«Yo hice 94 veces el Camino de Santiago»

YES

Veterano en peregrinar. Lo que comenzó como una experiencia aislada, acabó terminando en su verdadera pasión. Lleva trece años haciendo rutas xacobeas y así seguirá hasta que el cuerpo aguante. Su récord está en once en doce meses

15 mar 2020 . Actualizado a las 17:24 h.

Manolo Hernández, que no Manuel, bien podría decirse que es el peregrino de los cien caminos. No lleva tantos sobre sus suelas, pero casi. Hace apenas quince días que acaba de conseguir la última Compostela, la número 94, aunque no sería nada extraño que en este año alcanzara las tres cifras haciendo la ruta xacobea. Casi nada. Porque si algo tiene Manolo es energía para dar y tomar. Y no es sencillo seguirle el ritmo. Se hizo del tirón los 100 kilómetros de rigor desde O Porriño en 19 horas y 53 minutos. Salió de noche, que es como a él más le gusta caminar, y la siguiente vez que paró fue al pisar Santiago: «A las seis y pico de la mañana llegué a Pontevedra y la idea era que en el momento en el que estuviese cansado paraba y luego ya seguiría, porque tenía que estar el viernes por la tarde en Santiago. Pero me iba encontrando bien y fui caminando, y el caso es que lo hice todo seguido», explica. Así fue cómo consiguió el último diploma que lo acredita como algo más que gran veterano en esto de peregrinar.

La primera vez que lo hizo fue en 1997 y en bicicleta: «Yo ya leía cosas del Camino de Santiago. Me habían operado de la rodilla derecha y no recuperaba bien porque no soy de gimnasios ni de centros de recuperación. Y decidí probar el Camino de Santiago en bicicleta. Me marché a Roncesvalles. Lo hice, volví y le dije al cirujano: ‘Oye, he hecho esto. ¿Te parece que ya puedo estar recuperado?’. Y me dijo que sí, que inmediatamente me daba el alta. Y ahí empezó mi historia con el Camino de Santiago. Me gustó mucho, tanto que decidí que también lo quería hacer a pie. En 1999 hice mi primera ruta caminando, también desde Roncesvalles, y decidí que nunca más lo volvería a hacer en bici», explica.

Llevo mal ver a esos peregrinos que hacen etapas desde el autobús

A pesar de su apretada agenda, ya que es el decano del Colegio de Abogados de Sabadell, siempre consigue sacar tiempo para comenzar a caminar: «He hecho el Camino con amigos, en grupo, con mi mujer, con mis hijos, con mis nietos, pero normalmente lo hago solo. Primero porque me gusta más y segundo porque hago un Camino muy exigente. Normalmente las etapas son de entre 40 y 60 kilómetros diarios. A mí me gustan etapas exigentes. Etapas de 30 o de 25 kilómetros me dejan insatisfecho y nervioso. Yo necesito estar muchas horas caminando, por eso camino solo, que es lo que más me gusta», explica.

Su pasión es tal que siempre tiene una buena excusa para ponerse las zapatillas y empezar a andar: «He ido alternando caminos relativamente cortos, de poco más de cien kilómetros, con otros más largos de 800, 900 o 1.300. Últimamente los estoy haciendo más cortos porque cuando volví al Decanato del Colegio de Abogados de Sabadell pensé que no tendría tiempo ya de hacer más el Camino. Pero no fue así, porque ese año lo hice cuatro veces, el siguiente cinco, y el año pasado, once. En cuanto cuando veo que tengo en la agenda unos días libres ya los reservo para venir a Santiago y ponerme a andar».

LAS DISTINTAS RUTAS

Haber hecho tantas peregrinaciones, le ha aportado un conocimiento exhaustivo de cada una de las rutas xacobeas: «Los valores arquitectónicos e históricos del Camino Francés no los tiene ningún otro. Es innegable, pero está saturado y para mí ha perdido la esencia. Soy un purista, nunca dejo que me lleven la mochila, nunca me salto ni un metro, y ver a esos peregrinos que hacen etapas desde el autobús y no lo completan, y aún así dicen que han hecho el Camino, pues no lo llevo bien». Del Sanabrés dice que es «abrupto y salvaje», le parece fantástico para hacer y le encanta. También considera que el Inglés es muy agradecido. Y del de la ruta de la Plata añade que es «precioso», pero cree que tiene más espíritu de vía romana que de Camino de Santiago: «Para mí el más fácil y que recomiendo para empezar es el Portugués, desde Valença do Minho. Y arquitectónicamente también es interesante. Pero me gustan todos. El de Invierno es excepcional y afortunadamente todavía lo hacen muy pocas personas. Es una maravilla».

Pero no importa la ruta ni en las condiciones en las que llegue, es poner un pie en el Obradoiro y la emoción le invade: «La mayoría de las veces acabo el Camino profundamente satisfecho y fortalecido. Pero también lo he terminado llorando porque te embarga la emoción». Porque para este peregrino, Galicia también es su casa. Así de sencillo y de emotivo a la vez: «Soy extremeño de nacimiento, catalán de formación, pero gallego de vocación, y con eso creo que lo digo todo. Aquí me siento como en Cataluña o en Extremadura. Siento que también llego a casa».