DONDE CABEN SEIS A VECES NO CABEN 26 por eso cuando se trata de grupos numerosos hay que saber muy bien donde reservar. Llegan días de reuniones de trabajo, de amigos, de familia... de mucha gente y en YES recorremos los locales más grandes (y bonitos) para que nadie quede fuera de la mesa.
03 dic 2018 . Actualizado a las 09:58 h.Aceptamos en ocasiones, con navideña pero injustificada resignación, que en las comidas o cenas de grupos, tan propias de esta época, el entorno, el servicio e incluso, muchas veces, la gastronomía, es lo de memos. Convenimos, en absurda lógica, que lo único que en verdad importa es la armonía y el espíritu grupal, el buenrrollismo y el desenfado festivo. Sin embargo en estas cenas no hay por qué renunciar al cuidado de los detalles, al mimo en la puesta en escena o a un exquisito servicio, amén de, por supuesto, una excelsa cocina. He aquí las pruebas.
CON TODO EL ENCANTO
Se mire a donde se mire no se hallará un detalle al azar. Cualquier rincón del comedor, en el porche debajo de las parras, el impecable jardín, el coqueto salón, la acogedora biblioteca... Incluso el valle del Salnés que se abre bajo el amplio ventanal del restaurante semeja acorde con el entorno que allí se ha creado. Y es que en Quinta de San Amaro, en Meaño, la procura de la excelencia y el exquisito buen gusto forman parte de la filosofía de este hotel y restaurante, elegido en el 2016 como el mejor hotel con encanto de España.
Y si da igual el espacio, da igual también el momento. Aquí el mimo y el cuidado en los detalles son los mismos para una cena íntima de pareja que para una reunión navideña de grupo. Y eso queda reflejado en los menús. «No jugamos con artificios, sino que nuestros menús para grupos representan lo que tenemos en temporada en la carta», comenta Nacho Crespo, responsable junto a Julio Ouviña de la Quinta. Platos en los que se combina la sabiduría de la cocina tradicional con leves toques de creatividad e innovación. Así, un menú estándar incluye timbal de langostinos y gulas, carrilleras de ibérico en salsa de Oporto con pera asada y puré de calabaza, postre, vinos (albariño y rioja), café y licores. Todo ello por 33 euros. Servido en un comedor idílico, decorado con mil y un detalles, como flores siempre naturales, la espectacular vajilla o las servilletas bordadas.... QSA.
Para después de la cena, además del propio comedor, Quinta de San Amaro dispone de un precioso salón anexo, junto a la piscina y la terraza, donde poder tomar una primera copa en un entorno agradable, confortable y acogedor. Para grupos de hasta 18 comensales el local ofrece también la posibilidad de convertir el coqueto salón de su biblioteca en un cenador privado. Todo un lujo. Como también lo debe ser, por cierto, disfrutar en un lugar así de la última cena del año, para la que han elaborado una propuesta especial, para un máximo de 50 personas, con un menú de 70 euros.
O SIBARITA EN A CORUÑA
Cuando la cifra de invitados excede los metros de nuestro salón no merece la pena complicarse la vida, es mejor buscar un local como O Sibarita, que a pesar de su nombre, consigue que te sientas como en el salón de tu casa. Puedes personalizar el menú, poner tu propia lista de Spotify y hasta te permiten llevar a un monologuista o un actor infiltrado de camarero para hacer la velada más divertida. Hace tres años que Renata González y Daniel González, dos primos que son como hermanos, decidieron abrir este restaurante en Linares Rivas, en A Coruña. La celebración de una boda de unos vecinos del edificio fue el primer evento multitudinario que se celebró en el local. Desde entonces es raro el fin de semana que no tengan uno. «Abrimos de 7 de la mañana a 12 de la noche a diario, así ofrecemos desde desayunos, aperitivos, menús del día, cañas y cenas. Los sábados por la mañana igual y de noche solo abrimos si tenemos algo», explica Renata.
Exigen un mínimo de 20 personas para hacer la reserva, pero si el grupo es menor se puede hacer igualmente pagando por esa cantidad, y no hay problema en caso de que haya más de una reserva porque el local permite disponer de varios ambientes. «Suelen ser grupos de 20-30 personas, pero hemos llegado a meter a 90 en celebraciones más informales donde pueden estar de pie», comenta Renata, que insiste en que la filosofía del negocio pasa por el apoyo al comercio local. «Todos los productos que ofrecemos son de aquí, vamos al puerto a por el pescado, con frecuencia al mercado y a otras tiendas del barrio, y como además -dice Renata- ya éramos proveedores de algunos productos (huevos, pimientos...) que servíamos a otros restaurantes de la ciudad, el 90 % es fresco».
Con todo esto en la cocina, en la carta hay desde tortilla, croquetas, pimientos, tablas de quesos y embutidos, calamares, hamburguesas, arroces, pescados... además de menús cerrados para grupos por menos de 20 euros. Ya puedes ir buscando un motivo para celebrar.
TEXTURAS RIBADENSES
Entrado ya el Año Nuevo, por el mes de febrero, llegará también el primer aniversario de un local ribadense jovencito pero con mucha experiencia en cocina. La que le han brindado a la taberna Texturas Galegas tanto Javier Montero como María Teresa Iglesias, conocida como Tita, pues ambos ya regentaban antes en Santiago de Compostela otro hermano de nombre más el Tragaluz. Ahora que llegan por norte y sur, este y oeste las celebraciones navideñas, y parece que te va a estallar el móvil con tanto grupo de WhatsApp llamado Cena de Navidad o La enésima cena, es la ribadense una propuesta más que apetecible. Un lugar donde mejillones en escabeche al estilo tradicional y un codillo cocinado a baja temperatura con grelos o un bacalao al horno de toda la vida y pisto con huevo hecho a 65 grados con su tocino y su alioli o unas croquetas -un clásico entre clásicos- más pulpo a la parrilla y papa arrugada sirven para reunir a la peña. De amigos, familiares, compañeros, conocidos por Facebook, nacidos en el 68... Lo que sea. Este es un rincón agradable con «unha carta moi dinámica, de tempada, porque a xente tamén agradece os cambios. Así tamén veñen coa incerteza de qué van comer nesta temporada», subraya Montero, quien acaba de abrir hace nada, sin salirnos de Ribadeo, el Gastrohotel Javi Montero. Texturas Galegas es otro concepto, diferente a su última apertura: «É unha taberna de corte moderno, con gastronomía de produto, e coidada ao cen por cento en elaboracións e presentacións». Puedes elegir entre pasar la velada en el interior, y en esta zona preferir comer en mesa alta o en mesa con mantel, en un ambiente informal, como quieras, o bien en el exterior, en una coqueta terraza que en verano se llena de flores pero en invierno casi es monocromática, todo green.
«A nosa filosofía -añade Montero- é coidar moito o cliente que entra pola porta, comezando coa atención. O noso obxectivo é que pasen unha estancia agradable». De hecho, acaba de participar en el ciclo mariñano del Mes da Maxia que combina trucos de magos a pie de mesa. Y Rafa fue el encargado de hacer la velada aún más mágica a los comensales de Texturas Galegas, como lo será seguro también la que elijas pasar aquí, con la Navidad sumando aún más magia al momento.
UNA CENA DIGNA DE MUSEO
Y de cena en cena llegamos a Pontevedra. Y que nos perdone Pepe Vieira, el chef estrella Michelin que es el alma máter de Ultramar. Pero, aunque quienes cocinen en esta taberna de la ciudad del Lérez lo hagan bajo su batuta y con la garantía de su saber hacer, en este caso, antes de pasar al contenido, a la comida, hay que hablar del continente, del local en sí. A saber: Ultramar está ubicada en el edificio Sarmiento, que fue construido entre 1685 y 1714, tiene una maravillosa historia detrás, ya que en su día fue sede de un colegio religioso, y actualmente forma parte del recinto del Museo de Pontevedra. La piedra manda y, quizás para contrarrestar esa fría elegancia de la misma, Vieira armó dentro una cocina desenfadada, moderna, en la que los clientes ven las potas haciendo chof, chof y a los chef emplatar las viandas. Mientras el espectáculo entre fogones se desarrolla ante sus ojos, los comensales esperan por menús para grupos y empresas -en vigor todo el año, pero especialmente en Navidad- que van desde los 30 a los 50 euros por persona. Pongamos el ejemplo de uno que cuesta 37 euros. Se compone de un jiaozi de gamba y puerro salteado con tosaka verde y roja y salsa teriyaki. Luego está el tomate pacificado con crema untuosa de tetilla, albahaca y vinagreta de miel de flores. Sigue la cena con un steak de vaca gallega con aliño de mostaza antigua y lascas de parmesano, y luego con una pechuga de pollo salteada al wok con salsa hoisin y bol de arroz glutinoso. De postre, dalky de toblerone. La consigna de la casa es que todos los platos vayan al centro de la mesa y se compartan las viandas. Todo ello bajo los arcos del viejo edificio y al amparo de la zona monumental de Pontevedra. Así que para bajar la cena nada mejor que una ruta a pie por los bares de copas que esconde el casco viejo de una ciudad que abraza cada día el ocio callejero diurno y nocturno.