-En una entrevista, nos diste una clave para ser feliz: pensar menos y sentir más. ¿Manda el corazón en casa?
-Depende. Yo he tenido mis momentos. Yo soy impulsiva para bien y para mal, y muy emocional, pero he tenido temporadas de estar muy mental, que es algo que no lleva a nada. Estamos acostumbrados a comernos los sentimientos y es una pena, porque estamos aquí para vivir. Deberíamos aprender a tratar con nuestros sentimientos, para que la ira o la euforia no acaben con nosotros. Hay frustración en sentir una cosa y pensar otra. Yo a veces quiero abarcar mucho, pero el cuerpo me pide otra cosa. Yo soy inquieta, desde que me levanto me digo: «Tranquila, a ver... vale que quieras hacer 8.000 movidas pero céntrate, párate a pensar primero lo que de verdad quieres». Hay cosas que haces que son paja.
-Tienes tu parte galega.
-¡La de mi padre! Es de Poio. En Galicia están mis abuelos, mis tíos, y me encanta. Galicia es para mí una bomba de aire fresco y de verde. He estado ahí en enero.
-¿Lugar favorito?
-Yo me crie en la playa de A Lanzada, y aprendí a conducir en ese párking... Para mí Galicia es el olor de la casa de mis abuelos. En su casa huele a lugar donde estás calentito, a cosa suave, a galletas mojadas en la leche. Mi abuela es una grandísima mujer que sabe cómo cuidar, y mi abuelo, un pintor y amante de la filosofía. Y luego está mi padre, con el que me río muchísimo.
-¿A quién sales tú más?
-Yo soy una mezcla de mi padre y de mi madre. Y lo he pensado mucho... A veces digo: ‘¡Esto es de mamá!’. Yo me he buscado mucho en las dos partes.
-¿Un referente?
-Amélie, me encanta. También el cine de Tim Burton, y los cuentos de Roald Dahl. Pero crecí con Disney en vena.
-Con «Un cuento al revés» te estrenas como productora.
-Sí, ese es mi proyecto personal, mi «pequeño hijo» junto a Inés Pintor Sierra y Pablo Santidrián. Hay un largometraje detrás de Un cuento al revés, que habla del abandono y de las relaciones. Y es un cortometraje también protagonizado por Ricardo Gómez. Inés, Pablo y yo pensamos en él, no podía haber un Javier mejor que él para Un cuento al revés, y Ricardo se ha involucrado a tope.
-¿Te gustan los cuentos?
-¡Me encantan! Su esencia, su tono, su fantasía. Si la vida viene con metáfora, mucho mejor. Los cuentos nos llegan rápido a todos. Creo que es una forma sencilla de comunicar. Un cuento destaca el valor de lo bonito, lo directo y lo claro. Siempre me han gustado mucho.
-Mola verte en Instagram dándote un bañito de luna y recitando a Gloria Fuertes. ¿Qué tendrá la Gloria?
-Pues un poco lo mismo que los cuentos. Esa autenticidad de fondo. Descubrir cómo luchó en los tiempos que vivió por cambiar las cosas y por su obra la hace interesante. Gloria Fuertes tenía esa parte niña, que no se apagaba nunca.
-¿Lo mejor de estos últimos Goya?
-Me emocionó muchísimo Jesús Vidal (Campeones), fue increíble y muy necesario. Fue apoteósico. Nos dio una lección a todos, porque es necesaria la inclusión ya de una vez. Mi hermano mayor también tiene una discapacidad... Él es autista, por eso me gusta involucrarme en los proyectos sobre el tema que se llevan a cabo. Porque es necesario, porque tenemos mucho que aprender de ellos. Son personas llenas de sabiduría, pero su código de comunicación es otro; sencillamente. Lo que hace falta, sobre todo, son un diagnóstico preventivo y una terapia. Hacen falta ayudas a esas familias. Son mentes brillantes que no se expresan como tú. Mi hermano mayor, que se ríe de verdad, que es auténtico, es mi gran maestro.