Diez propuestas para un baño de bosque en Galicia

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Desde los años 80 los nipones estudian los beneficios para la salud asociados a una inmersión en la naturaleza. Lo llaman «shinrin-yoku». Probamos esta fórmula japonesa contra el estrés

28 oct 2019 . Actualizado a las 20:37 h.

Los baños en el mar se fueron con el verano, pero el otoño es el mejor momento para regalarnos otra inmersión. La experiencia es gratuita y, según la medicina japonesa, beneficiosa para nuestra salud física y emocional. En el país del manga, las consolas y la competitividad esta vuelta a los orígenes, a reconectar con el medio natural, tiene nombre propio. Ellos lo han bautizado como shinrin-yoku. En castellano, baños de bosque. Proponemos diez alternativas en Galicia y también conocemos un pionero proyecto nacido en la Ribeira Sacra.

EL ORIGEN

Aunque la idea pueda parecer una propuesta obvia, dar un paseo por una frondosa arboleda siempre fue un buen plan, en Japón se han tomado muy en serio estos spas verdes. Allí son una terapia preventiva para favorecer la relajación que nació en los años 80. Alarmado por los altos índices de estrés y, sobre todo, por el karoshi (un término acuñado por ellos para definir las muertes por exceso de trabajo), el Gobierno nipón decidió incluir esta vieja técnica budista y sintoísta en su sistema sanitario en 1982.

La idea fue de un ministro de Agricultura y hoy un organismo estatal, la Agencia Forestal de Japón, ejerce de salvaguarda. Aunque en Galicia estamos muy lejos de Oriente, las tendencias laborales y los hábitos de vida hacen que las diferencias se difuminen. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés es la epidemia del siglo XXI.

Otro organismo, el Instituto Nacional de Estadística (INE) desvela que el 59 % del personal laboral lo sufre en España y está detrás de entre un 30 % y un 40 % de las bajas laborales. Por encima, el desapego con el medio rural también crece. El 55 % de las personas en el mundo viven en ciudades, en el año 2050 lo harán el 70 %, según las estimaciones del Banco Mundial. Una caminata en una senda verde es un lujo para muchos.

¿En qué puede ayudar el shinrin-yoku? Universidades niponas, europeas o norteamericanas han profundizado en las dinámicas activas surgidas en los hábitats naturales. Se le atribuyen beneficios a la hora de disminuir la hormona del estrés, la tensión arterial, el azúcar en sangre, mejorar la salud cardiovascular o la metabólica.

«No es una idea de unos locos. Se estudia desde los 80. Hay una desvinculación total con la naturaleza. Esto explica que hayamos perdido sensibilidad, que tengamos menos respeto por la vida de nuestros ecosistemas», dice Edgar Tarrés, especializado en la creación de estas experiencias y consultor Mindful Travel. El catalán fue el monitor del curso impartido en Chantada en A Casa das Árbores.

Una iniciativa del Consorcio de Turismo Ribeira Sacra que, ante el éxito de esta primera convocatoria, planea nuevas citas. «Se trata de poner los cinco sentidos. De escuchar los sonidos de los árboles, de respirar las sustancias que emanan. No deja de ser un paseo, pero consciente, no caminar pendientes del móvil. Creamos un vínculo con la naturaleza y tenemos un momento de paz con nosotros mismos», dice Tarrés. En Cataluña muchas empresas destinan recursos a estas excursiones grupales. «Algo que podemos hacer a título individual», insiste.

DÓNDE PRACTICARLO

«Lo podemos hacer en ámbitos urbanos durante la semana, si no queremos coger un coche. Escapar a un parque. Cuando tenemos un día libre, en Galicia tenéis sitios increíbles como la Ribeira Sacra», recomienda Tarrés. Los bosques que surcan los cañones del Miño o del Sil son una alternativa, pero hay muchas más. Desde pasear entre los castaños centenarios que inspiraron a Emilia Pardo Bazán para escribir Los Pazos de Ulloa, en la Fraga de Catasós (Lalín), declarada Monumento Natural, a perdernos en el Courel en la Devesa da Rogueira, uno de los bosques atlánticos más impresionantes de Galicia.

A veinte minutos de Lugo, el bosque da Fervenza (O Corgo) tiene robles de más de 300 años. Ubicado en el curso alto del Miño, dentro de una Reserva de la Biosfera, es uno de los bosques de inundación más importantes de la península. En la comarca de Valdeorras, 300 tejos forman el que puede ser el bosque más antiguo de Galicia, Teixadal de Casaio.

Las Fragas do Eume, el Souto de Rozavales (Manzaneda), el de Agüeira (Becerreá), la Fraga da Marronda (Baleira), los bidueiros de Montederramo, las faias de Pintinidoira (As Nogais y Cervantes) o las sobreiras de Froxán (O Courel) que alimentaban a Uxío Novoneyra en sus poemas son un regalo para los sentidos y el espíritu. Quién sabe, en el país de los mil verdes esta moda llegada del lejano Oriente también puede tener otro efecto positivo: concienciar de la importancia de cuidar nuestros bosques autóctonos.

Diez propuestas en Galicia

  1. Fraga de Catasós (Lalín)
  2. Teixadal de Casaio (Valdeorras)
  3. Bosque da Fervenza (O Corgo)
  4. Fragas do Eume
  5. Devesa da Rogueira (O Courel)
  6. Souto de Rozavales (Manzaneda)
  7. Souto da Retorta (Viveiro)
  8. Fraga da Marronda (Baleira)
  9. Sobreiral do Graúllo (Carballedo)
  10. Ruta de Tres Bispos (Os Ancares)