«¡Cómo le vamos a poner Lanzada!, ¿y si nos sale tímida?»

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Lanzada Calatayud lleva con humor el nombre que sus padres eligieron para ella

11 feb 2019 . Actualizado a las 10:19 h.

«Miña Virxe da Lanzada que ollaches o meu amor, se me dás unha filliña o teu nome heille de pór, para que ame este penedos, esta area e este mar, para que ame esta praia como amou a súa nai». Con estos versos tan emotivos explicó la madre de Lanzada Calatayud, Maruja Álvarez, a su hija los motivos de ponerle un nombre tan atrevido. El poema lo escribió en el año 69 cuando se casó y se tuvo que ir de O Grove, su tierra natal. Ella decidió este nombre por amor a esta playa y a este lugar tan especial, que fue testigo también de la petición de mano que el padre de Calatayud le hizo a su madre: «¡Cómo le vamos a poner Lanzada!, ¿y si nos sale tímida?», le espetó el hombre de raíces valencianas a su mujer. Pero no hubo negociación posible. Ella tuvo clarísimo que su hija se iba a llamar Lanzada.

«Imagínate el cachondeo, sobre todo, en Cádiz, donde viví algún tiempo. Es más, a partir de las dos de la madrugada me cambiaba de nombre y decía que me llamaba Lola. Cuando vine a Galicia pensé que la cosa mejoraría, pero fue incluso peor», asegura entre risas la que ahora es gerente del Consorcio de Turismo de A Coruña.

Nunca le ha reprochado a su madre que le pusiera este nombre tan singular y reconoce que no ha encontrado a nadie que se llame como ella: «Me gusta mucho el nombre de Lanzada», aclara, porque ella mejor que nadie puede comprender el sentimiento que quiso transmitirle su madre: «Imagínate, siento la conexión con ella, con el Atlántico que me vio crecer, con la felicidad salada de mi infancia... es una playa con un poder brutal. Siempre que vivía fuera y pensaba en Galicia, lo que me venía a la mente y al alma era la imagen de la playa», explica esta mujer que cuando tiene posibilidad acude al arenal pontevedrés a reencontrarse consigo misma. Para ella, igual que para su madre, A Lanzada es su reino emocional y todos los 31 de diciembre acude a darse el último chapuzón del año: «El agua no está mucho peor que en verano», asegura. ¡Uff, qué frío solo de pensarlo!