El notario más joven de España: «La oposición me dio el trabajo y a la mujer de mi vida»

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Con tan solo 24 años aprueba a la primera, en apenas dos años de preparación y encima se enamora en la academia de otra opositora que también ha conseguido plaza. Es el notario más joven de nuestro país en cuarenta años.

05 jun 2020 . Actualizado a las 18:27 h.

Desde el pasado 20 de diciembre, fecha en la que conocieron oficialmente que se habían convertido en notarios, Juan Varela y Carmen Solís no pueden dejar de sonreír. Y no es para menos porque los dos han obtenido plaza en una de las oposiciones más duras y en un tiempo récord. Él, con apenas 24 años y dos meses, es el notario más joven de España de los últimos cuarenta años y en un tiempo récord: dos años y tres meses estuvo preparándose, cuando la media está en seis años. Ella no ostenta este título, pero también es jovencísima. Tiene 27 años y logró aprobar una de las oposiciones más exigentes en apenas tres años, siete meses y 14 días, exactamente. Lo tienen todo, son jóvenes, guapos, inteligentes, están enamorados y la vida les sonríe. Pero detrás de este logro hay mucho esfuerzo, dedicación y sacrificio por ambas partes.

Cuenta Juan que tuvo que dejar el fútbol sala profesional, jugaba de portero con el Betis, y dedicarse en cuerpo y alma a estudiar. Al principio le dedicaba algo más de nueve horas diarias a preparar los temas, pero desde enero del año pasado hasta octubre subió la media de estudio hasta las doce horas diarias: «Sin interrupciones, sin teléfono, sin distracciones, superconcentrado y permanentemente memorizando temas a contrarreloj. Yo tenía que estudiar un tema a prisa y corriendo, para poder estudiar otro tema y otro tema...», todo ello con el fin de cumplir la planificación que él y su preparador se habían marcado.

De hecho, cuando le explicó sus intenciones de presentarse a las oposiciones, su preparador intentó por todos los medios que no lo hiciera: «Don Rafael Leña, que es un notario jubilado de Sevilla, me decía al principio que ni loco, que a dónde iba yo presentándome llevando dos años solo de preparación. Me insistió muchísimo en que no lo hiciera, que podía ser contraproducente y que podía tener una mala experiencia frente al tribunal. No era que no confiara en mí, es que era objetivo. Aprobar en dos años es prácticamente imposible y yo le decía que mientras hubiera una posibilidad lo iba a intentar. Además, yo sabía que me crezco ante los retos porque me organizo muy bien y acabo sacando tiempo de donde sea».

Pero al ver el esfuerzo de Juan, su preparador acabó por darle la razón: «Sí, luego al ver cómo me preparaba los temas ya creía que sí tenía posibilidades. Me acuerdo de su cara cuando aprobé el primer ejercicio y el segundo. No se lo creía. El sobreesfuerzo que estaba haciendo. Al fin y al cabo para sacar algo así hay que hacer un esfuerzo que no se lo imagina nadie».

«El único descanso fueron cuatro días en todo el año»

Porque durante un año, este sevillano se tuvo que olvidar de la Semana Santa, a pesar de ser «muy capillita», de la Feria de Abril y de la playa. Solo se permitía salir a dar una vuelta los sábados a partir de las siete de la tarde, y los chapuzones en el mar los reservaba para cuando iba a la casa de veraneo de su preparador en el Puerto de Santa María a «cantarle» los temas: «Pisaba la playa solo quince minutos, justo después de cantar los temas. El tiempo de pegarme un baño y volverme para Sevilla a seguir estudiando. El único descanso que tuve durante todo el año fueron cuatro días, que fue cuando aprobé el primer ejercicio y que justo coincidió con la feria de Dos Hermanas (una localidad que forma parte del área metropolitana de Sevilla, que es donde vive) y esos fueron los únicos días de descanso que tuve antes de empezar a prepararme el segundo ejercicio».

Otro de sus incondicionales apoyos en todo este proceso ha sido su padre, abogado de profesión, y que también fue opositor a notario durante seis años pero sin lograr el éxito de su hijo: «Cuando supo que había aprobado no nos dijimos nada porque estábamos todos alucinando y venía mi familia a celebrarlo. Pero ya dos días más tarde, me dijo algo que se me quedó grabado, que se había quitado una mochila de 27 años de encima. Porque es como si él también hubiera aprobado y así me lo dijo. Pero yo también le dije a él: ‘No aprobaste tú, pero apruebo yo y encima con el nombre del abuelo. La placa de la notaría va a tener su nombre y tu significado’, porque yo me llamo como mi abuelo. Y eso él lo sabe».

«NO NOS HABÍAMOS VISTO»

Y el amor llegó en el momento más (in)oportuno, al superar la segunda prueba teórica. Tanto Juan como Carmen acudían a la misma academia pero no se habían visto hasta entonces porque cada uno se preparaba de manera individual: «Pero una vez que se acabaron los ejercicios orales ya pasamos a la academia y allí te dan una preparación en la que estamos todos los que hemos aprobado las dos pruebas anteriores. Por la mañana nos meten en una sala y nos dan un caso práctico y tenemos seis horas para prepararlo como si se tratase de un simulacro de examen real. Y ya por la tarde viene un notario y lo corregimos con él. Y ahí fue ya cuando nos conocimos. Un flechazo. Fue prácticamente instantáneo. Congeniamos muy bien desde el primer día», explica Carmen que no está muy de acuerdo con la versión bromista que da Juan sobre que fue ella la que dio el primer paso: «Bueno, bueno [se ríe]. Fuimos los dos. Era palpable prácticamente desde el minuto uno lo que había entre nosotros. Aunque esperamos a que terminara el proceso selectivo y a examinarnos de la tercera prueba y ya una vez que la hicimos, fue ahí cuando empezamos más a hablar y empezó la historia», explica Carmen, mientras Juan reconoce que la mejor decisión de su vida ha sido presentarse a notario: «Esta oposición me ha dado el trabajo y a la mujer de mi vida. Porque es así como lo siento. A veces ella y yo decimos: ¿Qué hemos hecho para merecernos esto? Pues estudiar mucho y tener un poco de suerte».

«Fue un flechazo, nos conocimos preparando la última prueba»

Ahora solo falta que el destino quiera que las plazas que les toquen sean cerca uno del otro. Son conscientes de que eso es muy difícil y que tendrán que estar los primeros años separados. Pero nunca se sabe, quizás la fortuna les ha tomado cariño y los bendice con un nuevo regalo. Por el momento, ellos no dejan de sonreír. Y no es para menos. Enhorabuena, pareja.