Mario Casas: «Imagínate que me pongo a hacer nudismo en Carballo»

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JULIO VERGNE

Se escapa a Galicia cada vez que puede, pero «no os enteráis porque no lo pongo en las redes», bromea el actor, que vuelve el viernes a la gran pantalla para meterse en la piel de Juan, un padre sevillano con el que dice «Adiós» a su acento neutro.

19 nov 2019 . Actualizado a las 11:18 h.

Es el chico que no pasa de moda. Porque Mario Casas (A Coruña, 1986) saltó a la fama tras su participación en la serie SMS, en donde lo pudimos ver al lado de Amaia Salamanca. Después, dividió a las fans de Los hombres de Paco enamoradas de Hugo Silva hasta su aparición. Desde entonces no ha parado, y ha demostrado no tener miedo a los retos. Perdió doce kilos para meterse en la piel de un fotógrafo preso en el campo de concentración de Mauthausen, se desnudó por completo para convertirse en el Christian Grey español en Instinto, y ahora vuelve al cine de nuevo más delgado y con el acento cambiado. «Vi muchos vídeos y documentales para construir a Juan», explica el actor, que da vida a un padre de las 3.000 viviendas de Sevilla en Adiós, la nueva película de Paco Cabezas que estrena este viernes 22 de noviembre. En la vida real, Mario disfruta secretamente de Galicia en sus escapadas y, como buen hincha, sigue sufriendo con el Dépor.

-La película se llama «Adiós», pero con el tráiler uno no quiere despedirse, sino verla. ¿Se sostiene ese interés hasta el final?

-Yo creo que sí, luego cada espectador tiene su gusto, pero para mí Adiós tiene algo que consigue abarcar a muchos espectadores. Está el thriller de acción, está la parte dramática con la historia de estos padres que pierden a la niña, y la película tiene giros constantes de guion. Me parece que son casi dos horas que te mantienen pegado a la butaca, entonces desde mi punto de vista el tráiler se queda en poca cosa. Cuando lo vi se me quedaba en nada, porque al final la peli sí es verdad que es mucho más.

-Haces de sevillano. ¿Cómo preparaste el acento?

-Bueno, era difícil. Es cierto que escucharme sobre todo a mí, que la gente ya tiene ubicado mi tono, mi acento, cómo hablo en mi vida...  ¿sabes? Que ya es como bastante neutro, y entonces es cierto que al principio el escucharme con acento andaluz de Sevilla, de las 3.000 viviendas, de esa zona de los Pajaritos… Hay que ver también que hay muchos tipos de acentos que cambian bastante siendo de la misma zona casi, siendo en Sevilla. Allí hay seseo también, que en mi caso lo busqué... Hay un conflicto. Bueno, no un conflicto, pero que no es solo el verme a mí haciendo ese acento, sino que en la propia ciudad hay varios tonos diferentes. Yo lo he hecho desde el respeto absoluto y trabajando mucho. Habrá gente que lo acepte y gente que no, pero para mí era el riesgo. Yo al final aceptó Adiós, aparte de por volver a trabajar con Paco Cabezas, por el acento. El sumergirme ahí como actor, el arriesgármela, el jugármela… es lo que me motiva y donde está el aprendizaje al final.

-Tu personaje, Juan, es el cabeza de familia del clan de Los Santos y pertenece a una familia de las 3.000 viviendas de Sevilla. ¿Cómo te impregnaste de ese ambiente?

-Yo para empezar con el acento y con el personaje de las 3.000, pues claro, a lo que acudes es a Internet. Entonces empecé a ver todos los documentales, todos los vídeos que hay de Callejeros allí…. todo esto me lo tenía más que visto. Y en uno de los programas, que iba sobre un centro de boxeo, vi la entrevista a un chaval que le llamaban El torero, que se llama David, y que frecuentaba ese local de boxeo de las 3.000 viviendas. De repente al verlo, cómo él se expresaba, cómo se movía, todo en general, no solo el acento, dije: «Este es Juan». Si Juan viviera ahora mismo, de verdad que sería así. Entonces me puse en contacto con él por Facebook y demás, lo conocí, me fui a verle, y a partir de ahí mantuvimos los dos una relación. Me mandó los audios, fui a Sevilla, me iba a comer con él, me enseñó zonas… Y bueno, pude no solo sumergirme en el acento que él tenía, que ya lo tenía grabado, sino también culturalmente como él era y como se movía. Eso fue un poco, digamos, cómo me metí como base dentro del personaje.

-Interpretas a un padre que ha perdido una hija. ¿Para meterte en ese dolor en qué pensabas?

-Pues para la pérdida, intenté suplantarlo. Como yo no soy padre, pues con cosas de mi vida. Tampoco quiero decir el qué, porque claro, no es agradable. Pero sí que suplantaba a la niña por algo que en mi vida pudiera ser una pérdida parecida. También vi muchos vídeos. Después, pues con momentos de parejas, matrimonios o conocidos que por desgracia han sufrido la pérdida de un hijo o una hija e intenté buscar qué hay ahí. Yo creo que lo que intentaba interpretar o lo que intentaba transmitir, que además Natalia de Molina (interpreta a la madre de la niña en la película) lo hace muy bien, es el vacío. Es como que hay algo ahí que es como la sensación de cuando has llorado mucho y te quedas vacío, ya no tienes lágrimas, y era mantener constantemente los personajes ahí. Era algo bastante complejo.

-Se dice que Juan podría suponer una de tus mejores criticas. En «El fotógrafo de Mauthausen» también te vimos en un papel complicado, ¿cuál ha sido tu mayor desafío?

-Pues si te digo la verdad, a mí como actor es que creo que en cada proceso y en cada película tienes que estar mejorando y tienes que estar cambiando constantemente. Como tú dices, El fotógrafo traía el cambio físico, aquí también, porque en Adiós estoy bastante más delgado, luego el acento… Es decir, todos los personajes son complejos siempre. Para mí, cada vez que interpreto el siguiente personaje es como si fuese el primero y me dejo la vida en ese momento, entonces cada papel es igual de difícil.

-En «Instinto» te vimos a lo Christian Grey. ¿Quitarte la ropa al final es lo de menos?

-Sí, de cuerpo en Instinto es sobre todo donde más lo hice. Pero al final, el desnudarte es más por tener un equipo delante, ¿sabes? Yo cuando veo en una peli una escena de sexo o de un desnudo rápidamente se me viene a la cabeza el grupo de 40 personas que tiene que haber alrededor. Que es lo que es realmente, ese tipo de cosas son muy técnicas y dan vergüenza al final. Uno no lo pasa bien. Luego en lo emocional también es lo complejo, es lo difícil, a veces es más complicado una secuencia emocional en la te tienes que romper, que tienes que ahondar en la mierda porque el personaje está metido en eso en ese momento, y es mucho más complejo que quitarte la ropa.

Manu Trillo

 -Entonces, ¿sí o no a la playa nudista? Que allí no hay cámaras.

-Ja, ja, ja. No, no iría. O sea, me encantaría, pero me harían fotos. Entonces yo no iría a una playa nudista. Imagínate, luego saldría en las redes sociales o en cualquier sitio, porque hoy en día todo el mundo puede grabarte con un móvil. Pero si yo no fuese conocido, sí que iría a una playa nudista, claro.

-Pero a la playa seguro, que sabemos que venís en verano a Carballo.

-Claro, tú imagínate que me pongo a hacer nudismo ahí en Carballo. Ja, ja, ja.

-¿Vienes mucho?

-Voy dentro de nada porque mi abuela, la madre de mi padre, cumple 80 años e iré por allí pronto a celebrarlo con ella. Yo cuando puedo me escapo, y me escapo muchas veces. Lo que pasa es que tampoco lo pongo en redes sociales, porque si me escapo es para que nadie lo sepa. Ja, ja, ja. Pero tengo ahí a la familia, a gente que quiero mucho, pero eso, intento cuando voy no dar información de dónde estoy y por eso no os enteráis. Ja, ja, ja.

-Hace años te declaraste hincha del Dépor, ¿lo mantienes?

-Uff. Sí, está el Dépor que peor no se puede estar. Pero sí, claro, lo mantengo. Aún estuve viendo el partido que quedaron 2-0, ¿no? Están peor que fatal. Ahora están en segunda, pero subir ya de más abajo cuesta más, o sea como bajen de nuevo… Pinta complicado, pero bueno. Ojalá que puedan ascender. Al final los equipos cuando están mal es cuando luego demuestran luchando que de lo peor se puede conseguir lo mejor, y ojalá que así sea con el Dépor.