«Mi hijo pregunta de qué color es el sol para tantear a la gente»

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Ángel Manso

«Es importante la forma en la que se le dicen las cosas. Es muy sensible. No puedes decirle ?no? sin más, tienes que argumentarle», asegura la madre de Simón

15 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En el cole de Simón hicieron un simulacro de incendio, y él lo que pensó es qué podía haber fallado para que se activase la alarma sin haber fuego. «Le apasiona saber cómo funcionan las máquinas. Desmonta los juguetes, le encanta construir y ver todo el mecanismo tecnológico», indica su madre, Liz García.

Tanto para ella como para su padre, José París, tener un hijo de alta capacidad conlleva tener que moverse. «Si quieres informarte más para conocer mejor algunos de los comportamientos del niño te mueves para ir a charlas y talleres como los de Asac (Asociación de Altas Capacidades de Galicia) o para que participe en el Sistema Lupo». Precisamente es en ese tipo de actividades en donde se siente más a gusto. «En general en los colegios todavía queda mucho trabajo que hacer», explica Liz, que hace hincapié en que de estos niños se aprende constantemente. «Dan mucho que pensar y no te aburres. Son muy intensos y siempre tienen que estar haciendo algo».

A sus 9 años tiene ciertas preguntas para tantear a la gente. «Por ejemplo, pregunta de qué color es el sol porque sabe que en realidad es blanco. Si le respondes que es amarillo, te dirá que no, entonces si le dices que está equivocado o que miente se frustrará. Es importante la forma en la que se le dicen las cosas, no puedes decirle ‘eres tonto’, porque para él es tremendo. Es muy sensible. No puedes decirle ‘no’ sin más, tienes que argumentarle». Simón no destacó de bebé por hablar antes de tiempo ni por hacerlo con un lenguaje más adulto del que le correspondía. «Pero sí por las manos. Con 6 meses era capaz de abrir una botella y a partir de los 8 meses ya empezó a tomar solo el biberón». Para entretenerse se pasa el día jugando, pero casi no ve la tele. «Tiene capacidad visoespacial y razonamiento lógico abstracto, entre otros talentos. Le gusta mucho construir y por épocas tenemos la casa llena de Legos». Ahora le gusta también la fotografía y hacer vídeos. «Es creativo, pero no porque dibuje de forma artística, sino porque es capaz de plasmar de forma analítica y con detalles. También le gusta la música, y aunque no es un virtuoso del piano, es capaz de componer con cuatro notas una canción. Le encanta todo lo tecnológico y va a clases de robótica, pero no le gusta aprender a multiplicar, entonces, ¿qué hacemos?», relata Lis, que tiene claro que hay que ir midiendo los pasos a dar. «Que sea lo que quiera de mayor, me da igual. Como todos los padres, solo queremos que sea feliz».