Carlos Alfredo: «Pasé de 'La Voz Kids' a ser el bebé de la verbena»

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De cantar con Bisbal a la orquesta. Con 18 años recién cumplidos, ya ha triunfado en televisión y ahora es la sensación en su segunda temporada como integrante de Nueva Fuerza. «Soy el cantante más joven», asegura

25 ene 2020 . Actualizado a las 23:13 h.

Le llaman el bebé de la verbena. Con 18 años recién cumplidos, Carlos Alfredo Colina empezó el pasado verano a desatar pasiones desde el escenario de su orquesta, Nueva Fuerza, siendo todavía menor de edad. Este año encara la que será su segunda temporada con la agrupación, o lo que es lo mismo, un verano repleto de viajes y actuaciones. Este que está viviendo ahora es su segundo sueño cumplido. El primero lo alcanzó con solo 14 años en La Voz Kids, cuando salió a cantar Y cómo es él rezando porque su ídolo, David Bisbal, se diera la vuelta. Y vaya si la dio. El entendimiento entre estrella y fan, que maduraron al calor de las orquestas, fue instantáneo. Y nada más acabar su audición, Carlos pudo elegir a Bisbal como coach y fundirse con él en un ansiadísimo abrazo.

«Fue una experiencia sinceramente inolvidable. Los momentos que se viven allí, la gente, compartir con los compañeros, conocer personas de otras partes de España, es algo que no cambiaría por nada. Sobre todo, lo que me llevo de ese programa, ya que no pude ganar, porque tampoco esa era mi meta [quedó finalista], es el haber disfrutado cantando y haber conocido a Bisbal y poder abrazarlo. De hecho, mi madre durante mi actuación decía: ¡Abrázalo amor, abrázalo! Era lo que quería, lo que le iba diciendo en el coche hacia Madrid a mi madre era: ‘Yo aunque no se me gire Bisbal, lo que quiero es abrazarlo, quiero verlo’», recuerda Carlos.

Como él, su madre también es cantante de orquesta. Una forma de vida que hace que se sienta absolutamente identificado con el artista almeriense: «Me siento muy identificado con él. Él lo dijo, él dijo que se veía reflejado en mí. No sé si ahora también, pero en su momento lo comentó, y hemos hablado alguna que otra vez por Instagram y canté con él en Gijón, que me invitó a su concierto, y fue genial». Todavía parece saborear el primero de sus sueños, pero el que está viviendo a tope es el segundo. «Otro sueño es estar ahora en la orquesta. No me puedo quejar, estoy supercontento con el recibimiento de la gente. Yo creo que esta temporada va a estar incluso mejor que la anterior, y sobre todo lo que estoy tomando como referencia son las tablas que estoy cogiendo en el escenario, de interactuar con la gente. Yo nunca había estado en una orquesta, no había bailado ni me había dirigido así a la gente en mi vida», dice el cantante, que acabó en Nueva Fuerza gracias a su madre Jedhill.

«Nueva Fuerza es de la compañía de El Combo Dominicano. Mi madre conocía a Davinia, la cantante del Combo, que me seguía de La Voz Kids. Actuó en Carballo por la Pilarica y ahí los conocí a ella y a Cirano. Mi madre les comentó que yo seguía cantando y que componía. Fue pasando el tiempo y primero hice una prueba para el Combo. Necesitaban un cantante y me llamaron, pero era muy joven todavía. Los cantantes del Combo eran un poco mayores que yo, yo tenía 17 aún», señala Carlos, que vio el cielo abierto cuando le propusieron la otra opción. «Me plantearon si le dejaba ir a Nueva Fuerza -cuenta Jedhill-, y me dijeron que le iba a servir para foguearse y aprender. Además son de la misma empresa, son como hermanos». Ella dio su permiso y Carlos pasó a formar parte del grupo. «En Nueva Fuerza sigo siendo el más pequeño de todos. Me llamaron ‘el bebé de la verbena’, era el mote que me pusieron, y no me desagrada, al revés, me encantó. Pensé: ‘¡qué guay!’». El arte le corre a Carlos por las venas desde la cuna.

Una familia de músicos

Nacido en Venezuela, vivió en varias ciudades y pasó diez años en Asturias. Después, vino con su madre a Carballo, y allí siguen afincados desde hace cuatro años. Jedhill ha pasado también por múltiples orquestas, y desde hace cinco años forma parte de Los Trovadores junto a su actual pareja. Su otra hija canta y va al conservatorio, al igual que el hijo de su actual pareja. No es difícil verles un domingo tocando y cantando en el sofá. «Es una casa llena de música y paz», confirman.

A pesar de su amplia experiencia al micrófono, ella todavía está digiriendo el éxito de su hijo. «No me lo podía creer, no te lo crees hasta que lo ves allí encima, grande, enorme. Porque para mí todavía es mi bebé y me cuesta asumir que ya no lo es. Una de las cosas que más me costó fue un día que lo fui a ver y tenía una cola como de sesenta chicas esperándole en la escalera, y yo quería abrazarlo y pensé: ‘Bueno, es que no me lo puedo creer, no voy a poder abrazarlo’. Porque yo tenía que irme. Te entra ese pequeño celo de ‘¿qué pasa aquí?’, pero poco a poco lo voy asumiendo», confiesa.

«Y tú, ¿cómo llevas esto de las chicas?», le preguntamos a Carlos. «Buaaah, se agradece. Yo siempre digo que si hay chicas que te siguen por lo que te gusta y que te apoyan, no hay nada mejor. Soy superafortunado de tenerlas esperando bajo el escenario. Es un honor». «Vamos, que ligas mucho», zanjamos. «¡Noooo, jolín, ja, ja!», responde él. «Sí que es un ligón», sentencia su madre, que añade: «Me llaman suegra, me mandan mensajes por WhatsApp y me preguntan: ‘¿Puedo saludarlo?, ¿cómo puedo hacer para hablar con tu hijo?’. O van a verme y me hacen vídeos y después se los pasan a él». «Igual estoy en un bar tomando algo y me mandan por privado una foto y me dicen: ‘¿Es tu madre, no?’ O mandan otros mensajes en plan: ‘Aquí, tomando algo con mi suegri. Y aparece mi madre a lo lejos, como si fuese una foto de paparazzi’», bromea Carlos.

Él, que estudió en el IES Alfredo Brañas, no piensa dejar de lado sus estudios. «Voy a hacer unos exámenes porque no pude acabar bien la ESO al pillarme justo el inicio en la orquesta y no pude recuperar en el verano, me fue imposible. Pero tengo planes de hacer un bachiller musical. No voy a descuidar eso para nada, para mí es lo primero», apunta Carlos, al que le queda un tercer sueño por cumplir: «Actuar con mi madre». Así es el bebé de la verbena.