Ellas se la juegan en otro Mundial

CAROLINA D. GONZÁLEZ-BESADA / S.F.

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MARCOS MÍGUEZ

ESTE EQUIPO SE HACE FUERTE Estamos viendo jugar el Mundial de fútbol masculino, pero ellas llevan luchando por su auténtico mundial desde pequeñas. Las futbolistas gallegas tienen tanta pasión por lo que hacen que están conquistando un mundo que, hasta ahora, era solo de hombres

14 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Cuando era pequeña había chicos que te gritaban ¡marimacho! y te quedabas con una cara... pero entonces cogías, les hacías tres regates, les marcabas cuatro goles y eran ellos los que se quedaban con cara de tontos... ¿Te crees que no puedo jugar al fútbol? ¡Pues toma! No puedes dejarlo por esas personas», así es como Miriam Ríos, una mujer fuerte y decidida, capitana del Dépor, cuenta una de las situaciones a las que se ha tenido que enfrentar en un mundo que, al menos hasta ahora, ha estado diseñado por y para los hombres.

El fútbol ha sido y es la pasión de Miriam desde que tiene memoria. En su tono de voz se nota la ilusión con la que habla al preguntarle por sus comienzos: « Suelen decir que cuando nace un bebé viene con un pan debajo del brazo, pues yo creo que a mi madre le llegué con una pelota de fútbol», cuenta entre risas.

«DE PEQUEÑA NO PODÍA JUGAR»

A pesar de ser un universo plagado de barreras para las mujeres, el fútbol también es un mundo de chicas. Desde hace unos años los equipos femeninos se extienden por toda Galicia. Hoy en día hay 3.598 futbolistas federadas repartidas en 172 equipos. Pero el camino no está siendo nada fácil. Leticia Barreiro es la guardameta del Imperátor OAR Femenino, lleva corriendo detrás de un balón desde los 6 años, pero sus recuerdos de aquellos momentos no son del todo buenos: «De pequeña estaba en un equipo mixto, me encantaba el fútbol, pero no me dejaban jugar porque era una chica. Mi padre, en todos los partidos, le reclamaba al entrenador que tenía que salir al campo, pero solo me sacaba los últimos 5 minutos», relata.

Otra de las complicaciones habituales con las que chocan las mujeres que se dedican a este deporte es encontrar un equipo. «Sí, fue complicado. Justo cuando terminé de competir con los chicos mi intención era seguir, pero no había ningún club. Así que jugaba en la calle con los amigos. En aquel momento fue difícil porque había muy pocos equipos, ahora hay muchísimos», cuenta Selenia Blanco, capitana del SD Tordoia.

Selenia, jugadora futbolística desde hace ya 12 años, destapa uno de los mayores problemas con los que se encuentran todas ellas y que están luchando por cambiar, sin descanso: lograr convertir el fútbol en su profesión. «Para mí al principio el fútbol fue muy frustrante, porque es algo que te gusta hacer, pero cuando lo comparas con el masculino piensas que igual podrías haber llegado a algo más, a aspirar a más cosas... a vivir de ello. Eso las chicas lo tenemos imposible. Al final tú te esfuerzas porque te gusta, pero en muy limitadas ocasiones vas a tener tu futuro ahí», dice resignada.

Es impactante saber que ninguna de las protagonistas de este reportaje se puede permitir vivir de este deporte y que muchas de las mejores futbolistas con las que contamos en Galicia, como Vero Boquete, han tenido que irse para poder cobrar algo. «Hay una compañera que tuvo que dejar su puesto en la Selección Española porque no podía compaginarlo con su otro trabajo, es imposible vivir del fútbol», afirma Miriam.

Monitora de comedor, canguro, animadora en bodas y comuniones e instructora en campamentos... Todas estas profesiones describen los oficios a los que se ha dedicado la capitana del Dépor, algo inimaginable para Cristiano o Messi.

Es cierto que, para abrirse camino en el mundo futbolístico, una mujer debe luchar contar estereotipos, juicios de valor y clichés, pero es más que evidente que desde hace unos años los objetivos de cada una de estas valientes están comenzando a cumplirse. Prueba de ello son las palabras de Andrea Vigo, una jugadora de 13 años del recién creado Arzúa F.C.F.: «Juego al fútbol con chicos desde los 5 años y nunca tuve ningún problema con ellos, soy una más». Alejandra Fente, centrocampista de C.F. Deportivo Orzán, demuestra que las mujeres están ganando terreno. «En mi caso nunca viví ningún tipo de discriminación por ser chica», comenta. Y aunque a las futbolistas coruñesas una de las cosas que les gustaría es poder jugar un buen derbi, en su caso no será posible porque el Celta no cuenta con equipo femenino.

Aún así, el número de equipos no deja de crecer en Galicia, cada vez hay más mujeres apasionadas por este deporte, aunque para hacerlo posible será también imprescindible darle más visibilidad en televisión y hacer hincapié en los logros que consigan, algo por lo que seguirán luchando, sin duda, todas ellas.