«¿El mejor plan de domingo? La motosierra en la mano»

Lorena Maya / S. F.

YES

OSCAR CELA

Laura Vallejo es una de las pocas, si no la única, operadora forestal de Galicia

02 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Para Laura Vallejo dejar de intentarlo no es una opción. Originaria de Meira, Lugo, ella es una de las pocas -si no la única- operadora forestal de Galicia. Sí, operadora forestal, como repite cuando le preguntan qué hace una mujer maniobrando una procesadora o una autocargadora, «como si fuera una cosa de otro mundo». Para ella, el mejor plan de domingo es con una motosierra en la mano, y confiesa que le apasiona ser capaz de conducir una de estas enormes máquinas forestales.

Su afán por maniobrarlas comenzó hace dos años. La primera procesadora a la que subió, recuerda, fue una Timberjack 1470. El armatoste verde metálico, con seis ruedas tamaño tractor, imponía respeto; y ella, estaba asustada. Pero con la práctica, ese miedo por lo desconocido se fue convirtiendo en satisfacción. «Verme capaz de poder arreglarla o de trabajar con una máquina tan grande es… Te acabas enamorando», dice.

«No me digas que no puedo»

Aunque ahora la reconocen y es un referente para las mujeres que quieren ingresar en el sector, el proceso para hacerse un hueco no ha sido fácil. A los días de trabajo entre el barro, con frío o bajo la lluvia, a cientos de kilómetros de casa, se suma la negativa de su familia a que, siendo mujer y joven, se dedicara a un trabajo que se percibe como peligroso y duro. Ese cuestionamiento, que vive también en los pueblos que visita, es para Laura la parte más difícil de ser operaria forestal. «Si miro atrás debo decir que no ha sido fácil llegar hasta aquí, luchar contra la ideología de esta sociedad es duro. ¡No me digas que no puedo hacerlo!», publicó en su cuenta de Instagram el pasado noviembre junto a una foto con su motosierra. Para ella tirar la toalla no es una opción, y alienta a las demás mujeres a que «sean lo que quieran ser»; a hacer oídos sordos; a luchar. «Me tengo que demostrar a mí misma que voy a ser capaz. No puedo dejar que esos pequeños bajones me dejen tirar todo lo que he hecho poco a poco, ¿sabes?», dice convencida de que, como en todo, en su profesión el género no importa en absoluto.