los que hablar diariamente, pero soy también hija de mi madre, no me puedo desligar, además creo que tengo un gen de madre muy marcado, unas manías que voy descubriendo según envejezco.