Y si hace malo... ¿adónde vamos?

YES

GONZALO BARRAL

QUE LLUEVA, QUE LLUEVA... que en YES te buscamos la cueva para disfrutar de esas tardes torcidas de verano. ¿Chocolate al mango o té ecológico? Elige y, si sigue haciendo pelete, embarca al Caribe al calor del blue curaçao

03 jul 2019 . Actualizado a las 17:21 h.

Al mal tiempo, buena cara. Y como en Galicia estamos más que acostumbrados a que el clima veraniego fluctúe más que el Ibex-35, hay que buscar alternativas a esas jornadas maratonianas de playa, río o piscina con las que intentamos seguir sumando tonos a nuestro bronceado. Así que, cuando Lorenzo decide no hacer acto de presencia, lo mejor es no agobiarse y dejarse caer por uno de esos paraísos urbanos que hay escondidos por la geografía gallega y que nos permiten seguir teniendo la sensación de que el verano está ahí fuera.

GONZALO BARRAL

De A Coruña al Caribe

La ciudad de A Coruña está separada del Caribe por más de 6.000 kilómetros de distancia y cerca de diez horas de vuelo. Sin embargo, para transportarse hasta esas latitudes más cálidas, a veces no es necesario tomar un avión. A los pies de la plaza de María Pita hay un coqueto local que sabe, huele y deja sentir el clima tropical nada más poner un pie en él. Mary Matos y su hija Daniela Martí pusieron en marcha hace casi un año Zabó, un negocio que combina platos de lo más caribeños con cócteles que dejan volar la imaginación. «Queremos que la gente disfrute y tenga la sensación de estar en una de esas playas paradisíacas», explica su propietaria.

Los cócteles son responsabilidad de Miguel Martínez Purriños, un estudiante de último año de Química que aporta parte de lo que aprende en las aulas a sus originales combinados. Así, además de disfrutar de los tradicionales mojitos, daiquiris o piñas coladas, el cliente puede arriesgarse por propuestas más originales como el Zabó 2.0, con ron, cítricos, piña y mango, o el Candy Crush, en el que el vodka se mezcla con blue curaçao, limón, piña, menta y soda. «Cuando alguien tiene dudas de cuál tomar, le recomendamos el Zabó 2.0 y siempre acertamos», comenta con orgullo Mary. Para los que no quieren alcohol, disponen de cuatro propuestas igual de resultonas que permiten hacer el viaje sin necesidad de que la bebida se suba a la cabeza. Para completar el periplo, disponen de propuestas de inspiración tropical con las que llenar el buche y entre las que destacan las clásicas arepas venezolanas -con tres tipos de masas y seis opciones de relleno- los patacones, un plato clásico elaborado con plátano verde macho, y los simples pero sabrosos tequeños. Así que, cuando el buen tiempo se resiste a aparecer, uno puede aplicar el refrán ese de la montaña y Mahoma y viajar desde aquí hasta el Caribe trago a trago y bocado a bocado.

SANDRA ALONSO

Libros en vez de wifi en Santiago

Dulce Victoria es un buen local para refugiarse y pasar un buen rato. Está en la calle Rosalía de Castro, la arteria que atraviesa O Milladoiro, en Ames, el epicentro de uno de esos escasos reductos de Galicia en los que todavía se pueden ver a mayores conviviendo con parejas jóvenes y muchos niños. Las familias son la razón de ser de esta iniciativa que nació en Santiago en el 2013, a la sombra de la catedral, y que ha acabado en la localidad vecina buscando metros cuadrados. «Nos quedó un sitio cuco», presume Cruz Bugallo, que lo primero que aclara es que su negocio no es una cafetería al uso. Y tampoco es exactamente una pastelería, aunque su fuerte es la repostería tradicional y creativa. Salón de té es el concepto que mejor encaja para definir un cómodo espacio que se amplía con una terraza posterior y un miniparque para los niños. El objetivo que se puso Bugallo cuando abrió es que los clientes pudieran pasar un buen rato dejando a un lado el móvil o el ordenador. De hecho, en una declaración de intenciones insalvable por la cobertura 4G, no dispone de wifi, pero sí hay libros a los que se puede acceder libremente para entretenerse si uno va solo. De acercarse acompañado, quiere que la conversación y el disfrute de los productos sea lo más importante. «Queremos que la gente deguste las cosas que preparamos cada día», comenta. En Dulce Victoria hay un producto estrella que deja sin palabras a los comensales, que es la tarta de zanahoria, pero eso no quiere decir que no innoven bajo demanda. De hecho, es habitual que familias y empresas recurran a este obrador para pedir alguna creación distinta o personalizada que acaban disfrutando en el local o fuera de él. Siempre hay seis variedades disponibles, «pero no tenemos stock», confiesa, «todo se hace fresco, incluso de la mañana a la tarde». Tiene un horario limitado, pero eso no impide que trabajen en elaboraciones que tienen en cuenta a alérgicos de cualquier tipo y veganos, con una presencia de proteínas lácteas nula «salvo cosas muy específicas». Y claro, también hay té de múltiples variedades que ya invita a tomarte el tiempo de otra forma.

MONICA IRAGO

Y si llueve, al diurno

Bajo un neón en el que se lee «Cocktail Bar» un estante con la prensa diaria recibe al visitante que cruza el umbral del Diurno, en Vilagarcía. Es ya la primera evidencia de que es este un local de vocación acogedora. La propia configuración del confortable y generoso espacio interior invita al encuentro, a la charla, al disfrute sosegado de la cerveza, del combinado o del cóctel. Si a ello le sumamos una moderna decoración en la que la vegetación natural es la protagonista, el mimo en la iluminación, la discreta ambientación musical y el esmero en el servicio, nos hallamos sin duda ante la alternativa perfecta cuando se inutilizan las terrazas. Que el Diurno también la tiene. Con ni más ni menos que 20 mesas distribuidas en dos calles peatonales en la zona de vinos del centro de la ciudad. Pero volvamos dentro que el día está desapacible. Abre el Diurno a las 8.30 (una hora más tarde en domingos y festivos) y lo hace en todo su esplendor. Sobresale el Desayuno Especial Diurno. «No es un simple desayuno, sino una experiencia», comenta Martín Vázquez, el propietario. Y, efectivamente, se trata de una suerte de menú degustación mañanero en el que se van sucediendo, siempre bajo reserva previa, todo tipo de tentadoras propuestas: zumos naturales, cafés, infusiones, bollería surtida, tostadas con diferentes panes, mermeladas artesanas, distintos quesos, jamón, frutas frescas y crepes con crema.

La hora del mediodía el Diurno la solventa con una notable oferta de cervezas, vinos y vermús, si bien todo ello se puede disfrutar a cualquier hora. A eso de media tarde, y más si la jornada está fresca, no está de más echarle un vistazo a la carta de chocolates. Tentaciones como el chocolate al mango, a los frutos rojos o a las natillas se asoman irresistibles. Por supuesto, siempre conviene tener en cuenta su excelsa oferta de coctelería y combinados premium, con barra exclusiva. Y así, andando la jornada, el Diurno llega a las 00.30, la hora de bajar la persiana (viernes y sábados se alarga hasta las 2.00h). Aglutinando públicos muy diferentes, un espacio acogedor y un ambiente en el que nadie podrá, nunca, sentirse extraño.

Santi M. Amil

Café y tarta recién hecha

Las tardes de lluvia o frío, que también las hay en primavera y verano, son más llevaderas con un café calentito y un sabroso trozo de tarta hecho con ingredientes de primera calidad y recién salidas del horno. Esto es lo que ofrece en Ourense Panatier, un concepto de cafetería apta para todos los públicos que suma a la oferta tradicional de estos establecimientos la fabricación y venta de panes artesanales. Situada en pleno centro urbano, en la rúa do Progreso, esta marca coruñesa abrió su primera cafetería en Galicia en la ciudad de As Burgas y ya es un referente para el público. «Lo que queríamos era poner en marcha un tipo de negocio más innovador, un establecimiento actual, que combinase el obrador de pan con un espacio, cálido y bien decorado en el que queremos que los clientes se sientan a gusto», explica José Seijo, encargado y uno de los propietarios del negocio. Madres y padres con sus niños pequeños, grupos de amigos que buscan un lugar tranquilo en el que hablar de sus cosas después del trabajo... todo tipo de público es bienvenido al local, que dispone de un amplio espacio para que los carritos de los bebés quepan sin problema y dispone además de tronas, para que los pequeños puedan también sentarse a la mesa. Se convierte, por tanto, en el refugio perfecto para las tardes de lluvia.

Y luego está la carta de productos, que también ha sido pensada al detalle, teniendo en cuenta los gustos variados de la clientela. «Tenemos café ecológico, en consonancia con el concepto de negocio específico que proponemos a nuestros clientes, un producto bueno con el que nos diferenciamos», explica José Seijo, que también habla de una carta en la que no faltan los tés ecológicos certificados. La nota dulce la pone la repostería hecha en el obrador situado en el mismo local, del que se separa con un cristal que permite a los clientes ver cómo trabajan los panaderos. Sabrosas tartas recién hechas y bizcochos que saben como los que hacen nuestras abuelas son la clave para que niños y mayores encuentren en Panatier el sitio perfecto para pasar un rato tranquilo. Además, también hay productos salados, como empanadas. Y de paso, los clientes pueden llevarse a su casa el pan artesanal, hecho siempre con masa madre y harinas certificadas. ¡Y que llueva!