José Pinto, el Lobo de ¡Boom!: «Lo último que desearía es estar en un plató de televisión. Me quedo con las vacas»

YES

Cedida

Entrevista inédita, que iba a publicarse en la revista YES de La Voz de Galicia el sábado 2 de marzo, con el popular concursante televisivo, fallecido el 27 de febrero

28 feb 2019 . Actualizado a las 15:33 h.

El Lobo que amaba el campo y los animales deja huérfanos a sus vecinos de Casillas de Flores y a los miles de seguidores que lo sintonizaban cada tarde en prime time. José Pinto por fin «tenía solo un trabajo y no dos, con el de la televisión». Dueño de un carisma innegable, era sobre todo un amante del saber.

En Casillas de Flores solo hay un bar para sus menos de 200 habitantes. Con permiso del Ayuntamiento, es el punto de encuentro. También la dirección donde aterrizaban desde hace unos meses un curioso séquito de visitantes. La culpa de la inesperada popularidad de este municipio salmantino a dos pasos de Portugal la tenía uno de sus vecinos. José Pinto, de 57 años, ganadero y sabio autodidacta. Sin miedo a equivocarnos, el Lobo más querido de ¡Boom!, el programa que lo llevó a batir con su equipo un récord Guinness y a descubrir qué es lo más importante en la vida.

Tras acumular casi medio millón de euros (474.000 exactos) y 373 programas, Pinto le dijo adiós a Manu, Erundino y Valentín en diciembre. Esgrimió «motivos personales», entonces. Las redes sociales se llenaron de mensajes. Todos querían a José Pinto. También los ayuntamientos salmantinos que lo llamaban para sus pregones, Caja Rural que lo fichó como imagen del banco y hasta Granjero busca esposa quería echarle el gancho. Esta es la entrevista que mantuvimos hace menos de una semana. José Pinto estaba feliz, haciendo lo que más le gusta: dedicarse al campo y a su explotación ganadera. 

-La primera pregunta es un encargo. Mi abuelo, que no el de Marc Márquez, que también es muy fan, quiere saber por qué se ha ido de ¡Boom!

-Ja, ja, ja. Mucha gente me para por la calle y me lo pregunta. Aquí o cuando voy a Ciudad Rodrigo, que es nuestra cabecera de comarca. ‘Te metías en mi casa todos los días!’, me dicen, o que: ‘¡Cómo abandonaste, con tanto dinero como estabas ganando...’. Me fui por diferentes motivos. Sobre todo, por cansancio. Entre Saber y Ganar y ¡Boom! estuve casi dos años y medio yendo y viniendo desde Casillas de Flores a Barcelona. Más de mil kilómetros todas las semanas. Solo el viaje eran 40 horas. Tuve que priorizar. Hay cosas más importantes en esta vida que el dinero, creo que puedo ser un ejemplo. La expresión se utiliza muchas veces pero, a la hora de la verdad, todos corren detrás del dinero. Por cierto, ¡un saludo para su abuelo!

-En ¡Boom! juntó unos ahorros, en Saber y Ganar otros 60.000 euros...

-Y antes ya me estrené en 50x15, con Carlos Sobera.

-¿Qué hay más importante para José Pinto?

-Me gustan el pueblo, el campo y las vacas. Dedicarme profesionalmente a ellas. Llevo así, felizmente, 20 años.

-¿Cuántas vacas tiene?

-53 vacas charolesas en extensivo y dos toros, ¡y están naciendo terneros! Hay momentos en los que pueden ser cien en total.

-¿Quién se las cuidaba cuando grababa en Barcelona?

-Un amigo, ¡pero no uno cualquiera, sino el señor alcalde, Eloy!

-¿Es cierto que llegan turistas de todas partes de España solo para verlo?

-Ja, ja, ja... Hace unos días estuvieron una pareja de Asturias y otra de Sevilla. Vinieron hasta Casillas de Flores, que estamos aquí, en el culo del mundo.

-¿Cómo lo encuentran?

-Preguntan en el bar, es el centro de operaciones [ríe].

-¿Le abruma la fama?

-Es una gran sorpresa, como las cartas que me siguen llegando, centenares, ¡y las camisetas! Tengo cerca de 400. De Galicia también recibí.

-¿Se las puso todas en antena?

-Sí, las que me dio tiempo. Solo cuando tenían un mensaje político o partidista muy marcado no las podía llevar, no tanto por mí, sino por el programa.

-¿Echa de menos ¡Boom!?

-No. Lo último que desearía es estar en un plató de televisión. Me quedo con las vacas. La primera vez que los vi desde casa fue raro. ‘¡Pero si yo estaba ahí!’, me dije. No me los pierdo ninguna tarde y estoy convencido de que se van a llevar el bote. Tengo fe total y absoluta.

-¿Podría enterarse antes que un espectador normal?

-Digamos que podría tener información privilegiada pero no quiero.

-¿Y a Erundino, Valentín y a Manu no los extraña?

-Después de año y medio juntos, hay una relación de amistad, es lo que más echo de menos. Con los compañeros de Saber y Ganar hacemos quedadas periódicas. Una de las últimas fue en Santiago de Compostela.

-El programa de La 2 fue clave porque antes no se conocían.

-Personalmente, no nos conocíamos. Sabíamos quiénes éramos como concursantes y seguidores del programa. Valentín fue el que tuvo la idea de contactarnos, formar el equipo y presentarnos al casting de ¡Boom! Ese fue el primer premio, que nos escogieran. Me acuerdo que dijimos: ‘A ver si aguantamos unos cuantos programas’. El récord Guinness de permanencia en un concurso en televisión está en los 300. Los Lobos llevan ya más de 420, ahora con Alberto en mi lugar. Yo lo dejé en el 373.

-Valentín tuvo una buena corazonada...

-Ahí lo tienes. Un profesor con dos carreras, doctorado y premio de excelencia dando clases en la universidad por 250 euros.

-¿Es cierto que usted empezó a leer y a escribir solo a los tres años?

-Es lo que decían mi madre, una profesora de escuela portuguesa, y el maestro.

-El portugués lo habla, ¿y el gallego?

Podo botarme a falar galego! [sonríe] Necesitaría estar ahí unos meses porque, aunque me gusta mucho Cunqueiro, un precursor del realismo mágico para mí, siempre lo leí en castellano. Además, Casillas de Flores está muy cerca de las tres localidades extremeñas donde se habla todavía un gallego medieval. ¡Y en cada una tienen una variedad dialectal distinta!

-¿Cómo saben Los Lobos tanto?

-¡Esa es la pregunta del millón! Supongo que se lo debemos a las ganas de saber, a la curiosidad por los misterios del mundo más que por los ruidos de la casa del vecino.

-En alguna pregunta llegó a pensar: ‘¡Pero cómo fallé esto!’

-¡En muchas!

-Demostró tener conocimientos de botánica, fisiología, geografía, deporte, cine, astronomía... ¿Qué estudió?

-Empecé Veterinaria, pero tuve que dejarlo para coger la explotación.

-¿Cómo está el campo en Casillas de Flores?

-Supongo que como en muchas zonas de Galicia: abandonado. Se lo están cargando, lo infravaloramos. La gente tiende a irse a las ciudades y no se por qué, con todo el ruido y la contaminación que hay. En el mundo rural se produce algo tan importante como son los alimentos. Además, aquí hay minifundismo, como en Galicia, y también nos afecta el cambio climático.

-¿El tren en Salamanca está como el de Extremadura?

-Para coger el tren tengo que ir desde Casillas de Flores a Salamanca. Son 123 kilómetros en coche...

-Le pregunto sobre sus fans, ¿quiénes lo impresionaron más?

-Los jóvenes. Me causa mucha satisfacción que me paren por la calle. Eso es porque ven un programa cultural. Puede haber futuro.

-Le están llegando muchas ofertas, ¿abandonará Casillas?

-¡Abandonarlo! Pero si aquí soy feliz.

-Entre los cientos de cartas que recibe, ¿también las hay de amor?

-Ja, ja, ja. Sí, también hay cartas de amor, algunas muy curiosas e inverosímiles

-¿Con proposiciones ‘indecentes’?

-Algunas tienen proposiciones alucinantes y de lo más variopintas.