¿Es normal separar a los niños ante una ruptura?

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Emilio Naranjo

¡ QUÉ REVUELO SE HA MONTADO con la paternidad de Bosé! Cuando él mismo ya dejó caer hace seis años con su álbum «Papitwo», que no había uno, sino dos papis. Son las nuevas familias que obligan a plantearnos otros escenarios de convivencia y otras soluciones cuando llegan los divorcios

11 nov 2018 . Actualizado a las 07:56 h.

Es poco frecuente que el anuncio de una relación y el fin de esta se produzcan prácticamente al mismo tiempo. Hace unos días saltaba la noticia de que Miguel Bosé y Nacho Palau habían roto después de 26 años de convivencia. Se desconocía que el cantante tuviera pareja y menos que esta llevara más de un cuarto de siglo a su lado, pero lo que más ha sorprendido es que los cuatro hijos que se le presuponían al autor de Amante bandido «no eran tan suyos», sino que biológicamente solo es padre de dos, de Diego y Tadeo. Los otros dos mellizos, que vinieron al mundo siete meses después, Ivo y Telmo, son de Nacho Palau. Este «reparto» ha dado mucho que hablar, sin embargo de fondo no hay más que un «cada mochuelo a su olivo». Pero, ¿es lo habitual separar a los menores ante una ruptura? ¿Pesa más el parentesco o el vínculo que se ha generado entre ellos? ¿Qué derechos tiene la pareja de su progenitor sobre ellos?

Se trata de una situación excepcional (en la que no hay un parentesco común para facilitar la convivencia), de la que conocemos solo unas píldoras, pero que nos hace replantearnos cómo actuar en estos casos, que de aquí en adelante serán cada vez más frecuentes debido a los nuevos modelos de familia que están surgiendo. «La estructura social se va modificando, aparecen situaciones nuevas a las que hay que responder. Se están cambiando los modelos de relaciones matrimoniales tradicionales, y en consecuencia, también ha cambiado la forma de procrear, aparecen nuevas variables, como por ejemplo, la gestación subrogada», explica Manuel Lage, psicólogo clínico.

Los expertos dicen que no es habitual separar a los menores (cuando tienen en común a los dos progenitores), que lo normal es mantener a los hermanos en bloque, no romper con los vínculos emocionales y sobre todo anteponer siempre los intereses de los niños. «En conflicto de intereses prevalece siempre el del menor. Lo que pasa a veces con el divorcio es que hay otros intereses, que son también legítimos. Por ejemplo, que alguno de los dos progenitores quiera estar mucho con el niño, pero que por las circunstancias que sea, no pueda ser. El principio de los intereses del menor es el que más me gusta recomendar para situaciones de divorcio», señala Elena Borrajo, psicóloga especialista en apego.

Todos coinciden en que es importante estudiar los casos de manera individual, porque puede haber circunstancias personales o conflictos entre hermanos que merezcan la pena ser escuchadas. Para Lage, la edad de los menores marca un punto de partida en la gestión de una separación. No es lo mismo afrontarla cuando hay un bebé de meses, un niño de 5 años o uno de 15. «Que sean biológicos o no, no influye tanto como la convivencia o la relación que se establezca entre ellos, las experiencias vividas. Los recuerdos y los vínculos tienen más que ver con el afecto y el aprendizaje que con la relación biológica», matiza Lage. Sin embargo, según explica la abogada especializada en familia, Lucía Silvoso, ante el juez lo que más pesa es el parentesco. «Ahora bien, no es lo mismo que sea un juez especializado en familia, a que no. No es lo mismo que estés en Galicia que en Barcelona, y estés más acostumbrado a ver hijos de progenitores homosexuales, familias más modernas...», apunta.

DERECHOS LIMITADOS

En el caso de una familia como la de Bosé y Palau, los derechos de uno sobre los hijos del otro son muy pocos. «Al no ser el padre de dos de ellos tiene unos derechos bastante limitados, piensa que los derechos de los abuelos, aunque se venían dando desde hace tiempo, han sido recogidos hace poco. Un abuelo, un tío, o un familiar cercano puede pedir unos derechos de visita. Hay familiares que pueden solicitar una custodia en un juzgado, claro que en situaciones excepcionales, de un padre fallecido, en prisión, que le hayan quitado la patria potestad... El caso de Bosé es atípico e insólito, y si emprenden acciones legales y llega al Supremo va a generar jurisprudencia, porque el interés de los menores tiene que prevalecer sin género de dudas, porque estamos hablando de dos padres biológicos distintos», comenta la abogada, que insiste en que se trata de circunstancias muy concretas. Aun así, advierte que Palau podría solicitar un régimen de visitas alegando la unidad familiar de los últimos años.

Silvoso reconoce que, a pesar de que está costando implantarlo, el sistema que debe prevalecer es la custodia compartida. «Se entiende que es lo mejor para el niño -y continúa-, en teoría ahora se tienen que dar, pero no se dan tantas como se debería. Es muy complicado, una cosa son los derechos que tienen los padres, y otra cómo los llevas a cabo. Es muy difícil establecerla si los padres se están echando las manos a la cabeza. En una compartida el poder de decisión de los progenitores es el mismo, y habiendo una mínima mala relación complica mucho cuestiones del día a día. Por ejemplo, imagínate que el niño diga: ‘quiero celebrar el cumpleaños’, y le contesten: ‘pues ya se lo cuentas a tu padre/madre la semana que viene’; o que haya que darle un jarabe, y el otro se oponga, y diga ‘yo considero que no debe tomarlo...’», explica la letrada. En su opinión, cuanto más pequeños son los niños más complicado resulta gestionar la situación para los adultos, aunque para ellos sea «menos traumática».

Ya saben, lo mejor es pasar página cuanto antes. ¡A la 22 ya!