¿Conoces el síndrome del vestuario?

PAULA S. SANMARTÍN

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PONERLE UNA MEDIDA estándar al sexo es limitarlo. Con todo, el 60 % de las consultas a los expertos están relacionadas con las dudas sobre el tamaño. ¿Importa o es solo un mito más de tantos?

16 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los datos no engañan y confirman que la mayoría de las consultas de los hombres a los sexólogos -exactamente un 60 %- están relacionadas con el tamaño. Un tema clásico que los expertos han acuñado con el término «síndrome del vestuario» por aquello de la comparación constante en ese entorno. El asunto es antiguo, pero las dudas a día de hoy siguen siendo habituales, como corrobora Aránzazu García, quien atiende y asesora tanto a parejas con problemas sexuales como a quienes están acomplejados por el tamaño de su miembro viril. Según la experta, el tamaño importa, pero importa sobre todo si es demasiado grande, porque puede producir dolor a la mujer en las relaciones sexuales. «La pequeñez -explica la experta- es solamente un problema si entramos en patología, cuando se trata de una enfermedad que tiene que ver con el nivel de testosterona en la etapa del desarrollo. Los sexólogos consideramos micropene al que mide menos de 7 centímetros en erección y lo tratamos como enfermedad, porque además de dificultar el placer también puede afectar a la fecundación».

Salvo esos casos que tienen un diagnóstico claro, a nivel sexual los sexólogos prefieren no dar unas medidas estándares precisamente para evitar ese síndrome del vestuario. «Nosotros -dice Aránzazu García- usamos la masturbación femenina como medida para saber cuál es la estimulación ideal de una mujer. Cuando una mujer se estimula sabemos que muchas no se introducen el dedo en la vagina, así que imagínate lo que les importa a este grupo el tamaño del pene. De las mujeres que sí utilizan los dedos para frotar la vagina por dentro en el llamado punto G, que es una parte del clítoris, introducen uno o como mucho dos, y esto nos da la idea de cuánto de largo y de grosor es importante para producirles placer».

EQUILIBRIO ENTRE AMBOS

«El punto G está localizado más o menos a siete centímetros de la entrada de la vagina, no está al final, por eso no es significativo el tamaño, importa que sea estándar, equilibrado, proporcionado y digamos que si es demasiado grande puede ser un problema, pero tiene que ver además con la relación con la vagina, que por supuesto tiene su tamaño. Si hay una desproporción entre ambos puede haber un problema», indica la sexóloga.

¿Importa entonces más el movimiento en las relaciones sexuales?

«Sí, además la piel varía de unos hombres a otros, algunos la tienen más gruesa, necesitan moverse más y más fuerte también porque no saben excitarse mentalmente y van a lo mecánico, y se pueden pasar más tiempo en la penetración, lo que provoca molestias en algunas mujeres», señala García. «Yo tengo casos en la consulta en que ellos creen que su mujer tiene un problema para encontrar el placer, escarbas un poquito, y te das cuenta de que él lo único que sabe hacer es frotar a lo bruto y solo piensa en el coito, con la exigencia que supone para ella no estar disfrutando». «Importa el tamaño si es patológico, importa lo sensible que sea la piel, importan las maneras de tocarse, el vaivén y no obsesionarse con este síndrome del vestuario porque son infinitas las maneras de darse placer», concluye.